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Editorial - 12 junio, 2011

El Zarpazo a las regalías (2)

Comentábamos en la nota editorial del sábado 11 de junio, que el panorama fiscal del departamento del Cesar y de los municipios productores de carbón, cambiaría del cielo a la tierra, con la entrada en vigencia del nuevo sistema de regalías, consagrado en la reforma constitucional, hoy pendiente de una conciliación entre Cámara y Senado, […]

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Comentábamos en la nota editorial del sábado 11 de junio, que el panorama fiscal del departamento del Cesar y de los municipios productores de carbón, cambiaría del cielo a la tierra, con la entrada en vigencia del nuevo sistema de regalías, consagrado en la reforma constitucional, hoy pendiente de una conciliación entre Cámara y Senado, pero lista para su aprobación.
Señalábamos, igualmente, que el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, con la aprobación de ese acto legislativo, se había salido con la suya, ya que el panorama fiscal para el Gobierno Nacional cambiaba, muy favorablemente, en proporción a la reducción de estos recursos de las regalías para los departamentos y municipios productores.
Para nadie es un secreto que las finanzas del gobierno nacional requerían un ajuste, ya que Colombia viene presentando un déficit fiscal persistente (entre el 3 y el 4 por ciento del PIB), que ha sido criticado, muy en privado, entre las entidades multilaterales de crédito y otros organismos internacionales.
Y mientras que la administración de Andrés Pastrana Arango, manejó un ajuste fiscal radical, realizado por el actual Presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón, y el actual Ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo Salazar; el gobierno del Presidente Uribe hizo caso omiso a las diversas recomendaciones que le reiteraban la necesidad de revisar la hacienda pública para hacer esos ajustes, tanto por la vía de los ingresos como por la vía de los gastos.
Ahora, con la reforma al actual sistema de regalías, que cambia la propiedad de los mismos de las regiones a la Nación, y establece las bases para una distribución distinta, en desmedro de los departamentos y municipios productores, el gobierno no está buscan una mayor equidad regional, como ha dicho, sino una centralización en el manejo de estos recursos, con el fin de financiar ese déficit fiscal y mostrar unas mejores cifras ante los organismos de crédito.
Esa, la reducción del déficit, y no una mayor equidad inter-regional es la verdadera razón detrás de la reforma al régimen de las regalías.
Considerábamos, y nos mantenemos en esa posición, en que no era necesaria una reforma constitucional para tratar este tema de política económica. Por medio de una Ley, perfectamente el gobierno podía modificar lo que hoy está consagrado en una Ley, y crear los famosos fondos de ahorro, equidad inter-regional, e innovación y tecnología, con los cuales ha justificado la reforma.
Por supuesto que apoyamos una mayor equidad inter-regional, bien discutida, concertada y aplicada; pero es injusto con nuestro departamento,  y con los municipios productores, que esta se haga sólo con estos recursos, desconociendo el impacto ambiental de la explotación del carbón a cielo abierto y las ingentes necesidades sociales  y económicas de amplios sectores de nuestra población que hoy viven en la pobreza, la indigencia y sufren la falta de servicios públicos esenciales, por encima de las tasas promedios de la Nación, como lo demuestran las cifras del propio Departamento Nacional de Planeación.
Pero el tema fiscal también tiene que ver con los ingresos del Estado, con los impuestos, y para nadie es un secreto que la tributación que hoy tienen las multinacionales del petróleo y del carbón es muy atractiva y más favorable que la de otros países de igual nivel de desarrollo económico, donde estas tienen explotación de estos minerales.
Creemos que los congresistas de nuestro departamento deben explicar públicamente la forma en que votaron y las razones que tuvieron para asumir esa posición, en cada caso. Y divulgar las implicaciones que tiene esta drástica reforma que vuelve al departamento del Cesar a la situación de hace veinte años o más, cuando no teníamos la explotación del carbón y a nuestros alcaldes y gobernadores les tocaba, entonces más que ahora, viajar permanentemente a Bogotá, a buscar recursos para tantas necesidades que tenemos, en tantos frentes.
Compartimos el criterio que ha expresado el Gobernador Moreno Panezo, en el sentido que lo está en juego es la propia viabilidad institucional del departamento del Cesar, que no tiene una estructura tributaria moderna y adecuada.
Volvemos a la centralización de las regalías, así el gobierno diga lo contrario. Y si en el anterior esquema teníamos problemas a la hora de planear y estructurar los distintos proyectos, no nos queremos imaginar el viacrucis que nos espera ahora, cuando retrocedemos, insistimos, al volver al esquema anterior.
Y – finalmente- los candidatos a la Gobernación, a la asamblea y a las alcaldías de los municipios productores, tendrán que modificar sus discursos y cambiar las promesas de miel y leche que se hicieron en anteriores campañas, por la triste nueva realidad: al Cesar de poco o nada le sirve ser un departamento rico en carbón y – por el contrario- estos recursos en lugar de significarles más ingresos y progreso, le significarán más problemas ambientales y el aplazamiento de tantas necesidades sociales que se habrían podido cubrir, con un manejo eficiente y honesto con el anterior sistema de regalías. Ojalá estemos equivocados, pero creemos que el tiempo nos dará la razón.

Editorial
12 junio, 2011

El Zarpazo a las regalías (2)

Comentábamos en la nota editorial del sábado 11 de junio, que el panorama fiscal del departamento del Cesar y de los municipios productores de carbón, cambiaría del cielo a la tierra, con la entrada en vigencia del nuevo sistema de regalías, consagrado en la reforma constitucional, hoy pendiente de una conciliación entre Cámara y Senado, […]


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Comentábamos en la nota editorial del sábado 11 de junio, que el panorama fiscal del departamento del Cesar y de los municipios productores de carbón, cambiaría del cielo a la tierra, con la entrada en vigencia del nuevo sistema de regalías, consagrado en la reforma constitucional, hoy pendiente de una conciliación entre Cámara y Senado, pero lista para su aprobación.
Señalábamos, igualmente, que el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, con la aprobación de ese acto legislativo, se había salido con la suya, ya que el panorama fiscal para el Gobierno Nacional cambiaba, muy favorablemente, en proporción a la reducción de estos recursos de las regalías para los departamentos y municipios productores.
Para nadie es un secreto que las finanzas del gobierno nacional requerían un ajuste, ya que Colombia viene presentando un déficit fiscal persistente (entre el 3 y el 4 por ciento del PIB), que ha sido criticado, muy en privado, entre las entidades multilaterales de crédito y otros organismos internacionales.
Y mientras que la administración de Andrés Pastrana Arango, manejó un ajuste fiscal radical, realizado por el actual Presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón, y el actual Ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo Salazar; el gobierno del Presidente Uribe hizo caso omiso a las diversas recomendaciones que le reiteraban la necesidad de revisar la hacienda pública para hacer esos ajustes, tanto por la vía de los ingresos como por la vía de los gastos.
Ahora, con la reforma al actual sistema de regalías, que cambia la propiedad de los mismos de las regiones a la Nación, y establece las bases para una distribución distinta, en desmedro de los departamentos y municipios productores, el gobierno no está buscan una mayor equidad regional, como ha dicho, sino una centralización en el manejo de estos recursos, con el fin de financiar ese déficit fiscal y mostrar unas mejores cifras ante los organismos de crédito.
Esa, la reducción del déficit, y no una mayor equidad inter-regional es la verdadera razón detrás de la reforma al régimen de las regalías.
Considerábamos, y nos mantenemos en esa posición, en que no era necesaria una reforma constitucional para tratar este tema de política económica. Por medio de una Ley, perfectamente el gobierno podía modificar lo que hoy está consagrado en una Ley, y crear los famosos fondos de ahorro, equidad inter-regional, e innovación y tecnología, con los cuales ha justificado la reforma.
Por supuesto que apoyamos una mayor equidad inter-regional, bien discutida, concertada y aplicada; pero es injusto con nuestro departamento,  y con los municipios productores, que esta se haga sólo con estos recursos, desconociendo el impacto ambiental de la explotación del carbón a cielo abierto y las ingentes necesidades sociales  y económicas de amplios sectores de nuestra población que hoy viven en la pobreza, la indigencia y sufren la falta de servicios públicos esenciales, por encima de las tasas promedios de la Nación, como lo demuestran las cifras del propio Departamento Nacional de Planeación.
Pero el tema fiscal también tiene que ver con los ingresos del Estado, con los impuestos, y para nadie es un secreto que la tributación que hoy tienen las multinacionales del petróleo y del carbón es muy atractiva y más favorable que la de otros países de igual nivel de desarrollo económico, donde estas tienen explotación de estos minerales.
Creemos que los congresistas de nuestro departamento deben explicar públicamente la forma en que votaron y las razones que tuvieron para asumir esa posición, en cada caso. Y divulgar las implicaciones que tiene esta drástica reforma que vuelve al departamento del Cesar a la situación de hace veinte años o más, cuando no teníamos la explotación del carbón y a nuestros alcaldes y gobernadores les tocaba, entonces más que ahora, viajar permanentemente a Bogotá, a buscar recursos para tantas necesidades que tenemos, en tantos frentes.
Compartimos el criterio que ha expresado el Gobernador Moreno Panezo, en el sentido que lo está en juego es la propia viabilidad institucional del departamento del Cesar, que no tiene una estructura tributaria moderna y adecuada.
Volvemos a la centralización de las regalías, así el gobierno diga lo contrario. Y si en el anterior esquema teníamos problemas a la hora de planear y estructurar los distintos proyectos, no nos queremos imaginar el viacrucis que nos espera ahora, cuando retrocedemos, insistimos, al volver al esquema anterior.
Y – finalmente- los candidatos a la Gobernación, a la asamblea y a las alcaldías de los municipios productores, tendrán que modificar sus discursos y cambiar las promesas de miel y leche que se hicieron en anteriores campañas, por la triste nueva realidad: al Cesar de poco o nada le sirve ser un departamento rico en carbón y – por el contrario- estos recursos en lugar de significarles más ingresos y progreso, le significarán más problemas ambientales y el aplazamiento de tantas necesidades sociales que se habrían podido cubrir, con un manejo eficiente y honesto con el anterior sistema de regalías. Ojalá estemos equivocados, pero creemos que el tiempo nos dará la razón.