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Columnista - 9 marzo, 2021

El vallenato y la academia

¿La academia está matando el vallenato? Respuesta sin ambages: no. Sin embargo, el profesor universitario, escritor, corrector de estilo, revisor académico, Ariel Castillo Mier, dice lo siguiente: “El artista no tiene que ser ni teórico ni académico. A menudo los hábitos académicos marchitan el alma”. En una universidad del departamento de Sucre, un profesor se […]

¿La academia está matando el vallenato? Respuesta sin ambages: no. Sin embargo, el profesor universitario, escritor, corrector de estilo, revisor académico, Ariel Castillo Mier, dice lo siguiente: “El artista no tiene que ser ni teórico ni académico. A menudo los hábitos académicos marchitan el alma”.

En una universidad del departamento de Sucre, un profesor se quejaba del empirismo vallenato, extrañamente acababa de interpretar una canción de Alejo Durán, tuve la osadía de decirle: “Profe, músico no es el que lee y escribe música; músico es el que hace música, igual panadero es el que hace pan. Usted acaba de interpretar una canción de Alejo, él no estuvo en la academia,  usted sí”.

El profesor dijo: “Tienes razón. Son dos mundos: el empírico y el académico, la herramienta para ponerlos de acuerdo: la sencillez. Con esta herramienta se evitan los posibles choques entre las esporádicas apariciones del elitismo académico y la sabiduría popular en su empirismo”.

Después de ser declarada la música tradicional vallenata como patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco, el primero que dijo que la academia tenía que liderar los procesos investigativos fui yo; eso es ir a la fuente, y si la institución asume rol investigativo, alumnos y profesores no actúan a título personal, se ciñen al compromiso que tienen con la sociedad, el claustro y lo investigado.

Las redes son medios de comunicaciones muy eficaces por su brevedad, pero quizás el Facebook no es la mejor cartelera para que la academia muestre sus resultados investigativos; las investigaciones académicas se suponen material de consulta; un texto es una buena cartelera.

En un escrito analítico de Luis Carlos Ramírez, dice lo siguiente: “La música en general y las músicas populares en particular, incluido el vallenato, son objeto susceptible de estudio”.

Del cual mi compadre Abel Medina Sierra hace un gran análisis sobre algunos mitos, verdades a media y conceptos románticos pero falsos que se pululan en el vallenato, después de leer, concluimos: la academia tiene que hacer curaduría ante estos conceptos.

El vallenato tiene dos elementos: el melódico y el literario, cabe aclarar que aquí estamos hablando de investigadores del elemento literario de la música vallenata, investigadores de la música vallenata hay pocos. En nuestro medio están el maestro Roger Bermúdez, Andrés ‘El turco’ Gil y Roberto Ahumada.

Por: Rosendo Romero Ospino.

Columnista
9 marzo, 2021

El vallenato y la academia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rosendo Romero Ospino

¿La academia está matando el vallenato? Respuesta sin ambages: no. Sin embargo, el profesor universitario, escritor, corrector de estilo, revisor académico, Ariel Castillo Mier, dice lo siguiente: “El artista no tiene que ser ni teórico ni académico. A menudo los hábitos académicos marchitan el alma”. En una universidad del departamento de Sucre, un profesor se […]


¿La academia está matando el vallenato? Respuesta sin ambages: no. Sin embargo, el profesor universitario, escritor, corrector de estilo, revisor académico, Ariel Castillo Mier, dice lo siguiente: “El artista no tiene que ser ni teórico ni académico. A menudo los hábitos académicos marchitan el alma”.

En una universidad del departamento de Sucre, un profesor se quejaba del empirismo vallenato, extrañamente acababa de interpretar una canción de Alejo Durán, tuve la osadía de decirle: “Profe, músico no es el que lee y escribe música; músico es el que hace música, igual panadero es el que hace pan. Usted acaba de interpretar una canción de Alejo, él no estuvo en la academia,  usted sí”.

El profesor dijo: “Tienes razón. Son dos mundos: el empírico y el académico, la herramienta para ponerlos de acuerdo: la sencillez. Con esta herramienta se evitan los posibles choques entre las esporádicas apariciones del elitismo académico y la sabiduría popular en su empirismo”.

Después de ser declarada la música tradicional vallenata como patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco, el primero que dijo que la academia tenía que liderar los procesos investigativos fui yo; eso es ir a la fuente, y si la institución asume rol investigativo, alumnos y profesores no actúan a título personal, se ciñen al compromiso que tienen con la sociedad, el claustro y lo investigado.

Las redes son medios de comunicaciones muy eficaces por su brevedad, pero quizás el Facebook no es la mejor cartelera para que la academia muestre sus resultados investigativos; las investigaciones académicas se suponen material de consulta; un texto es una buena cartelera.

En un escrito analítico de Luis Carlos Ramírez, dice lo siguiente: “La música en general y las músicas populares en particular, incluido el vallenato, son objeto susceptible de estudio”.

Del cual mi compadre Abel Medina Sierra hace un gran análisis sobre algunos mitos, verdades a media y conceptos románticos pero falsos que se pululan en el vallenato, después de leer, concluimos: la academia tiene que hacer curaduría ante estos conceptos.

El vallenato tiene dos elementos: el melódico y el literario, cabe aclarar que aquí estamos hablando de investigadores del elemento literario de la música vallenata, investigadores de la música vallenata hay pocos. En nuestro medio están el maestro Roger Bermúdez, Andrés ‘El turco’ Gil y Roberto Ahumada.

Por: Rosendo Romero Ospino.