Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 30 agosto, 2013

El Vallenato ahora en Afganistán

El miércoles pasado la cadena radial Caracol entrevistó al Embajador de Estados Unidos en Colombia Michael McKinley y este señor, quien ha sido nombrado recientemente como embajador en Afganistán .

Por Jorge Naín Ruíz

El miércoles pasado la cadena radial Caracol entrevistó al Embajador de Estados Unidos en Colombia Michael McKinley  y este señor, quien ha sido nombrado recientemente como embajador en Afganistán y prácticamente se está despidiendo de nuestro País, sorprendió a muchos, al afirmar que lo que más le gustó de Colombia en su estadía como Embajador  fue su música, pero especialmente la Vallenata, de la cual afirma se llevará una buena provisión para Afganistán, porque él y su esposa Fátima a donde vayan escucharán el vallenato.

Cuando el periodista Darío Arismendi le preguntó porque se habían enamorado del Vallenato, el embajador afirmó  que su visita a Valledupar durante el pasado Festival de la Leyenda Vallenata lo había convencido de que esta música le llegaba al alma, especialmente sus letras.

El Embajador no ahorró elogios para nuestra música y dijo también que uno de los aspectos que más le gustaba del vallenato era su alegría, que no era una música triste y que valoraba el sentimiento y la entrega que sus creadores le ponían a cada canción.

Para nosotros los amantes y defensores de este género musical, eso que le ocurrió al Embajador  McKinley y su señora no es nada nuevo, es lo que le ocurre a diario a todos aquellos colombianos o extranjeros que conocen un poco más el fondo de nuestra música, sus creadores, sus escenarios, su contexto en general  no es otra cosa que un elixir para todo aquel que tiene algo de sensibilidad artística.

Señor Embajador nuestro País Vallenato le agradece que lleve nuestra música a Afganistán, pero lo más grato para nosotros es que usted y su señora esposa lleven nuestro folclor en el  alma, como usted mismo se lo ha hecho conocer al País por un medio de comunicación masivo. 

COLOFÓN: La separación de Silvestre Dangond y Rolando Ochoa es crónica de una separación anunciada,  era un secreto a voces, se veía venir, estaba cantada, mejor dicho era algo inminente e inevitable, en esa unión no había lo que hoy llaman química, los temperamentos de ellos dos son muy parecidos, ambos son explosivos, son ambiciosos, son protagonistas, son líderes y especialmente son artistas.

A mi juicio le debe ir bien a ambos con cualquier compañero, porque lo más importante es que los dos tienen calidad artística de sobra, especialmente la creatividad y el profesionalismo de Rolando de un lado, y del otro el carisma arrollador de Silvestre.

 

Columnista
30 agosto, 2013

El Vallenato ahora en Afganistán

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Nain

El miércoles pasado la cadena radial Caracol entrevistó al Embajador de Estados Unidos en Colombia Michael McKinley y este señor, quien ha sido nombrado recientemente como embajador en Afganistán .


Por Jorge Naín Ruíz

El miércoles pasado la cadena radial Caracol entrevistó al Embajador de Estados Unidos en Colombia Michael McKinley  y este señor, quien ha sido nombrado recientemente como embajador en Afganistán y prácticamente se está despidiendo de nuestro País, sorprendió a muchos, al afirmar que lo que más le gustó de Colombia en su estadía como Embajador  fue su música, pero especialmente la Vallenata, de la cual afirma se llevará una buena provisión para Afganistán, porque él y su esposa Fátima a donde vayan escucharán el vallenato.

Cuando el periodista Darío Arismendi le preguntó porque se habían enamorado del Vallenato, el embajador afirmó  que su visita a Valledupar durante el pasado Festival de la Leyenda Vallenata lo había convencido de que esta música le llegaba al alma, especialmente sus letras.

El Embajador no ahorró elogios para nuestra música y dijo también que uno de los aspectos que más le gustaba del vallenato era su alegría, que no era una música triste y que valoraba el sentimiento y la entrega que sus creadores le ponían a cada canción.

Para nosotros los amantes y defensores de este género musical, eso que le ocurrió al Embajador  McKinley y su señora no es nada nuevo, es lo que le ocurre a diario a todos aquellos colombianos o extranjeros que conocen un poco más el fondo de nuestra música, sus creadores, sus escenarios, su contexto en general  no es otra cosa que un elixir para todo aquel que tiene algo de sensibilidad artística.

Señor Embajador nuestro País Vallenato le agradece que lleve nuestra música a Afganistán, pero lo más grato para nosotros es que usted y su señora esposa lleven nuestro folclor en el  alma, como usted mismo se lo ha hecho conocer al País por un medio de comunicación masivo. 

COLOFÓN: La separación de Silvestre Dangond y Rolando Ochoa es crónica de una separación anunciada,  era un secreto a voces, se veía venir, estaba cantada, mejor dicho era algo inminente e inevitable, en esa unión no había lo que hoy llaman química, los temperamentos de ellos dos son muy parecidos, ambos son explosivos, son ambiciosos, son protagonistas, son líderes y especialmente son artistas.

A mi juicio le debe ir bien a ambos con cualquier compañero, porque lo más importante es que los dos tienen calidad artística de sobra, especialmente la creatividad y el profesionalismo de Rolando de un lado, y del otro el carisma arrollador de Silvestre.