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Judicial - 26 mayo, 2022

El suicidio en el Cesar: un problema de salud pública

Desde el ciudadano de a pie hasta los medios de comunicación y las autoridades gubernamentales están llamados a trabajar por la prevención de este fenómeno que afecta la salud pública, según indicaron los organismos internacionales. 

En los últimos meses más de cuatro adolescentes se quitaron la vida.
En los últimos meses más de cuatro adolescentes se quitaron la vida.

A cinco meses de haber iniciado el año, los casos por autoeliminación no dan ‘tregua’ en el departamento del Cesar. Los adolescentes, pese a su corta edad y emociones vividas, se han convertido en los principales protagonistas de este fenómeno silencioso que sacude a la sociedad. 

Uno de los últimos rostros visibles del problema fue una adolescente de 16 años de edad que se quitó la vida en el municipio de Becerril. La menor, de contextura delgada y cabello ondulado, a juzgar por los comentarios y fotografías en redes sociales, se mostraba como una persona risueña, una circunstancia por la que muchos lamentaron su triste final. 

Aunque su historia al igual que otras registradas en los municipios de La Jagua de Ibirico, Valledupar, Aguachica, entre otros, hubiese podido ser distinta si la comunidad o círculo social cercano le hubiesen brindado la ayuda que requería. 

Si bien es cierto que no es fácil reconocer a simple vista ese tipo de conductas, aseguran los expertos en la materia, sí existen comportamientos de alerta que pueden hacer la diferencia. 

LAS SEÑALES, PRIMER PASO 

La salud mental que incluye el bienestar emocional, psicológico y social de una persona, es el principal factor que induce a los estados de ánimo y la forma como cada ciudadano se percibe frente al mundo para la toma de decisiones. Por eso, la conducta que tienen los amigos, familiares o conocidos con la sociedad podría reflejar alguna señal de alerta. 

“Los síntomas de un potencial suicida es un proceso, no es algo que se va a conocer desde la primera vez, cuando llegue ese momento por lo general la persona se mantienen en un estado emocional depresivo, se vuelve muy depresiva, se aísla, es poco social y tiene pensamientos negativos, mantiene un estado de tristeza profundo”, manifestó el psicólogo Walter Sierra. 

Otros signos es que en algunos casos las personas comienzan a padecer trastornos del sueño como el insomnio, sufrir cambios de humor repentinos que afectan las relaciones personales, a tener niveles de energía muy por debajo de lo normal y dejan de compartir actividades que solían disfrutar. 

Según los estudiosos del tema, lo más complejo es que muchos no piden ayuda ni muestran lo que sienten. 

“A veces comienzan a expresar en su entorno que están aburridos y no quieren vivir, es decir ya no tienen en un contexto general un proyecto de vida, por lo que muestran desinterés por todo lo que está a su alrededor, es ahí donde comienzan a generar posibles intentos de suicidio o uno de forma inmediata”, agregó Sierra. 

RECONOCER LOS CANALES DE AYUDA, SEGUNDO PASO 

 Los centros o canales de ayuda que ofrecen las autoridades gubernamentales son esenciales a la hora de tratar a un familiar proclive a autolesionarse a pesar de no tener los recursos económicos. 

Pero para eso, consideran los profesionales, es necesario eliminar de la sociedad el tabú o los mitos que hay alrededor de la salud mental.  

Es decir, dejar de considerar de ‘locos’ o poco normal ir al psicólogo, tomar medicamentos o asistir a un centro de ayuda. 

En ese sentido, Jackeline Jalk Sierra, coordinadora de la Dirección de la Convivencia social y Salud Mental de la Gobernación del Cesar, indicó que capacitan a la Policía, los privados de la libertad y población educativa para evitar hechos violentos. 

“Entre mayor cantidad de personas haya formadas para conocer los síntomas de alarma, vamos a tener menos casos que lamentar a lo largo y ancho del departamento. Debemos trabajar mucho más en el reconocimiento de las alarmas y acudir al psicólogo o psiquiatra, tenemos que quitarle el estigma a la salud mental”, acotó Jalk Sierra.  

Asimismo, tienen a disposición centros de ayuda y la línea de vida 125 que direcciona y asesora en cada caso. 

LAS FALENCIAS 

No obstante, consideran que las medidas son insuficientes puesto que no tienen plan de divulgación sobre las ayudas o canales a disposición. 

“En las instituciones educativas no tienen psicólogos sino trabajadoras sociales que no es lo mismo, ellos son profesionales idóneos, pero como trabajadores sociales no como psicólogos y aparte históricamente se ha tenido la idea que ir al psicólogo es estar loco”, puntualizó el profesional Walter Sierra.  

Aun así, la funcionaria Jackeline Jalk Sierra aseguró que tienen grupos de menores de edad en los colegios con los que trabajan desde la relación con los padres y familiares.

“En la medida que el padre, madre o cuidador está atento para hablar en un lenguaje entendible de las actividades diarias que realiza el niño o adolescente, se puede saber la calidad de tiempo que le dedica, si está pendiente de los amigos y sabe a dónde va. No se trata de ser un policía o hacer un examen exhaustivo todo el tiempo de las conductas, pero sí saber lo que hacen”, aseveró Jalk Sierra. 

LOS MEDIOS Y EL FENÓMENO, TERCER PASO  

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los medios de comunicación también tienen una responsabilidad a la hora de abordar el tema. Aplicar buenas prácticas en la elaboración de artículos sobre el suicidio pueden hacer la diferencia o aportar en la lucha contra el mismo. 

“Los medios de comunicación pueden desempeñar una función significativa en el fortalecimiento o el debilitamiento de los esfuerzos de prevención. Las noticias sobre suicidios pueden reducir al mínimo o aumentar los riesgos de suicidios de imitación. Los medios pueden suministrar información educativa útil acerca del suicidio o desinformar al respecto”, consideró la organización en un manual sobre el tema de edición 2017. 

El organismo internacional en salud recomienda no usar un lenguaje sensacionalista, no usar fotografías explícitas y dar mayores detalles sobre cómo se llevó el suceso.

Judicial
26 mayo, 2022

El suicidio en el Cesar: un problema de salud pública

Desde el ciudadano de a pie hasta los medios de comunicación y las autoridades gubernamentales están llamados a trabajar por la prevención de este fenómeno que afecta la salud pública, según indicaron los organismos internacionales. 


En los últimos meses más de cuatro adolescentes se quitaron la vida.
En los últimos meses más de cuatro adolescentes se quitaron la vida.

A cinco meses de haber iniciado el año, los casos por autoeliminación no dan ‘tregua’ en el departamento del Cesar. Los adolescentes, pese a su corta edad y emociones vividas, se han convertido en los principales protagonistas de este fenómeno silencioso que sacude a la sociedad. 

Uno de los últimos rostros visibles del problema fue una adolescente de 16 años de edad que se quitó la vida en el municipio de Becerril. La menor, de contextura delgada y cabello ondulado, a juzgar por los comentarios y fotografías en redes sociales, se mostraba como una persona risueña, una circunstancia por la que muchos lamentaron su triste final. 

Aunque su historia al igual que otras registradas en los municipios de La Jagua de Ibirico, Valledupar, Aguachica, entre otros, hubiese podido ser distinta si la comunidad o círculo social cercano le hubiesen brindado la ayuda que requería. 

Si bien es cierto que no es fácil reconocer a simple vista ese tipo de conductas, aseguran los expertos en la materia, sí existen comportamientos de alerta que pueden hacer la diferencia. 

LAS SEÑALES, PRIMER PASO 

La salud mental que incluye el bienestar emocional, psicológico y social de una persona, es el principal factor que induce a los estados de ánimo y la forma como cada ciudadano se percibe frente al mundo para la toma de decisiones. Por eso, la conducta que tienen los amigos, familiares o conocidos con la sociedad podría reflejar alguna señal de alerta. 

“Los síntomas de un potencial suicida es un proceso, no es algo que se va a conocer desde la primera vez, cuando llegue ese momento por lo general la persona se mantienen en un estado emocional depresivo, se vuelve muy depresiva, se aísla, es poco social y tiene pensamientos negativos, mantiene un estado de tristeza profundo”, manifestó el psicólogo Walter Sierra. 

Otros signos es que en algunos casos las personas comienzan a padecer trastornos del sueño como el insomnio, sufrir cambios de humor repentinos que afectan las relaciones personales, a tener niveles de energía muy por debajo de lo normal y dejan de compartir actividades que solían disfrutar. 

Según los estudiosos del tema, lo más complejo es que muchos no piden ayuda ni muestran lo que sienten. 

“A veces comienzan a expresar en su entorno que están aburridos y no quieren vivir, es decir ya no tienen en un contexto general un proyecto de vida, por lo que muestran desinterés por todo lo que está a su alrededor, es ahí donde comienzan a generar posibles intentos de suicidio o uno de forma inmediata”, agregó Sierra. 

RECONOCER LOS CANALES DE AYUDA, SEGUNDO PASO 

 Los centros o canales de ayuda que ofrecen las autoridades gubernamentales son esenciales a la hora de tratar a un familiar proclive a autolesionarse a pesar de no tener los recursos económicos. 

Pero para eso, consideran los profesionales, es necesario eliminar de la sociedad el tabú o los mitos que hay alrededor de la salud mental.  

Es decir, dejar de considerar de ‘locos’ o poco normal ir al psicólogo, tomar medicamentos o asistir a un centro de ayuda. 

En ese sentido, Jackeline Jalk Sierra, coordinadora de la Dirección de la Convivencia social y Salud Mental de la Gobernación del Cesar, indicó que capacitan a la Policía, los privados de la libertad y población educativa para evitar hechos violentos. 

“Entre mayor cantidad de personas haya formadas para conocer los síntomas de alarma, vamos a tener menos casos que lamentar a lo largo y ancho del departamento. Debemos trabajar mucho más en el reconocimiento de las alarmas y acudir al psicólogo o psiquiatra, tenemos que quitarle el estigma a la salud mental”, acotó Jalk Sierra.  

Asimismo, tienen a disposición centros de ayuda y la línea de vida 125 que direcciona y asesora en cada caso. 

LAS FALENCIAS 

No obstante, consideran que las medidas son insuficientes puesto que no tienen plan de divulgación sobre las ayudas o canales a disposición. 

“En las instituciones educativas no tienen psicólogos sino trabajadoras sociales que no es lo mismo, ellos son profesionales idóneos, pero como trabajadores sociales no como psicólogos y aparte históricamente se ha tenido la idea que ir al psicólogo es estar loco”, puntualizó el profesional Walter Sierra.  

Aun así, la funcionaria Jackeline Jalk Sierra aseguró que tienen grupos de menores de edad en los colegios con los que trabajan desde la relación con los padres y familiares.

“En la medida que el padre, madre o cuidador está atento para hablar en un lenguaje entendible de las actividades diarias que realiza el niño o adolescente, se puede saber la calidad de tiempo que le dedica, si está pendiente de los amigos y sabe a dónde va. No se trata de ser un policía o hacer un examen exhaustivo todo el tiempo de las conductas, pero sí saber lo que hacen”, aseveró Jalk Sierra. 

LOS MEDIOS Y EL FENÓMENO, TERCER PASO  

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los medios de comunicación también tienen una responsabilidad a la hora de abordar el tema. Aplicar buenas prácticas en la elaboración de artículos sobre el suicidio pueden hacer la diferencia o aportar en la lucha contra el mismo. 

“Los medios de comunicación pueden desempeñar una función significativa en el fortalecimiento o el debilitamiento de los esfuerzos de prevención. Las noticias sobre suicidios pueden reducir al mínimo o aumentar los riesgos de suicidios de imitación. Los medios pueden suministrar información educativa útil acerca del suicidio o desinformar al respecto”, consideró la organización en un manual sobre el tema de edición 2017. 

El organismo internacional en salud recomienda no usar un lenguaje sensacionalista, no usar fotografías explícitas y dar mayores detalles sobre cómo se llevó el suceso.