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Editorial - 19 diciembre, 2010

El subdesarrollo y la tragedia invernal

El terrible drama que vive Colombia, como consecuencia de este invierno inclemente, ha puesto en evidencia muchos de los problemas de fondo de la sociedad colombiana, (estructurales, como dicen los expertos), como es el drama de la pobreza, la inequidad, la fragilidad de nuestra infraestructura y el daño colectivo al medio ambiente, entre otros. Las […]

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El terrible drama que vive Colombia, como consecuencia de este invierno inclemente, ha puesto en evidencia muchos de los problemas de fondo de la sociedad colombiana, (estructurales, como dicen los expertos), como es el drama de la pobreza, la inequidad, la fragilidad de nuestra infraestructura y el daño colectivo al medio ambiente, entre otros.
Las imágenes de los informes de los noticieros de televisión, que vemos a diario, ratifican lo anterior. Para señalar sólo los ejemplos de los ríos Magdalena y Cauca, por años abandonados por el país, que no ha tenido una política racional de buen manejo de esa riqueza natural que debería ser un canal de navegación, para carga y de pasajeros, inclusive, como sucede en muchos países del mundo…
Igual se puede comentar del caso del río Cauca, y de grandes ríos como el Sinú, entre otros, que durante años la Nación y los entes territoriales han dejado a su abandono, a pesar de los miles de millones de pesos que se invierten, aparentemente, en el manejo de las cuencas, la reforestación y otros temas relacionados con el buen aprovechamiento de estos afluentes.
Desde hace muchos años existen normas que prohíben la ubicación de asentamientos urbanos en las riberas y márgenes de los ríos; sin embargo, son miles las familias que, ante la falta de programas de vivienda de interés social, como también de programas de reforma agraria, se ubican allí como único medio de subsistencia ante su extrema pobreza.
El invierno ha hecho, insistimos, más evidente esa gran brecha entre la Colombia atrasada y la moderna; entre lo urbano y lo rural, y entre los acomodados y esos grandes cinturones de pobreza y miseria que caracteriza a las grandes e intermedias ciudades del país.
Desde estas páginas hemos insistido, y no nos cansaremos de ello, en que la lucha contra la pobreza y la inequidad, por medio de todos los instrumentos jurídicos y económicos que tiene el Estado, debe ser un elemento esencial en todas las políticas públicas, tanto de la Nación, como del departamento y el municipio.
Colombia ha venido aplazando la realización de una amplia reforma urbana, que contenga implícita esa lucha contra la pobreza, y también una política de vivienda de interés social más agresiva y vinculada a programas de generación de empleo alternativo y esquemas de fomento a la economía popular y de subsistencia.
Igualmente, en el tema agropecuario; subsiste una gran inequidad, además de la aversión de muchas políticas macro, frente al tema rural. El sector financiero es renuente a financiar el sector rural, esta situación es más grave en el caso de los medianos y pequeños productores. Ahora tiene un gran compromiso con el país para cambiar esa actitud…
Caso aparte, es el tema de la infraestructura vial. El invierno lo que ha hecho es ratificarnos la fragilidad de la misma y el atraso y el abandono en que se encuentra, por falta de la inversión y el mantenimiento adecuado, en la gran mayoría de las regiones.  Se sabe que Colombia no puede aspirar a un proceso óptimo de globalización con las carreteras, los puertos y aeropuertos que hoy tiene.
El tema ambiental merece capítulo aparte, y a pesar de contar con un Ministerio y una red de corporaciones autónomas y un sistema nacional, los hechos muestran que poco o nada es lo que se ha hecho en esta materia.
En ese orden de ideas, compartimos con muchos sectores y especialistas, entre ellos el economista Antonio Hernández Gamarra, amigo y colaborador de esta casa editorial, los argumentos que abogan por aprovechar esta crisis como una gran oportunidad, para replantear el proceso de desarrollo del país, con una visión integral y de largo plazo, que tenga en cuenta el tema social y la necesidad de contemplar el desarrollo como un reto que implica una estrecha relación entre crecimiento, equidad y competitividad.
Consideramos acertada la decisión del gobierno de designar a Jorge Londoño Restrepo, empresario y banquero, ex gerente del Bancolombia, como gerente de la actual emergencia, pero se requiere también un plan especial de reconstrucción post-invierno, que haga parte central del Plan de Desarrollo del actual gobierno.  Obras son amores…

Editorial
19 diciembre, 2010

El subdesarrollo y la tragedia invernal

El terrible drama que vive Colombia, como consecuencia de este invierno inclemente, ha puesto en evidencia muchos de los problemas de fondo de la sociedad colombiana, (estructurales, como dicen los expertos), como es el drama de la pobreza, la inequidad, la fragilidad de nuestra infraestructura y el daño colectivo al medio ambiente, entre otros. Las […]


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El terrible drama que vive Colombia, como consecuencia de este invierno inclemente, ha puesto en evidencia muchos de los problemas de fondo de la sociedad colombiana, (estructurales, como dicen los expertos), como es el drama de la pobreza, la inequidad, la fragilidad de nuestra infraestructura y el daño colectivo al medio ambiente, entre otros.
Las imágenes de los informes de los noticieros de televisión, que vemos a diario, ratifican lo anterior. Para señalar sólo los ejemplos de los ríos Magdalena y Cauca, por años abandonados por el país, que no ha tenido una política racional de buen manejo de esa riqueza natural que debería ser un canal de navegación, para carga y de pasajeros, inclusive, como sucede en muchos países del mundo…
Igual se puede comentar del caso del río Cauca, y de grandes ríos como el Sinú, entre otros, que durante años la Nación y los entes territoriales han dejado a su abandono, a pesar de los miles de millones de pesos que se invierten, aparentemente, en el manejo de las cuencas, la reforestación y otros temas relacionados con el buen aprovechamiento de estos afluentes.
Desde hace muchos años existen normas que prohíben la ubicación de asentamientos urbanos en las riberas y márgenes de los ríos; sin embargo, son miles las familias que, ante la falta de programas de vivienda de interés social, como también de programas de reforma agraria, se ubican allí como único medio de subsistencia ante su extrema pobreza.
El invierno ha hecho, insistimos, más evidente esa gran brecha entre la Colombia atrasada y la moderna; entre lo urbano y lo rural, y entre los acomodados y esos grandes cinturones de pobreza y miseria que caracteriza a las grandes e intermedias ciudades del país.
Desde estas páginas hemos insistido, y no nos cansaremos de ello, en que la lucha contra la pobreza y la inequidad, por medio de todos los instrumentos jurídicos y económicos que tiene el Estado, debe ser un elemento esencial en todas las políticas públicas, tanto de la Nación, como del departamento y el municipio.
Colombia ha venido aplazando la realización de una amplia reforma urbana, que contenga implícita esa lucha contra la pobreza, y también una política de vivienda de interés social más agresiva y vinculada a programas de generación de empleo alternativo y esquemas de fomento a la economía popular y de subsistencia.
Igualmente, en el tema agropecuario; subsiste una gran inequidad, además de la aversión de muchas políticas macro, frente al tema rural. El sector financiero es renuente a financiar el sector rural, esta situación es más grave en el caso de los medianos y pequeños productores. Ahora tiene un gran compromiso con el país para cambiar esa actitud…
Caso aparte, es el tema de la infraestructura vial. El invierno lo que ha hecho es ratificarnos la fragilidad de la misma y el atraso y el abandono en que se encuentra, por falta de la inversión y el mantenimiento adecuado, en la gran mayoría de las regiones.  Se sabe que Colombia no puede aspirar a un proceso óptimo de globalización con las carreteras, los puertos y aeropuertos que hoy tiene.
El tema ambiental merece capítulo aparte, y a pesar de contar con un Ministerio y una red de corporaciones autónomas y un sistema nacional, los hechos muestran que poco o nada es lo que se ha hecho en esta materia.
En ese orden de ideas, compartimos con muchos sectores y especialistas, entre ellos el economista Antonio Hernández Gamarra, amigo y colaborador de esta casa editorial, los argumentos que abogan por aprovechar esta crisis como una gran oportunidad, para replantear el proceso de desarrollo del país, con una visión integral y de largo plazo, que tenga en cuenta el tema social y la necesidad de contemplar el desarrollo como un reto que implica una estrecha relación entre crecimiento, equidad y competitividad.
Consideramos acertada la decisión del gobierno de designar a Jorge Londoño Restrepo, empresario y banquero, ex gerente del Bancolombia, como gerente de la actual emergencia, pero se requiere también un plan especial de reconstrucción post-invierno, que haga parte central del Plan de Desarrollo del actual gobierno.  Obras son amores…