En días recientes empezó a circular un rumor en referencia a que el actual operador del transporte público de Valledupar cesaría operaciones en el mes de septiembre debido a la enorme crisis por la que atraviesa el sistema, lo anterior no pudo ser confirmado ni desmentido de manera oficial al menos hasta donde pude indagar; sin embargo, más allá de que la noticia sea o no verdad, la realidad es que ese riesgo hoy es inminente si la situación continúa igual por una razón elemental, el sistema no es financieramente sostenible al día de hoy.

Muchas voces críticas salieron a pedir la cabeza de la actual gerente, la Dra. Katrizza Morelli Aroca, con el argumento que el sistema no avanzaba o estaba en crisis por falta de gestión, y en aras de la verdad y de ser objetivos resulta pertinente preguntarnos si esto en realidad tiene algún sustento o solo se trata de los mismos argumentos que siempre se usan con un fin más político que técnico; veamos. 

Cualquier empresa de la naturaleza que sea para su funcionamiento necesita plata, y para el caso que nos ocupa el SIVA no la tiene y muy por el contrario cada mes su situación se agrava más puesto que el flujo de caja principal del sistema debería venir vía pasajes y esto solo se logra si los usuarios, es decir nosotros los vallenatos, nos subimos a los buses; sin embargo, la realidad es que el sistema hoy mueve alrededor de 38.218 pasajeros al día frente a 112.671 que podría estar movilizando el transporte ilegal o mal llamado mototaxismo lo cual le genera un déficit de 6.500 millones de pesos (cifras de abril de 2024)  sin contar que otros análisis ubican la cifra de transporte ilegal en 200 mil pasajeros diarios de los cuales el SIVA solo necesita el 20 % para ser sostenible; como ven, el problema central no es de la gestión de la gerente sino de un problema de ilegalidad que nadie quiere enfrentar por razones que a mi juicio resultan incomprensibles.

Salvar el sistema de transporte requiere de decisiones que van a resultar impopulares y que pueden tener incluso un costo político para el señor alcalde que además debe entender que ya no puede pensar como candidato sino como mandatario y para lo cual fue elegido, y esa solución va encaminada en tomar varias decisiones. La primera debe ser la de rescatar o hacer cumplir el decreto que prohíbe al parrillero hombre mayor de 14 años, el ingreso de las motocicletas a la zona del centro y, por supuesto, al menos un día a la semana, sin moto. ¡Ah pero es que se van a quebrar los comerciantes si se toman esas medidas! Yo no lo creo, el argumento que las ventas están directamente relacionadas con que se le ponga control a una actividad ilegal, que fomenta el caos, facilita la delincuencia y tiene a punto de la quiebra al sistema de transporte público de una ciudad de más de 500 mil habitantes me resulta inadmisible y poco visionaria.

Un día más, en realidad, es un día menos que le queda al sistema; al no haber dinero en sus cuentas el deterioro de la flota será inminente por falta de mantenimiento o no habrá ingreso de nuevas rutas puesto que si hoy a pesar de contar con una flota casi nueva en su mayoría, con sistemas de aire acondicionado, comodidad y confort, el público no las usa, cuando se hayan deteriorado por completo como de hecho ya está pasando, ahí sí que mucho menos se van a subir los pocos usuarios que aún quedamos.

Si el señor alcalde y la señora gobernadora en realidad quieren pasar a la historia como los mandatarios que salvaron al sistema de transporte público de esta ciudad creo que es el momento que tomen la decisión correcta, inyectarle de los presupuestos departamental y municipal bajo un plan integral de mejora al sistema (difusión, pedagogía, seguimiento al servicio, financiación de propuestas de sensibilización al usuario de la motocicleta, ingreso de nuevas rutas, terminación de los patio talleres, entre otras) sumada a las decisiones que como autoridades les compete. Sería el último aliento que le queda al sistema estratégico de transporte de la ciudad.

El problema no es de gestión, al SIVA le sobra gerente.

Por: Eloy Gutiérrez Anaya