Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 5 diciembre, 2013

El síndrome de minoría

Por Raúl Bermúdez  Patricia Hearst, nieta del famoso magnate de la prensa norteamericana William Randolph Hearst, protagonizó en los años setenta el que es posiblemente el caso de Síndrome de Estocolmo más famoso de la historia. Secuestrada a los 19 años por un grupo de extrema izquierda en California, dos meses después cambió su nombre […]

Por Raúl Bermúdez 

Patricia Hearst, nieta del famoso magnate de la prensa norteamericana William Randolph Hearst, protagonizó en los años setenta el que es posiblemente el caso de Síndrome de Estocolmo más famoso de la historia. Secuestrada a los 19 años por un grupo de extrema izquierda en California, dos meses después cambió su nombre por "Tania", en honor a Tamara Bunke, compañera del Che Guevara, y se unió a la causa de sus captores.

En Colombia algunos sectores de izquierda, parecen estar padeciendo un síndrome similar; el de ser minoría. Ni siquiera los vuelve a la realidad las juiciosas recomendaciones de Claudia López y León Valencia a la izquierda democrática y al centro político para conformaruna poderosalista al Congreso capaz de darse la pela por la continuidad del proceso de paz y para sentar las bases de una unida y fuerte tercería en las elecciones presidenciales del 2014. Todo lo contrario, Clara López, la candidata del PDA está feliz porque las encuestas le otorgan una favorabilidad del 5% frente al 26% de Juan Manuel Santos y el 12% de Oscar Iván Zuluaga.

En una entrevista reciente en EL TIEMPO cuando el periodista le confesó que había soñado con la conformación de una fuerte alianza entre los verdes, progresistas y el Polo, la sobrina de López Michelsen lanzó esta perla: “Eso es más que una pesadilla, le diría que es una quimera”. Pero fíjense ustedes, no tuvo problemas, ni se arrepiente de haber formado parte del gobierno más  corrupto en la historia de Bogotá.

Hace unos días me costaba creer lo que veía en un panel televisivo moderado por María Jimena Duzán en el cual participaron Guillermo Asprilla (Progresista), Aurelio Suárez (Polo Democrático) y Jaime Castro (Liberal de derecha). Los dos últimos competían en el propósito de ser más radical contra el programa “Bogotá Humana” del alcalde Petro y en demostrar que el Procurador sí tiene la facultad constitucional de destituir a través de un acto administrativo a los funcionarios elegidos por el voto popular. De Jaime Castro, que pasó sin pena ni gloria como alcalde de Bogotá y cuya posiciónideológica se acerca mucho a la del uribismo, no podría esperarse otra cosa.

Pero viniendo de un académico, excandidato del Polo a la misma alcaldía, no deja de ser sorprendente su falta de tacto. Para júbilo de las agrupaciones tradicionales el sectarismo fundamentalista mantiene a la izquierda ahogada en un mar de mezquindades, achacando a otros factores su propia incompetencia para convertirse en alternativa de poder. ¿Será que se resignaron a ser oposición por los siglos de los siglos? Amanecerá y veremos.

[email protected]

Columnista
5 diciembre, 2013

El síndrome de minoría

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Raúl Bermúdez Márquez

Por Raúl Bermúdez  Patricia Hearst, nieta del famoso magnate de la prensa norteamericana William Randolph Hearst, protagonizó en los años setenta el que es posiblemente el caso de Síndrome de Estocolmo más famoso de la historia. Secuestrada a los 19 años por un grupo de extrema izquierda en California, dos meses después cambió su nombre […]


Por Raúl Bermúdez 

Patricia Hearst, nieta del famoso magnate de la prensa norteamericana William Randolph Hearst, protagonizó en los años setenta el que es posiblemente el caso de Síndrome de Estocolmo más famoso de la historia. Secuestrada a los 19 años por un grupo de extrema izquierda en California, dos meses después cambió su nombre por "Tania", en honor a Tamara Bunke, compañera del Che Guevara, y se unió a la causa de sus captores.

En Colombia algunos sectores de izquierda, parecen estar padeciendo un síndrome similar; el de ser minoría. Ni siquiera los vuelve a la realidad las juiciosas recomendaciones de Claudia López y León Valencia a la izquierda democrática y al centro político para conformaruna poderosalista al Congreso capaz de darse la pela por la continuidad del proceso de paz y para sentar las bases de una unida y fuerte tercería en las elecciones presidenciales del 2014. Todo lo contrario, Clara López, la candidata del PDA está feliz porque las encuestas le otorgan una favorabilidad del 5% frente al 26% de Juan Manuel Santos y el 12% de Oscar Iván Zuluaga.

En una entrevista reciente en EL TIEMPO cuando el periodista le confesó que había soñado con la conformación de una fuerte alianza entre los verdes, progresistas y el Polo, la sobrina de López Michelsen lanzó esta perla: “Eso es más que una pesadilla, le diría que es una quimera”. Pero fíjense ustedes, no tuvo problemas, ni se arrepiente de haber formado parte del gobierno más  corrupto en la historia de Bogotá.

Hace unos días me costaba creer lo que veía en un panel televisivo moderado por María Jimena Duzán en el cual participaron Guillermo Asprilla (Progresista), Aurelio Suárez (Polo Democrático) y Jaime Castro (Liberal de derecha). Los dos últimos competían en el propósito de ser más radical contra el programa “Bogotá Humana” del alcalde Petro y en demostrar que el Procurador sí tiene la facultad constitucional de destituir a través de un acto administrativo a los funcionarios elegidos por el voto popular. De Jaime Castro, que pasó sin pena ni gloria como alcalde de Bogotá y cuya posiciónideológica se acerca mucho a la del uribismo, no podría esperarse otra cosa.

Pero viniendo de un académico, excandidato del Polo a la misma alcaldía, no deja de ser sorprendente su falta de tacto. Para júbilo de las agrupaciones tradicionales el sectarismo fundamentalista mantiene a la izquierda ahogada en un mar de mezquindades, achacando a otros factores su propia incompetencia para convertirse en alternativa de poder. ¿Será que se resignaron a ser oposición por los siglos de los siglos? Amanecerá y veremos.

[email protected]