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Columnista - 17 junio, 2024

El silencio de los niños desaparecidos

No ha sido fácil sentarme a escribir este artículo, cuando cada palabra escrita está empapada de lágrimas y dolor al ver que el día a día está lleno de angustia y desesperación por la desaparición de niños y niñas en Colombia y más aún en nuestro Departamento. De acuerdo al sistema de información Red de […]

No ha sido fácil sentarme a escribir este artículo, cuando cada palabra escrita está empapada de lágrimas y dolor al ver que el día a día está lleno de angustia y desesperación por la desaparición de niños y niñas en Colombia y más aún en nuestro Departamento.

De acuerdo al sistema de información Red de Desaparecidos, en Colombia para el año 2023, la cifra fue de  5.959 casos de desaparición, en donde 783 corresponde a menores de edad, entre ellos, hay casos de niños que no llegan al año de edad y son más de 70 casos de niños entre 1 y 10 años, cifras estas escalofriantes y que poco se está haciendo para la protección de nuestros niños y niñas.

Solo habían pasado cuatro meses cuando se conoció la noticia de la muerte de los dos menores de 3 y 7 años de edad asesinados por su propio padre en el municipio de Distracción, La Guajira, en donde se vieron escenas de dolor  y desconsolación, cuando se supo la desaparición y muerte de Kelly Carolina Carballo Santana de tan solo 9 años de edad en el municipio de Aguachica,  Cesar.

Pues bien, los crímenes de niños y niñas en el departamento del Cesar no dan tregua, hace aproximadamente 36 días desapareció Jhosuar David Mejía Gil, un niño de tan solo 4 años, que se convierte en otra víctima de la descomposición social y de la desigualdad de las autoridades para lograr su búsqueda, porque es inaceptable que hasta el momento no se sepa absolutamente nada de Jhosuar, cuando existe todas las herramientas técnicas y tecnológicas que le permiten a las autoridades dar con el paradero del niño, a sabiendas que se tienen unos indicios claros y contundentes de su desaparición en donde se involucran inicialmente a sus padres, entonces no veo el por qué se dilata y se amplía el tiempo de desesperación.

Sin lugar a dudas el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar no está haciendo bien su trabajo; es decir, la implementación de acciones contundentes que conduzcan a identificar los riesgos de niños y niñas, no se está haciendo. Siento más un Instituto lleno de burocracia y politiquería, que el cumplimiento de su misión.   

La inocencia de nuestros niños y niñas está siendo utilizada para la maldad, para el sufrimiento y el dolor de nuestros infantes, eso hace pensar que el Estado Colombiano y sus gobiernos en totalidad, solo les interesan leyes y programas que surtan beneficios propios y no para las y los ciudadanos, más aún, cuando premiamos a aquellos  que reclutan, violan y masacran a nuestros hijos… a ellos los han convertido en héroes y a nuestros niños y niñas en villanos, porque para nadie es un secreto que dentro de aquellos que se consideran honorables congresistas, están los que se lavaron las manos llenas de sangre con las lágrimas de nuestros hijos. 

Que aparezca Jhosuar David Mejía Gil y todos los niños desaparecidos en Colombia, es mi grito desde esta columna de opinión para la Fiscalía General de la Nación, la Policía Nacional, el Icbf y todos los organismos que tienen como responsabilidad Constitucional, la protección de nuestros niños y niñas y de esa manera acabar con la angustia del silencio de los desaparecidos.

Emiliano Piedrahita Porras

Columnista
17 junio, 2024

El silencio de los niños desaparecidos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Emiliano Piedrahita Porras

No ha sido fácil sentarme a escribir este artículo, cuando cada palabra escrita está empapada de lágrimas y dolor al ver que el día a día está lleno de angustia y desesperación por la desaparición de niños y niñas en Colombia y más aún en nuestro Departamento. De acuerdo al sistema de información Red de […]


No ha sido fácil sentarme a escribir este artículo, cuando cada palabra escrita está empapada de lágrimas y dolor al ver que el día a día está lleno de angustia y desesperación por la desaparición de niños y niñas en Colombia y más aún en nuestro Departamento.

De acuerdo al sistema de información Red de Desaparecidos, en Colombia para el año 2023, la cifra fue de  5.959 casos de desaparición, en donde 783 corresponde a menores de edad, entre ellos, hay casos de niños que no llegan al año de edad y son más de 70 casos de niños entre 1 y 10 años, cifras estas escalofriantes y que poco se está haciendo para la protección de nuestros niños y niñas.

Solo habían pasado cuatro meses cuando se conoció la noticia de la muerte de los dos menores de 3 y 7 años de edad asesinados por su propio padre en el municipio de Distracción, La Guajira, en donde se vieron escenas de dolor  y desconsolación, cuando se supo la desaparición y muerte de Kelly Carolina Carballo Santana de tan solo 9 años de edad en el municipio de Aguachica,  Cesar.

Pues bien, los crímenes de niños y niñas en el departamento del Cesar no dan tregua, hace aproximadamente 36 días desapareció Jhosuar David Mejía Gil, un niño de tan solo 4 años, que se convierte en otra víctima de la descomposición social y de la desigualdad de las autoridades para lograr su búsqueda, porque es inaceptable que hasta el momento no se sepa absolutamente nada de Jhosuar, cuando existe todas las herramientas técnicas y tecnológicas que le permiten a las autoridades dar con el paradero del niño, a sabiendas que se tienen unos indicios claros y contundentes de su desaparición en donde se involucran inicialmente a sus padres, entonces no veo el por qué se dilata y se amplía el tiempo de desesperación.

Sin lugar a dudas el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar no está haciendo bien su trabajo; es decir, la implementación de acciones contundentes que conduzcan a identificar los riesgos de niños y niñas, no se está haciendo. Siento más un Instituto lleno de burocracia y politiquería, que el cumplimiento de su misión.   

La inocencia de nuestros niños y niñas está siendo utilizada para la maldad, para el sufrimiento y el dolor de nuestros infantes, eso hace pensar que el Estado Colombiano y sus gobiernos en totalidad, solo les interesan leyes y programas que surtan beneficios propios y no para las y los ciudadanos, más aún, cuando premiamos a aquellos  que reclutan, violan y masacran a nuestros hijos… a ellos los han convertido en héroes y a nuestros niños y niñas en villanos, porque para nadie es un secreto que dentro de aquellos que se consideran honorables congresistas, están los que se lavaron las manos llenas de sangre con las lágrimas de nuestros hijos. 

Que aparezca Jhosuar David Mejía Gil y todos los niños desaparecidos en Colombia, es mi grito desde esta columna de opinión para la Fiscalía General de la Nación, la Policía Nacional, el Icbf y todos los organismos que tienen como responsabilidad Constitucional, la protección de nuestros niños y niñas y de esa manera acabar con la angustia del silencio de los desaparecidos.

Emiliano Piedrahita Porras