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Columnista - 14 febrero, 2024

El silencio de la Corte

Se cumplió el período del doctor Francisco Barbosa como fiscal general y luego de varios meses, los magistrados de la Corte Suprema de Justicia aún no se pronuncian sobre su reemplazo.

Se cumplió el período del doctor Francisco Barbosa como fiscal general y luego de varios meses, los magistrados de la Corte Suprema de Justicia aún no se pronuncian sobre su reemplazo.

Lo curioso del asunto es que la terna fue presentada oportunamente, se hicieron minuciosas consultas, evaluaciones y entrevistas a las aspirantes, no hubo objeciones a ninguna de ellas y cuando todos esperábamos que la majestad de la Corte se pronunciara, solo encontramos un silencio sepulcral de los togados, ocultando incluso sus particulares razones para no profanarlo.

Ahí se generaron suspicacias de todo tipo, nutridas desde la polarización política que hoy asfixia al país. El viejo régimen planea. Los perfiladores de ayer, hoy defienden la supremacía de la Corte ante la ley. Adrede confunden presiones con control, siendo que las presiones direccionan el sentido de una decisión, el control simplemente convoca a cumplir el objeto misional oportunamente, que entre otras cosas en este tema no es aplicar justicia, sino un trámite meramente administrativo. 

Y los medios ambientan. Triste escuchar en un prestigioso medio radial como La W, insistirle al presidente de la Corte Constitucional, José Fernando Reyes, que durante el plantón frente al Palacio de Justicia estuvieron secuestrados, al tiempo que el magistrado con vehemencia negaba aduciendo que los actos de la protesta no cumplían con esa connotación. Semana habló de rescate a magistrados. Como dice un amigo, ¡qué horror!  

Una narrativa mediática promotora del statu quo institucional. Desde la pasión intentan confundir los términos de un normal procedimiento con los artilugios dilatadores de las antiéticas componendas, normalizando el vulgar tráfico clientelista, en una entidad que no debería permitir ese tipo de prácticas, porque sencillamente está llamada a ser el referente moral de la democracia. Si se corrompe la sal…

Mientras tanto, es claro que el encargo no está contemplado en la filosofía de la carta política. El mecanismo utilizado es violatorio del sistema de pesos y contrapesos de poderes, en el que terna el presidente y elige la CSJ. Hoy se encarga el funcionario saliente. ¿Qué tal? 

Ahora para terminar, la cereza que le faltaba al pastel es que la derecha judicial ejecuta. La selectividad de la justicia la hace injusta. No se entiende cómo a la Corte poco le ha interesado que Francisco Barbosa ordenó cambiar la radicación de un proceso penal contra un protegido de la doctora Martha Mancera, ahora fiscal encargada, el cual terminó archivándose en un departamento que no tenía que ver con las presuntas actividades de narcotráfico de alias ‘Pacho Malo’. 

En fin, todavía hay muchas cosas por decir, pero son más las dudas por resolver. Ojalá los magistrados entiendan que la escrupulosidad institucional está por encima de sus intereses personales y familiares. Fuerte abrazo.     

ANTONIO MARÍA ARAÚJO CALDERÓN

[email protected]

@antoniomariaA

Columnista
14 febrero, 2024

El silencio de la Corte

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

Se cumplió el período del doctor Francisco Barbosa como fiscal general y luego de varios meses, los magistrados de la Corte Suprema de Justicia aún no se pronuncian sobre su reemplazo.


Se cumplió el período del doctor Francisco Barbosa como fiscal general y luego de varios meses, los magistrados de la Corte Suprema de Justicia aún no se pronuncian sobre su reemplazo.

Lo curioso del asunto es que la terna fue presentada oportunamente, se hicieron minuciosas consultas, evaluaciones y entrevistas a las aspirantes, no hubo objeciones a ninguna de ellas y cuando todos esperábamos que la majestad de la Corte se pronunciara, solo encontramos un silencio sepulcral de los togados, ocultando incluso sus particulares razones para no profanarlo.

Ahí se generaron suspicacias de todo tipo, nutridas desde la polarización política que hoy asfixia al país. El viejo régimen planea. Los perfiladores de ayer, hoy defienden la supremacía de la Corte ante la ley. Adrede confunden presiones con control, siendo que las presiones direccionan el sentido de una decisión, el control simplemente convoca a cumplir el objeto misional oportunamente, que entre otras cosas en este tema no es aplicar justicia, sino un trámite meramente administrativo. 

Y los medios ambientan. Triste escuchar en un prestigioso medio radial como La W, insistirle al presidente de la Corte Constitucional, José Fernando Reyes, que durante el plantón frente al Palacio de Justicia estuvieron secuestrados, al tiempo que el magistrado con vehemencia negaba aduciendo que los actos de la protesta no cumplían con esa connotación. Semana habló de rescate a magistrados. Como dice un amigo, ¡qué horror!  

Una narrativa mediática promotora del statu quo institucional. Desde la pasión intentan confundir los términos de un normal procedimiento con los artilugios dilatadores de las antiéticas componendas, normalizando el vulgar tráfico clientelista, en una entidad que no debería permitir ese tipo de prácticas, porque sencillamente está llamada a ser el referente moral de la democracia. Si se corrompe la sal…

Mientras tanto, es claro que el encargo no está contemplado en la filosofía de la carta política. El mecanismo utilizado es violatorio del sistema de pesos y contrapesos de poderes, en el que terna el presidente y elige la CSJ. Hoy se encarga el funcionario saliente. ¿Qué tal? 

Ahora para terminar, la cereza que le faltaba al pastel es que la derecha judicial ejecuta. La selectividad de la justicia la hace injusta. No se entiende cómo a la Corte poco le ha interesado que Francisco Barbosa ordenó cambiar la radicación de un proceso penal contra un protegido de la doctora Martha Mancera, ahora fiscal encargada, el cual terminó archivándose en un departamento que no tenía que ver con las presuntas actividades de narcotráfico de alias ‘Pacho Malo’. 

En fin, todavía hay muchas cosas por decir, pero son más las dudas por resolver. Ojalá los magistrados entiendan que la escrupulosidad institucional está por encima de sus intereses personales y familiares. Fuerte abrazo.     

ANTONIO MARÍA ARAÚJO CALDERÓN

[email protected]

@antoniomariaA