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Columnista - 17 junio, 2022

El secreto de las perlas

“… gozaos profundamente cuando os halléis en diversas pruebas…”. Santiago 1,2-3

“… gozaos profundamente cuando os halléis en diversas pruebas…”. Santiago 1,2-3

Una de las cualidades más deseables para vivir una vida de victoria constante es la resistencia. También se puede traducir como constancia, perseverancia, continuación, aguante, firmeza y paciencia. 

Todos tenemos temporadas de desierto. Cuando todo en nuestra vida está seco, polvoriento y falto de inspiración, la única manera de salir es tomar la decisión de avanzar, sin importar cuán dura se ponga la pendiente. ¡Nunca debemos rendirnos! ¡Vamos a avanzar cueste lo que cueste!

Me gustan las estaciones porque rompen la monotonía. Nada puede vivir expuesto a la luz del sol siempre. El sol brillando sin parar crea desiertos. El gozo y la felicidad constantes, sin nubes en el horizonte, produce sequía. La noche es tan importante como el día; el sol debe ser seguido de nubes y de lluvia. Aun cuando no disfrutemos de las tormentas, son una parte esencial de la vida. 

Es fácil resistir los buenos tiempos; pero, nuestra fortaleza se prueba cuando nos golpean los malos tiempos. Entonces en la dificultad, tenemos la tendencia de abandonar la comunión con Dios, haciéndole responsable de nuestras desgracias.

Pablo, el Apóstol, oraba por los creyentes de Colosas para que fueran fortalecidos con poder en medio de situaciones de adversidad. Uno de los grandes desafíos, en los momentos de apuros, es no perder la alegría. Se requiere ese poder de Dios para regocijarse a través de los largos momentos de sufrimiento. Estar gozoso en la adversidad es una cualidad divina. 

El apóstol Juan, también nos provee un ejemplo apasionante de la recompensa de resistir de cara a las penurias. Siendo anciano y exiliado en Patmos por causa de su testimonio cristiano, soportó la prisión, la soledad e inutilidad; sin embargo, Dios lo honró al concederle una revelación sin paralelo sobre la belleza y gloria del Cristo vencedor.  

Otro de los ejemplos de la naturaleza que me llama la atención es el de las perlas. Una perla se forma dentro de una ostra que ha experimentado la desgracia de que una partícula extraña de arena se incruste dentro de su corteza. Cuanto más permanezca la irritación dentro de la ostra, más valiosa la perla se vuelve. 

La perla representa el valor eterno del cambio que Dios obra dentro de nosotros en lugar de las penurias. Cuanto más larga la angustia, más valiosa la perla. Es la aceptación y confianza en esa ley natural, lo que nos da poder para perseverar con gozo. Cuando resistimos en amor a través de las penas, calificamos para ser formados como preciosas perlas.

Dios honra a aquellos que le dan su amor y perseveran en el fuego de la prueba y el sufrimiento, dándoles poder para soportar y disfrutar de la majestad de su presencia. 

Querido amigo: ¡Nunca se rinda! Hoy puede ser el día en que Dios recompense su amor y devoción con una revelación sublime de su gloria. A través del poder del Espíritu Santo, toda prueba puede ser resistida con gozo; resista pensando en la genialidad de semejante recompensa.  ¡A gozarnos en Dios, a pesar de todo! Un abrazo cariñoso.   

Columnista
17 junio, 2022

El secreto de las perlas

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Valerio Mejía Araújo

“… gozaos profundamente cuando os halléis en diversas pruebas…”. Santiago 1,2-3


“… gozaos profundamente cuando os halléis en diversas pruebas…”. Santiago 1,2-3

Una de las cualidades más deseables para vivir una vida de victoria constante es la resistencia. También se puede traducir como constancia, perseverancia, continuación, aguante, firmeza y paciencia. 

Todos tenemos temporadas de desierto. Cuando todo en nuestra vida está seco, polvoriento y falto de inspiración, la única manera de salir es tomar la decisión de avanzar, sin importar cuán dura se ponga la pendiente. ¡Nunca debemos rendirnos! ¡Vamos a avanzar cueste lo que cueste!

Me gustan las estaciones porque rompen la monotonía. Nada puede vivir expuesto a la luz del sol siempre. El sol brillando sin parar crea desiertos. El gozo y la felicidad constantes, sin nubes en el horizonte, produce sequía. La noche es tan importante como el día; el sol debe ser seguido de nubes y de lluvia. Aun cuando no disfrutemos de las tormentas, son una parte esencial de la vida. 

Es fácil resistir los buenos tiempos; pero, nuestra fortaleza se prueba cuando nos golpean los malos tiempos. Entonces en la dificultad, tenemos la tendencia de abandonar la comunión con Dios, haciéndole responsable de nuestras desgracias.

Pablo, el Apóstol, oraba por los creyentes de Colosas para que fueran fortalecidos con poder en medio de situaciones de adversidad. Uno de los grandes desafíos, en los momentos de apuros, es no perder la alegría. Se requiere ese poder de Dios para regocijarse a través de los largos momentos de sufrimiento. Estar gozoso en la adversidad es una cualidad divina. 

El apóstol Juan, también nos provee un ejemplo apasionante de la recompensa de resistir de cara a las penurias. Siendo anciano y exiliado en Patmos por causa de su testimonio cristiano, soportó la prisión, la soledad e inutilidad; sin embargo, Dios lo honró al concederle una revelación sin paralelo sobre la belleza y gloria del Cristo vencedor.  

Otro de los ejemplos de la naturaleza que me llama la atención es el de las perlas. Una perla se forma dentro de una ostra que ha experimentado la desgracia de que una partícula extraña de arena se incruste dentro de su corteza. Cuanto más permanezca la irritación dentro de la ostra, más valiosa la perla se vuelve. 

La perla representa el valor eterno del cambio que Dios obra dentro de nosotros en lugar de las penurias. Cuanto más larga la angustia, más valiosa la perla. Es la aceptación y confianza en esa ley natural, lo que nos da poder para perseverar con gozo. Cuando resistimos en amor a través de las penas, calificamos para ser formados como preciosas perlas.

Dios honra a aquellos que le dan su amor y perseveran en el fuego de la prueba y el sufrimiento, dándoles poder para soportar y disfrutar de la majestad de su presencia. 

Querido amigo: ¡Nunca se rinda! Hoy puede ser el día en que Dios recompense su amor y devoción con una revelación sublime de su gloria. A través del poder del Espíritu Santo, toda prueba puede ser resistida con gozo; resista pensando en la genialidad de semejante recompensa.  ¡A gozarnos en Dios, a pesar de todo! Un abrazo cariñoso.