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Columnista - 31 diciembre, 2021

El rey va desnudo

Pareciera que al Gobierno actual, en cabeza del señor presidente Duque, le estuviese sucediendo lo del rey de nuestro cuento,

El danés Hans Christian Andersen, allá por el año de nuestro ‘Señor de 1837’,  en su cuento  ‘El traje nuevo del emperador’ describe la historia del rey que bajo el supuesto que le habían elaborado un exclusivo vestido que solo podían ver unos pocos, salió a la calle desnudo y todos en el pueblo admiraban el vestido del rey con tal de no sentirse ignorantes o avergonzados de no ser de los “pocos” que podían admirarlo; un inocente niño exclamó desde la multitud: “Pero el rey va desnudo”.

Pareciera que al Gobierno actual, en cabeza del señor presidente Duque, le estuviese sucediendo lo del rey de nuestro cuento, pues cada vez que puedo revisar la prensa y Twitter, como medio de debate político, leo por supuesto a sus partidarios y contradictores trenzados en una discusión entre si su gestión es buena o es mala.

Por supuesto cada bando busca argumentar desde su propia perspectiva, algunos con pocas razones y otros con algo de manipulación sobre lo que se argumenta para sustentar su postura.

Pero una manera objetiva, y por ende debería ser aceptada por todos, es que la gestión de los jefes de gobierno o de Estado, o mandatarios departamentales y municipales, se califique o se avalúe con cifras y bajo los parámetros mundialmente válidos para estos menesteres, pues de lo contrario se cae en la interpretación o en las posturas de opinión donde predomina el “yo pienso”, “yo opino” o “yo creo” y al final se termina valorando subjetividades en el debate y termina ganando el que más alza la voz o el que más ridiculice al otro.

Para ser prácticos, imaginemos el siguiente ejemplo: su hijo al que envía a estudiar Medicina y al final del quinto año sus notas finales en la escala de 1 a 5 son: Anatomía 2,0,  bioquímica 1,7,  Microbiología 2,3, Parasitología 1,6, siendo estas materias la base de la carrera; pero sus compañeros de curso se reúnen y le dan un diploma como el más entusiasta, el más colaborador, el mejor cantante y usted le organiza una gran fiesta con mucho bombo celebrando los logros del estudiante de Medicina. ¿Nota el sarcasmo?

Constitucionalmente el presidente de la república es: jefe de Estado, jefe del gobierno, comandante general de las FFMM y nos representa internacionalmente.

Entonces bajo estos preceptos constitucionales es que se debe efectuar la evaluación, por ello la firma Datexco, en junio de 2021, hizo la acostumbrada medición de percepción que los colombianos tienen de las instituciones y los resultados son contundentes: el Estado se raja de lejos en todas y cada una de ellas.

El ejecutivo arroja un nivel de desaprobación del 67,6 %, cifra histórica, superando de lejos a Samper, quien era el presidente con el índice de desaprobación más alto hasta ahora registrado.

Las FFMM (Ejército, Armada, Fuerza Aérea), quienes gozaban junto a la Iglesia católica, de ser las instituciones más queridas por los colombianos, pasaron de tener una aceptación del 84 % en el año 2017 al 62 % en el 2021.

Este bajonazo está marcado particularmente por la gestión del ministro de Defensa Diego Molano, quien goza hoy del título del peor ministro del Gobierno superando al exministro Alberto Carrasquilla. 

La Procuraduría marcó un 68% de desaprobación, la Policía Nacional 69 %, Contraloría el 71%, Defensoría del Pueblo 68 %, y el Congreso el 86%, siendo los reyes una vez más del rechazo de la ciudadanía.

Pero, ¿qué tiene que ver el presidente con el rechazo de los colombianos hacia instituciones que se supone son independientes? Pues mucho, hoy nadie cree el discurso que lo son, la sensación del ciudadano o de los opinadores es que son controladas por el ejecutivo absolutamente.

El Banco Mundial nos ubica en un índice Gini (desigualdad) del 56 %, el desempleo que venía en un solo dígito cerrará cerca al 15%, el más alto en los últimos veinte años.

¡Es por la pandemia! Van a decir sus defensores, pero les tengo que decir que esas cifras a diferencia del supuesto crecimiento económico del 9 % que hoy muestra con orgullo el gobierno, son históricos de años antes de la pandemia. Así las cosas, que alguien le diga al rey que va desnudo.

Por: Eloy Gutiérrez Anaya

Columnista
31 diciembre, 2021

El rey va desnudo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eloy Gutiérrez Anaya

Pareciera que al Gobierno actual, en cabeza del señor presidente Duque, le estuviese sucediendo lo del rey de nuestro cuento,


El danés Hans Christian Andersen, allá por el año de nuestro ‘Señor de 1837’,  en su cuento  ‘El traje nuevo del emperador’ describe la historia del rey que bajo el supuesto que le habían elaborado un exclusivo vestido que solo podían ver unos pocos, salió a la calle desnudo y todos en el pueblo admiraban el vestido del rey con tal de no sentirse ignorantes o avergonzados de no ser de los “pocos” que podían admirarlo; un inocente niño exclamó desde la multitud: “Pero el rey va desnudo”.

Pareciera que al Gobierno actual, en cabeza del señor presidente Duque, le estuviese sucediendo lo del rey de nuestro cuento, pues cada vez que puedo revisar la prensa y Twitter, como medio de debate político, leo por supuesto a sus partidarios y contradictores trenzados en una discusión entre si su gestión es buena o es mala.

Por supuesto cada bando busca argumentar desde su propia perspectiva, algunos con pocas razones y otros con algo de manipulación sobre lo que se argumenta para sustentar su postura.

Pero una manera objetiva, y por ende debería ser aceptada por todos, es que la gestión de los jefes de gobierno o de Estado, o mandatarios departamentales y municipales, se califique o se avalúe con cifras y bajo los parámetros mundialmente válidos para estos menesteres, pues de lo contrario se cae en la interpretación o en las posturas de opinión donde predomina el “yo pienso”, “yo opino” o “yo creo” y al final se termina valorando subjetividades en el debate y termina ganando el que más alza la voz o el que más ridiculice al otro.

Para ser prácticos, imaginemos el siguiente ejemplo: su hijo al que envía a estudiar Medicina y al final del quinto año sus notas finales en la escala de 1 a 5 son: Anatomía 2,0,  bioquímica 1,7,  Microbiología 2,3, Parasitología 1,6, siendo estas materias la base de la carrera; pero sus compañeros de curso se reúnen y le dan un diploma como el más entusiasta, el más colaborador, el mejor cantante y usted le organiza una gran fiesta con mucho bombo celebrando los logros del estudiante de Medicina. ¿Nota el sarcasmo?

Constitucionalmente el presidente de la república es: jefe de Estado, jefe del gobierno, comandante general de las FFMM y nos representa internacionalmente.

Entonces bajo estos preceptos constitucionales es que se debe efectuar la evaluación, por ello la firma Datexco, en junio de 2021, hizo la acostumbrada medición de percepción que los colombianos tienen de las instituciones y los resultados son contundentes: el Estado se raja de lejos en todas y cada una de ellas.

El ejecutivo arroja un nivel de desaprobación del 67,6 %, cifra histórica, superando de lejos a Samper, quien era el presidente con el índice de desaprobación más alto hasta ahora registrado.

Las FFMM (Ejército, Armada, Fuerza Aérea), quienes gozaban junto a la Iglesia católica, de ser las instituciones más queridas por los colombianos, pasaron de tener una aceptación del 84 % en el año 2017 al 62 % en el 2021.

Este bajonazo está marcado particularmente por la gestión del ministro de Defensa Diego Molano, quien goza hoy del título del peor ministro del Gobierno superando al exministro Alberto Carrasquilla. 

La Procuraduría marcó un 68% de desaprobación, la Policía Nacional 69 %, Contraloría el 71%, Defensoría del Pueblo 68 %, y el Congreso el 86%, siendo los reyes una vez más del rechazo de la ciudadanía.

Pero, ¿qué tiene que ver el presidente con el rechazo de los colombianos hacia instituciones que se supone son independientes? Pues mucho, hoy nadie cree el discurso que lo son, la sensación del ciudadano o de los opinadores es que son controladas por el ejecutivo absolutamente.

El Banco Mundial nos ubica en un índice Gini (desigualdad) del 56 %, el desempleo que venía en un solo dígito cerrará cerca al 15%, el más alto en los últimos veinte años.

¡Es por la pandemia! Van a decir sus defensores, pero les tengo que decir que esas cifras a diferencia del supuesto crecimiento económico del 9 % que hoy muestra con orgullo el gobierno, son históricos de años antes de la pandemia. Así las cosas, que alguien le diga al rey que va desnudo.

Por: Eloy Gutiérrez Anaya