En los inicios del folclor vallenato, nuestros juglares eran lo que por aquellos tiempos denominábamos músicos completos, es decir, el acordeonero componía sus canciones, las cantaba y sólo se hacía acompañar de caja y guacharaca. Por ese entonces, la caja primigenia era un tambor de doble parche, y a su vez, la guacharaca de madera […]
En los inicios del folclor vallenato, nuestros juglares eran lo que por aquellos tiempos denominábamos músicos completos, es decir, el acordeonero componía sus canciones, las cantaba y sólo se hacía acompañar de caja y guacharaca. Por ese entonces, la caja primigenia era un tambor de doble parche, y a su vez, la guacharaca de madera ‘uvita de lata’ medía más de un metro y se apoyaba en el piso.
Simultáneamente, esta música también se acompañaba con guitarra, y en las primeras grabaciones de acetatos se hizo en los dos formatos: acordeón y guitarra. La música vallenata fue evolucionando, y a mediados del siglo pasado se inició el acompañamiento de otros instrumentos como el cencerro, las congas, los timbales y el bajo; luego vendría el cantante de manera independiente, y recientemente, de manera comercial toda una serie de instrumentos que conforman una orquesta con más de 12 músicos.
En los concursos de la gran mayoría de los festivales vallenatos se ha mantenido el formato del vallenato típico tradicional, es decir, acordeón, caja y guacharaca; pero muchos acordeoneros que ahora no necesitan saber cantar ni componer, se limitan a digitar el instrumento y nada más.
Este año, en Barrancabermeja (Santander), entre el 11 y el 14 de octubre se realizará la versión 33 del Festival de Acordeones del Río Grande de la Magdalena, donde en hora buena se le tributará un merecido homenaje al precursor del canto vallenato Jorge Oñate. En esta versión del festival se harán importantes cambios en el reglamento de los concursos, en pro de rescatar tradiciones, como aquella del músico completo: toca, compone y canta.
Los acordeoneros participantes en las categorías de profesional, aficionado y juvenil tendrán obligatoriamente que interpretar y cantar por lo menos una canción de su autoría en cualquiera de los cuatro aires, pero además, quienes pasen a la gran final deberán interpretar un quinto aire como lo es la cumbia.
El Festival de Acordeones del Río Grande de la Magdalena ha venido ganándose el segundo lugar entre los mejores del país, porque es el único en Colombia que le entrega premio a los cinco primeros lugares en cada categoría, lo que indica que todos los finalistas salen con premio y trofeo, los cuales son entregados en tarima la misma noche de la final.
Desde esta columna, felicitamos a los organizadores del Festival de Barrancabermeja por estos aportes a nuestra música vernácula, e invitamos a otros festivales del país para que sigan este ejemplo en busca del rescate de nuestras tradiciones culturales.
COLOFÓN: ‘El Jilguero de América’ Jorge Oñate fue hospitalizado de urgencia esta semana en Valledupar, y se le diagnosticó cálculos en la vesícula. El parte médico es favorable y se recupera satisfactoriamente, pronto lo tendremos de nuevo en las tarimas para bien de todo el País Vallenato. A la patrona Nancy Zuleta que lo cuide mucho, que pronto nos encontraremos en Barrancabermeja.
Por Jorge Naín Ruíz Ditta
En los inicios del folclor vallenato, nuestros juglares eran lo que por aquellos tiempos denominábamos músicos completos, es decir, el acordeonero componía sus canciones, las cantaba y sólo se hacía acompañar de caja y guacharaca. Por ese entonces, la caja primigenia era un tambor de doble parche, y a su vez, la guacharaca de madera […]
En los inicios del folclor vallenato, nuestros juglares eran lo que por aquellos tiempos denominábamos músicos completos, es decir, el acordeonero componía sus canciones, las cantaba y sólo se hacía acompañar de caja y guacharaca. Por ese entonces, la caja primigenia era un tambor de doble parche, y a su vez, la guacharaca de madera ‘uvita de lata’ medía más de un metro y se apoyaba en el piso.
Simultáneamente, esta música también se acompañaba con guitarra, y en las primeras grabaciones de acetatos se hizo en los dos formatos: acordeón y guitarra. La música vallenata fue evolucionando, y a mediados del siglo pasado se inició el acompañamiento de otros instrumentos como el cencerro, las congas, los timbales y el bajo; luego vendría el cantante de manera independiente, y recientemente, de manera comercial toda una serie de instrumentos que conforman una orquesta con más de 12 músicos.
En los concursos de la gran mayoría de los festivales vallenatos se ha mantenido el formato del vallenato típico tradicional, es decir, acordeón, caja y guacharaca; pero muchos acordeoneros que ahora no necesitan saber cantar ni componer, se limitan a digitar el instrumento y nada más.
Este año, en Barrancabermeja (Santander), entre el 11 y el 14 de octubre se realizará la versión 33 del Festival de Acordeones del Río Grande de la Magdalena, donde en hora buena se le tributará un merecido homenaje al precursor del canto vallenato Jorge Oñate. En esta versión del festival se harán importantes cambios en el reglamento de los concursos, en pro de rescatar tradiciones, como aquella del músico completo: toca, compone y canta.
Los acordeoneros participantes en las categorías de profesional, aficionado y juvenil tendrán obligatoriamente que interpretar y cantar por lo menos una canción de su autoría en cualquiera de los cuatro aires, pero además, quienes pasen a la gran final deberán interpretar un quinto aire como lo es la cumbia.
El Festival de Acordeones del Río Grande de la Magdalena ha venido ganándose el segundo lugar entre los mejores del país, porque es el único en Colombia que le entrega premio a los cinco primeros lugares en cada categoría, lo que indica que todos los finalistas salen con premio y trofeo, los cuales son entregados en tarima la misma noche de la final.
Desde esta columna, felicitamos a los organizadores del Festival de Barrancabermeja por estos aportes a nuestra música vernácula, e invitamos a otros festivales del país para que sigan este ejemplo en busca del rescate de nuestras tradiciones culturales.
COLOFÓN: ‘El Jilguero de América’ Jorge Oñate fue hospitalizado de urgencia esta semana en Valledupar, y se le diagnosticó cálculos en la vesícula. El parte médico es favorable y se recupera satisfactoriamente, pronto lo tendremos de nuevo en las tarimas para bien de todo el País Vallenato. A la patrona Nancy Zuleta que lo cuide mucho, que pronto nos encontraremos en Barrancabermeja.
Por Jorge Naín Ruíz Ditta