El próximo 8 de agosto se conmemora tres años del fallecimiento de Víctor Meza Bornachera. Fue un educador carismático, de oratoria emotiva, responsable en sus deberes y entregado de cuerpo y alma a sus labores académicas y directivas. Nativo de Gaira (Santa Marta, 1932), pero fue Valledupar su paraíso; aquí llegó en 1951 a estudiar […]
El próximo 8 de agosto se conmemora tres años del fallecimiento de Víctor Meza Bornachera. Fue un educador carismático, de oratoria emotiva, responsable en sus deberes y entregado de cuerpo y alma a sus labores académicas y directivas. Nativo de Gaira (Santa Marta, 1932), pero fue Valledupar su paraíso; aquí llegó en 1951 a estudiar en la Escuela de Artes y Oficios, y tres años después emigró a Pereira a terminar su ciclo de bachiller técnico. Regresó a Valledupar y dio comienzo a su vida en la docencia. En 1971 es nombrado rector del Instituto Técnico Pedro Castro Monsalvo (Instpecam) donde lidera los procesos para graduar la primera promoción de bachilleres técnicos industriales (1975).
En 1980 es trasladado a la Escuela Industrial de Santa Marta; años después al Colegio Nacional Roque De Alba de Villanueva, y culmina su periplo oficial como rector del colegio Nacional Loperena. En todas las instituciones dejó su impronta de líder académico y orientador de valores ciudadanos.
Este perfil lo sintetiza la recordada periodista Lolita Acosta Maestre, en una carta que leyó a su hijo Andrés en la ceremonia de graduación de bachilleres del colegio Nacional Loperena (diciembre 10 de 1999): “Tu formación académica estuvo permeada de humanismo, de esa pedagogía constructora del hombre nuevo que Colombia necesita, para todo lo cual ha sido necesaria e imprescindible la presencia de un hombre de la transparencia y virtudes de Víctor Meza Bornachera, quien no necesita aduladores, ni pergaminos para ser más grande de lo que ha sido, ni de o que es: un pedagogo a carta cabal; un hombre que hasta en su manera de andar enseña: camina con paso firme y ágil, como caminan las personas que están convencidas de que están haciendo algo importante”.
Retirado de la vida laboral, siguió activo en las labores pastorales de la iglesia, en reuniones familiares, en eventos sociales. Él sabía que la soledad es un monólogo circular en la estación de la ausencia. O eso pensaba, según las palabras del escritor Ernesto Sábato: “hay días que me invade la tristeza de morir, e intento engañar a la muerte, como si ella pudiera entender mis razones, y me pongo a hacer algo, confiado en que la muerte no me arrebatará la vida mientras haya una obra sin terminar”.
A manera de epílogo: El rector Víctor Meza hizo realidad un aforismo: “Para el caminante lo esencial no es dar un paso, lo esencial es dejar huellas en el camino”. Y así explicaba sus éxitos administrativos: “El logro académico es una labor integral de directivos, docentes, estudiantes y padres de familia. Ser rector es una vocación. Un buen rector sabe que el mejor decir, es el hacer. Todos los docentes no tienen el liderazgo pertinente para ser rector.
Un líder contagia entusiasmo y responsabilidad, promueve sentimientos de pertenencia, solidaridad y civismo, eleva la autoestima y es la cabeza visible en todos los procesos académicos del colegio”.
El próximo 8 de agosto se conmemora tres años del fallecimiento de Víctor Meza Bornachera. Fue un educador carismático, de oratoria emotiva, responsable en sus deberes y entregado de cuerpo y alma a sus labores académicas y directivas. Nativo de Gaira (Santa Marta, 1932), pero fue Valledupar su paraíso; aquí llegó en 1951 a estudiar […]
El próximo 8 de agosto se conmemora tres años del fallecimiento de Víctor Meza Bornachera. Fue un educador carismático, de oratoria emotiva, responsable en sus deberes y entregado de cuerpo y alma a sus labores académicas y directivas. Nativo de Gaira (Santa Marta, 1932), pero fue Valledupar su paraíso; aquí llegó en 1951 a estudiar en la Escuela de Artes y Oficios, y tres años después emigró a Pereira a terminar su ciclo de bachiller técnico. Regresó a Valledupar y dio comienzo a su vida en la docencia. En 1971 es nombrado rector del Instituto Técnico Pedro Castro Monsalvo (Instpecam) donde lidera los procesos para graduar la primera promoción de bachilleres técnicos industriales (1975).
En 1980 es trasladado a la Escuela Industrial de Santa Marta; años después al Colegio Nacional Roque De Alba de Villanueva, y culmina su periplo oficial como rector del colegio Nacional Loperena. En todas las instituciones dejó su impronta de líder académico y orientador de valores ciudadanos.
Este perfil lo sintetiza la recordada periodista Lolita Acosta Maestre, en una carta que leyó a su hijo Andrés en la ceremonia de graduación de bachilleres del colegio Nacional Loperena (diciembre 10 de 1999): “Tu formación académica estuvo permeada de humanismo, de esa pedagogía constructora del hombre nuevo que Colombia necesita, para todo lo cual ha sido necesaria e imprescindible la presencia de un hombre de la transparencia y virtudes de Víctor Meza Bornachera, quien no necesita aduladores, ni pergaminos para ser más grande de lo que ha sido, ni de o que es: un pedagogo a carta cabal; un hombre que hasta en su manera de andar enseña: camina con paso firme y ágil, como caminan las personas que están convencidas de que están haciendo algo importante”.
Retirado de la vida laboral, siguió activo en las labores pastorales de la iglesia, en reuniones familiares, en eventos sociales. Él sabía que la soledad es un monólogo circular en la estación de la ausencia. O eso pensaba, según las palabras del escritor Ernesto Sábato: “hay días que me invade la tristeza de morir, e intento engañar a la muerte, como si ella pudiera entender mis razones, y me pongo a hacer algo, confiado en que la muerte no me arrebatará la vida mientras haya una obra sin terminar”.
A manera de epílogo: El rector Víctor Meza hizo realidad un aforismo: “Para el caminante lo esencial no es dar un paso, lo esencial es dejar huellas en el camino”. Y así explicaba sus éxitos administrativos: “El logro académico es una labor integral de directivos, docentes, estudiantes y padres de familia. Ser rector es una vocación. Un buen rector sabe que el mejor decir, es el hacer. Todos los docentes no tienen el liderazgo pertinente para ser rector.
Un líder contagia entusiasmo y responsabilidad, promueve sentimientos de pertenencia, solidaridad y civismo, eleva la autoestima y es la cabeza visible en todos los procesos académicos del colegio”.