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Columnista - 20 marzo, 2021

El proyecto es Valledupar

Con mucho optimismo recibí la iniciativa del alcalde Mello Castro, relacionada con la realización del Gran conversatorio para la reactivación productiva. El proceso fue apoyado por la llamada triple hélice (Estado, empresa, universidad) o por los stakeholders, como es denominado en gestión de proyectos. Fernando Herrera, director de  Cesore, describió el diagnostico cualitativo y cuantitativo, […]

Con mucho optimismo recibí la iniciativa del alcalde Mello Castro, relacionada con la realización del Gran conversatorio para la reactivación productiva. El proceso fue apoyado por la llamada triple hélice (Estado, empresa, universidad) o por los stakeholders, como es denominado en gestión de proyectos. Fernando Herrera, director de  Cesore, describió el diagnostico cualitativo y cuantitativo, luego enriquecido por los aportes de Gelca Gutiérrez, Jaime Bonet, Juan Carlos Quintero y José Antonio Larrazábal.      

Estoy optimista por la probabilidad de materialización de lo que he sido reiterativo a través de esta tribuna, respecto de la necesidad perentoria de construir un plan de largo plazo con periodicidad entre 20 y 30 años, enfatizando que para esta misión es preponderante el concurso de las universidades, Fenalco, gremios, Gobierno y de la Cámara de Comercio.

No prepararnos para el futuro equivale a vivir al vaivén de los cambios económicos, sociales y tecnológicos, en vez de avizorarlos antes de que ocurran. Así obran las organizaciones, empresas o territorios, que quieren ser competitivos, porque hacen del futuro su mejor aliado en vez de ser sorprendidos por él.

Comprendo que no deben descuidarse los planes, programas y proyectos previstos para implementarse en el corto plazo, sin embargo, debemos tener presente que no son fáciles de resolver los problemas de inseguridad, desempleo, movilidad, transporte público, ordenamiento territorial, cultura ciudadana y discontinuidad en la prestación de los servicios públicos. 

Solucionar estos problemas en cuatro años es prácticamente una causa milagrosa, insistir en esa proeza garantiza pasaporte al fracaso. Las ciudades no se detienen son sistemas en constante evolución; Valledupar hace rato dejó de ser de casitas de bahareque, las circunstancias actuales conciben encrucijadas relacionadas con los desafíos inherentes al crecimiento demográfico, el cambio de su estructura, el cambio climático acelerado, la creciente desigualdad y la habitabilidad deficiente.

En filosofía, el problema bien planteado es un problema resuelto (Henri Bergson). Construir el futuro de la ciudad en medio de la avalancha de situaciones que nos muestra el presente requiere mucha seriedad y de esfuerzos cuantificables y medibles, sin las vanidades del gobernante de turno y con visión holística, para generar confianza ciudadana, de modo que logre convidarlos e involucrarlos en la consecución de los objetivos del territorio. 

Están las cartas jugadas, las estrategias definidas y el consenso germina, sigue pasar del sueño a la acción y entender que la articulación es importante como la convicción de que el proyecto es el territorio. 

El hacer o la implementación de las estrategias por lo expresado por el alcalde Mello castro estará a cargo de la Secretaría de Desarrollo Económico, con esta sectorial no deben repetirse los errores cometidos con la Oficina Asesora de Planeación, la cual ha sido ataviada con muchas arandelas, infravalorándola con múltiples funciones en detrimento de su naturaleza inherente al contexto estratégico. 

Por el contrario debe hacer sinergia con la Oficina Asesora de Planeación, contar con al menos tres proyectos para implementación en el corto plazo y liderar el ecosistema de las necesidades del territorio con sus propias apuestas, pero alineadas con las apuestas del Gobierno nacional. Esta tribuna está abierta para empezar a trabajar en la gestación de sociedad y territorio en prospectiva. Manos a la obra.

Columnista
20 marzo, 2021

El proyecto es Valledupar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

Con mucho optimismo recibí la iniciativa del alcalde Mello Castro, relacionada con la realización del Gran conversatorio para la reactivación productiva. El proceso fue apoyado por la llamada triple hélice (Estado, empresa, universidad) o por los stakeholders, como es denominado en gestión de proyectos. Fernando Herrera, director de  Cesore, describió el diagnostico cualitativo y cuantitativo, […]


Con mucho optimismo recibí la iniciativa del alcalde Mello Castro, relacionada con la realización del Gran conversatorio para la reactivación productiva. El proceso fue apoyado por la llamada triple hélice (Estado, empresa, universidad) o por los stakeholders, como es denominado en gestión de proyectos. Fernando Herrera, director de  Cesore, describió el diagnostico cualitativo y cuantitativo, luego enriquecido por los aportes de Gelca Gutiérrez, Jaime Bonet, Juan Carlos Quintero y José Antonio Larrazábal.      

Estoy optimista por la probabilidad de materialización de lo que he sido reiterativo a través de esta tribuna, respecto de la necesidad perentoria de construir un plan de largo plazo con periodicidad entre 20 y 30 años, enfatizando que para esta misión es preponderante el concurso de las universidades, Fenalco, gremios, Gobierno y de la Cámara de Comercio.

No prepararnos para el futuro equivale a vivir al vaivén de los cambios económicos, sociales y tecnológicos, en vez de avizorarlos antes de que ocurran. Así obran las organizaciones, empresas o territorios, que quieren ser competitivos, porque hacen del futuro su mejor aliado en vez de ser sorprendidos por él.

Comprendo que no deben descuidarse los planes, programas y proyectos previstos para implementarse en el corto plazo, sin embargo, debemos tener presente que no son fáciles de resolver los problemas de inseguridad, desempleo, movilidad, transporte público, ordenamiento territorial, cultura ciudadana y discontinuidad en la prestación de los servicios públicos. 

Solucionar estos problemas en cuatro años es prácticamente una causa milagrosa, insistir en esa proeza garantiza pasaporte al fracaso. Las ciudades no se detienen son sistemas en constante evolución; Valledupar hace rato dejó de ser de casitas de bahareque, las circunstancias actuales conciben encrucijadas relacionadas con los desafíos inherentes al crecimiento demográfico, el cambio de su estructura, el cambio climático acelerado, la creciente desigualdad y la habitabilidad deficiente.

En filosofía, el problema bien planteado es un problema resuelto (Henri Bergson). Construir el futuro de la ciudad en medio de la avalancha de situaciones que nos muestra el presente requiere mucha seriedad y de esfuerzos cuantificables y medibles, sin las vanidades del gobernante de turno y con visión holística, para generar confianza ciudadana, de modo que logre convidarlos e involucrarlos en la consecución de los objetivos del territorio. 

Están las cartas jugadas, las estrategias definidas y el consenso germina, sigue pasar del sueño a la acción y entender que la articulación es importante como la convicción de que el proyecto es el territorio. 

El hacer o la implementación de las estrategias por lo expresado por el alcalde Mello castro estará a cargo de la Secretaría de Desarrollo Económico, con esta sectorial no deben repetirse los errores cometidos con la Oficina Asesora de Planeación, la cual ha sido ataviada con muchas arandelas, infravalorándola con múltiples funciones en detrimento de su naturaleza inherente al contexto estratégico. 

Por el contrario debe hacer sinergia con la Oficina Asesora de Planeación, contar con al menos tres proyectos para implementación en el corto plazo y liderar el ecosistema de las necesidades del territorio con sus propias apuestas, pero alineadas con las apuestas del Gobierno nacional. Esta tribuna está abierta para empezar a trabajar en la gestación de sociedad y territorio en prospectiva. Manos a la obra.