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Editorial - 6 febrero, 2024

El principal cambio es el climático

El Cesar es uno de los departamentos de Colombia que sufre con mayor fuerza los estragos del verano. Además de los racionamientos de agua potable en más de la mitad de los municipios, cuando hay pocas lluvias el campo se resiente y sufre las consecuencias.

El Cesar es uno de los departamentos de Colombia que sufre con mayor fuerza los estragos del verano. Además de los racionamientos de agua potable en más de la mitad de los municipios, cuando hay pocas lluvias el campo se resiente y sufre las consecuencias.

En el caso de los ganaderos, significa escasez de pasto y forraje, lo que puede afectar directamente la alimentación del ganado. 

Lo anterior, aunado a las altas temperaturas, llevó a que en los últimos dos meses murieran alrededor de 154 bovinos, lo cual se traduce en millonarias pérdidas económicas, y por lo menos 11.000 tuvieron que ser desplazados a terrenos con más humedad, cercanos a los ríos, segúndatos de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegán). 

Similar situación viven otros sectores del agro, como los cultivadores de arroz, maíz, hortalizas, palma, entre otras. La mayoría de estas cosechas demandan altas cantidades de agua que escasea por estas épocas. 

Afortunadamente, debido a la formación fuerte  y un sistema frontal en el norte de Suramérica, se registraron lluvias en el departamento del Cesar y la región Caribe. Parecen ser temporales. 

Pero más allá del fenómeno, estudios marcan que el departamento del Cesar es uno de los territorios más frágiles ante el ‘cambio climático’. Cerca del 50% del suelo del Cesar se encuentra en un proceso de desertificación debido a la implementación de malas prácticas en el campo; y casi todas las fuentes hídricas han mermado.  

Es  hora de que las autoridades departamentales y municipales miren con seriedad la sostenibilidad de nuestro campo;  está en riesgo la productividad. También el Ministerio de Agricultura, que ha anunciado programas especiales para la coyuntura. 

La ministra Jhenifer Mojica acaba de decir a la prensa (El Tiempo del domingo) que este año se han destinado $445.000 millones para prevenir efectos de El Niño: “(…) a los productores para que tengan soluciones de agua, reservorios, riegos, rehabilitaciones de jagüeyes, distintas soluciones de agua…”, pero deben informarnos cómo se ha hecho efectivo en el Cesar. 

Es hora de invertir en el campo con responsabilidad y pensando en el futuro. 

Porque si las inversiones en el sector urbano están bajo cuestionamientos, en la zona rural la situación a nivel de transparencia es aún más grave. Si la actual generación no trabaja por enfrentar el ‘cambio climático’, los que vienen tendrán un departamento sin suelo para sembrar y sin agua para beber o cultivar. 

Las imágenes de la ciénaga Baquero de Gamarra totalmente seca dan muestra de que el cambio climático es una amenaza. 

Aunque este es un proceso normal llamado estiaje, en el que baja el caudal de las ciénagas, en los últimos años se ha agravado por la disminución de las corrientes y la sedimentación del suelo.

Para tener una idea.  Los registros del río Magdalena, el principal río de la Nación que atraviesa buena parte del departamento, donde hay importantes puertos como en Gamarra, La Gloria, Tamalameque, principalmente, y las vecinas poblaciones como El Banco,  también preocupan; y a la altura de la zona portuaria de Barranquilla se alcanza una profundidad de sólo 1.7 metros, lo que es preocupante y ha disparado las alarmas.

Editorial
6 febrero, 2024

El principal cambio es el climático

El Cesar es uno de los departamentos de Colombia que sufre con mayor fuerza los estragos del verano. Además de los racionamientos de agua potable en más de la mitad de los municipios, cuando hay pocas lluvias el campo se resiente y sufre las consecuencias.


El Cesar es uno de los departamentos de Colombia que sufre con mayor fuerza los estragos del verano. Además de los racionamientos de agua potable en más de la mitad de los municipios, cuando hay pocas lluvias el campo se resiente y sufre las consecuencias.

En el caso de los ganaderos, significa escasez de pasto y forraje, lo que puede afectar directamente la alimentación del ganado. 

Lo anterior, aunado a las altas temperaturas, llevó a que en los últimos dos meses murieran alrededor de 154 bovinos, lo cual se traduce en millonarias pérdidas económicas, y por lo menos 11.000 tuvieron que ser desplazados a terrenos con más humedad, cercanos a los ríos, segúndatos de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegán). 

Similar situación viven otros sectores del agro, como los cultivadores de arroz, maíz, hortalizas, palma, entre otras. La mayoría de estas cosechas demandan altas cantidades de agua que escasea por estas épocas. 

Afortunadamente, debido a la formación fuerte  y un sistema frontal en el norte de Suramérica, se registraron lluvias en el departamento del Cesar y la región Caribe. Parecen ser temporales. 

Pero más allá del fenómeno, estudios marcan que el departamento del Cesar es uno de los territorios más frágiles ante el ‘cambio climático’. Cerca del 50% del suelo del Cesar se encuentra en un proceso de desertificación debido a la implementación de malas prácticas en el campo; y casi todas las fuentes hídricas han mermado.  

Es  hora de que las autoridades departamentales y municipales miren con seriedad la sostenibilidad de nuestro campo;  está en riesgo la productividad. También el Ministerio de Agricultura, que ha anunciado programas especiales para la coyuntura. 

La ministra Jhenifer Mojica acaba de decir a la prensa (El Tiempo del domingo) que este año se han destinado $445.000 millones para prevenir efectos de El Niño: “(…) a los productores para que tengan soluciones de agua, reservorios, riegos, rehabilitaciones de jagüeyes, distintas soluciones de agua…”, pero deben informarnos cómo se ha hecho efectivo en el Cesar. 

Es hora de invertir en el campo con responsabilidad y pensando en el futuro. 

Porque si las inversiones en el sector urbano están bajo cuestionamientos, en la zona rural la situación a nivel de transparencia es aún más grave. Si la actual generación no trabaja por enfrentar el ‘cambio climático’, los que vienen tendrán un departamento sin suelo para sembrar y sin agua para beber o cultivar. 

Las imágenes de la ciénaga Baquero de Gamarra totalmente seca dan muestra de que el cambio climático es una amenaza. 

Aunque este es un proceso normal llamado estiaje, en el que baja el caudal de las ciénagas, en los últimos años se ha agravado por la disminución de las corrientes y la sedimentación del suelo.

Para tener una idea.  Los registros del río Magdalena, el principal río de la Nación que atraviesa buena parte del departamento, donde hay importantes puertos como en Gamarra, La Gloria, Tamalameque, principalmente, y las vecinas poblaciones como El Banco,  también preocupan; y a la altura de la zona portuaria de Barranquilla se alcanza una profundidad de sólo 1.7 metros, lo que es preocupante y ha disparado las alarmas.