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Columnista - 2 abril, 2024

El primer cumpleaños

Cada año a final de diciembre los hermanos Cotes Zuleta nos reuníamos en el hogar de nuestros padres Aquilino Cotes Calderón y Dominga Zuleta Mieles, ellos eran el eje central de nuestra atención. Esperar la hora de Navidad y el año nuevo en casa de nuestros padres era algo especial, de amor y contentos, de […]

Cada año a final de diciembre los hermanos Cotes Zuleta nos reuníamos en el hogar de nuestros padres Aquilino Cotes Calderón y Dominga Zuleta Mieles, ellos eran el eje central de nuestra atención.

Esperar la hora de Navidad y el año nuevo en casa de nuestros padres era algo especial, de amor y contentos, de inmenso jolgorio y de celebración especial. Mal contados, que yo recuerde, nos reuníamos hasta 60 personas, entre ellas los hijos, los nietos, bisnietos, sobrinos, tíos, primos, cuñados y nueras. 

Nosotros éramos 14 hermanos, 10 hombres y 4 mujeres, han fallecido cuatro.  Por la sencilla razón dialéctica los hermanos mayores tuvieron sus hijos y así se dio la multiplicación de la familia, como ocurre en el seno de todo hogar. 

Los hermanos que más hijos tuvieron fueron Romel (11), Rolando (8), el resto no supera los cuatro. Por causa del mismo proceso los sobrinos han tenido muchos hijos. 

Somos los Cotes Zuleta muy prolíferos, especialmente para varones; aunque, la excepción serían dos hermanos que tienen más hijas que varones. 

Así como yo, mis hermanos, vivimos orgullosos de tener nietos, sobrinos, tíos y primos. Entre nosotros la juerga –en reuniones- es normal, vivimos nuestra propia felicidad. Aún no he conocido al abuelo o abuela que se sientan incómodos con sus nietos, aunque hay parejas que se pasan de listos y trasnochan a sus padres. 

Pero, he traído a colación este resumen de la familia para recordar hoy un nuevo acontecimiento familiar que aflora la felicidad que vivimos. Se trata del primer cumpleaños (1 de abril), de mi segundo nieto quien, por mera casualidad, tiene el mismo nombre de mi abuelo, de un tío y de un hermano; se trata de Alejandro Cotes Jaraba quien reside con sus padres José David y Liseth, y su hermanito (Camilo Andrés -5 años-) en su natal Medellín. 

Como es obvio, han registrado en las redes pormenores de la celebración. Su mamá Liseth escribió en Facebook: “Hace un año llegaste a multiplicar mi amor hijo, a alegrarnos y completar nuestra felicidad, me has enseñado a ser más fuerte, a valorar más la vida y sobre todo a dar gracias a Dios todos los días por ustedes, te amamos Alejandro, estamos felices de celebrar tu primer añito, eres fuerte y valiente”. 

Su abuela Marlene Rincones López también dejó su mensaje: “Un año de muchas risas, alegrías, trasnochos, preocupaciones y muchísimo amor, muy feliz cumpleaños Alejo Cotes Jaraba, Dios guarde tu vida siempre”.  Me uno plenamente a estas celebraciones con mucho furor afecto y amor. 

A mí, especialmente me llena de ternura cuando mi nieto Camilo Andrés me llama: “Papá Aquí”, siento que lo dice con una plenitud de afecto. 

Ser abuelo significa un segundo aire de vida, de amor. Es una sensación que se siente que pareciera que uno ve de nuevo a sus hijos, niños. Recuerdo que a mis abuelas Cleofe Calderón Márquez y Rosario Ramírez Mieles, les daba alegría vernos, sus ojos se humedecían de cariño, eso es amor de verdad verdad.  

Según una investigación de la Universidad Anáhuac México la relación de los nietos con los abuelos no será como la de los padres con sus hijos, porque ellos no son responsables directos de su educación. Pero cultivar una relación de respeto y cercanía con los abuelos será fundamental para su educación. El papel de los abuelos en la familia es un elemento positivo en la formación, educación y guía de los nietos. Labrar una relación positiva y respetuosa es vital para su formación. Hasta la próxima semana. [email protected] @tiochiro 

Por Aquilino Cotes Zuleta

Columnista
2 abril, 2024

El primer cumpleaños

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

Cada año a final de diciembre los hermanos Cotes Zuleta nos reuníamos en el hogar de nuestros padres Aquilino Cotes Calderón y Dominga Zuleta Mieles, ellos eran el eje central de nuestra atención. Esperar la hora de Navidad y el año nuevo en casa de nuestros padres era algo especial, de amor y contentos, de […]


Cada año a final de diciembre los hermanos Cotes Zuleta nos reuníamos en el hogar de nuestros padres Aquilino Cotes Calderón y Dominga Zuleta Mieles, ellos eran el eje central de nuestra atención.

Esperar la hora de Navidad y el año nuevo en casa de nuestros padres era algo especial, de amor y contentos, de inmenso jolgorio y de celebración especial. Mal contados, que yo recuerde, nos reuníamos hasta 60 personas, entre ellas los hijos, los nietos, bisnietos, sobrinos, tíos, primos, cuñados y nueras. 

Nosotros éramos 14 hermanos, 10 hombres y 4 mujeres, han fallecido cuatro.  Por la sencilla razón dialéctica los hermanos mayores tuvieron sus hijos y así se dio la multiplicación de la familia, como ocurre en el seno de todo hogar. 

Los hermanos que más hijos tuvieron fueron Romel (11), Rolando (8), el resto no supera los cuatro. Por causa del mismo proceso los sobrinos han tenido muchos hijos. 

Somos los Cotes Zuleta muy prolíferos, especialmente para varones; aunque, la excepción serían dos hermanos que tienen más hijas que varones. 

Así como yo, mis hermanos, vivimos orgullosos de tener nietos, sobrinos, tíos y primos. Entre nosotros la juerga –en reuniones- es normal, vivimos nuestra propia felicidad. Aún no he conocido al abuelo o abuela que se sientan incómodos con sus nietos, aunque hay parejas que se pasan de listos y trasnochan a sus padres. 

Pero, he traído a colación este resumen de la familia para recordar hoy un nuevo acontecimiento familiar que aflora la felicidad que vivimos. Se trata del primer cumpleaños (1 de abril), de mi segundo nieto quien, por mera casualidad, tiene el mismo nombre de mi abuelo, de un tío y de un hermano; se trata de Alejandro Cotes Jaraba quien reside con sus padres José David y Liseth, y su hermanito (Camilo Andrés -5 años-) en su natal Medellín. 

Como es obvio, han registrado en las redes pormenores de la celebración. Su mamá Liseth escribió en Facebook: “Hace un año llegaste a multiplicar mi amor hijo, a alegrarnos y completar nuestra felicidad, me has enseñado a ser más fuerte, a valorar más la vida y sobre todo a dar gracias a Dios todos los días por ustedes, te amamos Alejandro, estamos felices de celebrar tu primer añito, eres fuerte y valiente”. 

Su abuela Marlene Rincones López también dejó su mensaje: “Un año de muchas risas, alegrías, trasnochos, preocupaciones y muchísimo amor, muy feliz cumpleaños Alejo Cotes Jaraba, Dios guarde tu vida siempre”.  Me uno plenamente a estas celebraciones con mucho furor afecto y amor. 

A mí, especialmente me llena de ternura cuando mi nieto Camilo Andrés me llama: “Papá Aquí”, siento que lo dice con una plenitud de afecto. 

Ser abuelo significa un segundo aire de vida, de amor. Es una sensación que se siente que pareciera que uno ve de nuevo a sus hijos, niños. Recuerdo que a mis abuelas Cleofe Calderón Márquez y Rosario Ramírez Mieles, les daba alegría vernos, sus ojos se humedecían de cariño, eso es amor de verdad verdad.  

Según una investigación de la Universidad Anáhuac México la relación de los nietos con los abuelos no será como la de los padres con sus hijos, porque ellos no son responsables directos de su educación. Pero cultivar una relación de respeto y cercanía con los abuelos será fundamental para su educación. El papel de los abuelos en la familia es un elemento positivo en la formación, educación y guía de los nietos. Labrar una relación positiva y respetuosa es vital para su formación. Hasta la próxima semana. [email protected] @tiochiro 

Por Aquilino Cotes Zuleta