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Columnista - 5 julio, 2018

“El presidente de la justicia social”

Iván Duque Márquez, en la actualidad presidente electo de Colombia, en entrevista televisada a través del canal CNN en español, declara que será el presidente de la justicia social. ¡Caramba! Tal declaración, de veras, es un desatino similar a la enorme corrupción de nuestro país. Sin duda alguna, tan desmedido exabrupto, deja al nuevo presidente […]

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Iván Duque Márquez, en la actualidad presidente electo de Colombia, en entrevista televisada a través del canal CNN en español, declara que será el presidente de la justicia social. ¡Caramba! Tal declaración, de veras, es un desatino similar a la enorme corrupción de nuestro país.

Sin duda alguna, tan desmedido exabrupto, deja al nuevo presidente con menos credibilidad ante la opinión pública, porque pone en tela de juicio su idoneidad, para desempeñar el cargo presidencial, además, en el ámbito tanto nacional como internacional, queda la impresión de que al joven  presidente lo seduce el protagonismo.

La gente colombiana ha sufrido mucho por la irresponsabilidad de la dirigencia política, que ha sido farisaica, egoísta,  indolente con la población vulnerable, indulgente con la delincuencia, intolerante con las diferencias de la humanidad, inmoral en el manejo de los recursos del país, especialmente del erario, cuyo destino lo desvía al bolsillo de particulares y despilfarra en obras sin impactos positivos para la sociedad o de beneficios insignificantes que terminan como elefantes blancos.

En Colombia, tarde o temprano, tales desafueros, serán erradicados por dirigentes de las nuevas generaciones. Aunque el presidente electo por su edad cabe en la generación de la esperanza, su real interés prorrogará  el anhelado sueño de sus compatriotas, en vista de que al joven presidente ya su partido político lo contaminó y para colmo, obtuvo más de 10 millones de votos en la segunda vuelta electoral, en alianza programática con el resto de la vieja dirigencia política, la cual, en gran dimensión, ha sido promotora de las injusticias sociales que han convertido a Colombia en uno de los países más desiguales del mundo, cuyas consecuencias el pueblo las ha soportado con rabia, repudio y resignación.

La prosperidad social requiere de la concurrencia simultánea de múltiples factores, entre los cuales, la paz es el eje principal para que haya trabajo formal, con estipendio que al menos alcance para el sustento de las necesidades básicas. Educación de buena calidad para toda la población estudiantil. Sistema de salud integral, que propicie la prevención de las enfermedades y la atención oportuna de los pacientes. Recaudo tributario universal y equitativo con estricto control de las exenciones, evasiones y elusiones. En Colombia, ninguno de los factores generadores de desarrollo sostenible se cumple a cabalidad.

Los  indicadores estadísticos lo ratifican.

La cofradía que acompañará a gobernar a, Iván Duque Márquez, está feliz con el sofisma de que será el adalid de la justicia social. Desde esta columna, se le exige darle altura a su investidura otorgada por más de 10 millones de colombianos, para que nuestro país deje de andar al garete, al vaivén de intereses excluyentes.

Columnista
5 julio, 2018

“El presidente de la justicia social”

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Romero Churio

Iván Duque Márquez, en la actualidad presidente electo de Colombia, en entrevista televisada a través del canal CNN en español, declara que será el presidente de la justicia social. ¡Caramba! Tal declaración, de veras, es un desatino similar a la enorme corrupción de nuestro país. Sin duda alguna, tan desmedido exabrupto, deja al nuevo presidente […]


Iván Duque Márquez, en la actualidad presidente electo de Colombia, en entrevista televisada a través del canal CNN en español, declara que será el presidente de la justicia social. ¡Caramba! Tal declaración, de veras, es un desatino similar a la enorme corrupción de nuestro país.

Sin duda alguna, tan desmedido exabrupto, deja al nuevo presidente con menos credibilidad ante la opinión pública, porque pone en tela de juicio su idoneidad, para desempeñar el cargo presidencial, además, en el ámbito tanto nacional como internacional, queda la impresión de que al joven  presidente lo seduce el protagonismo.

La gente colombiana ha sufrido mucho por la irresponsabilidad de la dirigencia política, que ha sido farisaica, egoísta,  indolente con la población vulnerable, indulgente con la delincuencia, intolerante con las diferencias de la humanidad, inmoral en el manejo de los recursos del país, especialmente del erario, cuyo destino lo desvía al bolsillo de particulares y despilfarra en obras sin impactos positivos para la sociedad o de beneficios insignificantes que terminan como elefantes blancos.

En Colombia, tarde o temprano, tales desafueros, serán erradicados por dirigentes de las nuevas generaciones. Aunque el presidente electo por su edad cabe en la generación de la esperanza, su real interés prorrogará  el anhelado sueño de sus compatriotas, en vista de que al joven presidente ya su partido político lo contaminó y para colmo, obtuvo más de 10 millones de votos en la segunda vuelta electoral, en alianza programática con el resto de la vieja dirigencia política, la cual, en gran dimensión, ha sido promotora de las injusticias sociales que han convertido a Colombia en uno de los países más desiguales del mundo, cuyas consecuencias el pueblo las ha soportado con rabia, repudio y resignación.

La prosperidad social requiere de la concurrencia simultánea de múltiples factores, entre los cuales, la paz es el eje principal para que haya trabajo formal, con estipendio que al menos alcance para el sustento de las necesidades básicas. Educación de buena calidad para toda la población estudiantil. Sistema de salud integral, que propicie la prevención de las enfermedades y la atención oportuna de los pacientes. Recaudo tributario universal y equitativo con estricto control de las exenciones, evasiones y elusiones. En Colombia, ninguno de los factores generadores de desarrollo sostenible se cumple a cabalidad.

Los  indicadores estadísticos lo ratifican.

La cofradía que acompañará a gobernar a, Iván Duque Márquez, está feliz con el sofisma de que será el adalid de la justicia social. Desde esta columna, se le exige darle altura a su investidura otorgada por más de 10 millones de colombianos, para que nuestro país deje de andar al garete, al vaivén de intereses excluyentes.