Es irrefutable el poder que tiene el deporte. La actividad física y más aún a nivel profesional es capaz de hacer transformaciones físicas y sicológicas en las personas, de cambiar vidas de manera integral. Una clara evidencia de las bondades del deporte es el triunfo de Óscar Muñoz Oviedo en el Desafío Súper Humanos de […]
Es irrefutable el poder que tiene el deporte. La actividad física y más aún a nivel profesional es capaz de hacer transformaciones físicas y sicológicas en las personas, de cambiar vidas de manera integral.
Una clara evidencia de las bondades del deporte es el triunfo de Óscar Muñoz Oviedo en el Desafío Súper Humanos de Caracol Televisión. Este joven taekwondista demostró que Colombia no ha olvidado la hazaña que logró en el 2012, cuando apenas tenía 19 años, y se colgó una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres; demostró que los malos momentos son pasajeros, teniendo en cuenta que no le fue muy bien en los Olímpicos de Río de Janeiro 2016, y en ese momento muchos lo cuestionaron.
Sin embargo, la misma disciplina, entrega y pasión que lo sacaron de uno de los barrios más pobres de Valledupar, Cola de Caballo, lo llevaron a destacarse en el taekwondo, a convertirse en un deportista olímpico, a ganarse 600 millones de pesos con el apoyo de los colombianos y gracias a su gran desempeño en las pruebas físicas y mentales que le impusieron en el programa de televisión.
Sin mucho carisma pero con abundante nobleza, Óscar se ganó el cariño de todos los que lo vieron en la dura competencia con los ‘súper humanos’ costeños y de otras regiones del país. Lo más importante es que este triunfo no solo es de él, es de su familia, es de El Difícil, Magdalena, la tierra que lo vio nacer, y de Valledupar, donde creció y se formó como deportista.
Recalcamos que en el ámbito deportivo no siempre hay alegrías; es triste cuando los jóvenes no cuentan con escenarios ni los implementos necesarios para desarrollar sus actividades de la mejor manera, pero es reconfortante cuando los pocos que logran alcanzar el éxito luego retribuyen impartiendo sus conocimientos y experiencias para que otros también puedan alcanzar sus sueños. Así sucede con Óscar.
Este campeón aprendió que a través del deporte se puede superar la pobreza, pero sobretodo que se puede ser una mejor persona. Hoy, él es un formador de nuevas generaciones de deportistas con su escuela London, ubicada en la capital del Cesar.
Por todo lo anterior, consideramos que, contrario a lo que ocurre en otros sectores, las inversiones en los deportistas no se pierden, aunque los réditos más valiosos sean intangibles. La satisfacción por los triunfos y por el esfuerzo entregado, son la mejor recompensa. Además, el deporte ayuda a llevar a los jóvenes por el buen camino, lejos de los vicios, de las prácticas inoficiosas que impactan negativamente sus vidas.
Óscar llegará a Valledupar mañana para compartir el triunfo con sus familiares y amigos, quienes le harán un recibimiento de campeón, en reconocimiento a la lección de vida que le ha dado a quienes han tenido la dicha de compartir con él y a quienes solo lo han visto por televisión.
Es irrefutable el poder que tiene el deporte. La actividad física y más aún a nivel profesional es capaz de hacer transformaciones físicas y sicológicas en las personas, de cambiar vidas de manera integral. Una clara evidencia de las bondades del deporte es el triunfo de Óscar Muñoz Oviedo en el Desafío Súper Humanos de […]
Es irrefutable el poder que tiene el deporte. La actividad física y más aún a nivel profesional es capaz de hacer transformaciones físicas y sicológicas en las personas, de cambiar vidas de manera integral.
Una clara evidencia de las bondades del deporte es el triunfo de Óscar Muñoz Oviedo en el Desafío Súper Humanos de Caracol Televisión. Este joven taekwondista demostró que Colombia no ha olvidado la hazaña que logró en el 2012, cuando apenas tenía 19 años, y se colgó una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres; demostró que los malos momentos son pasajeros, teniendo en cuenta que no le fue muy bien en los Olímpicos de Río de Janeiro 2016, y en ese momento muchos lo cuestionaron.
Sin embargo, la misma disciplina, entrega y pasión que lo sacaron de uno de los barrios más pobres de Valledupar, Cola de Caballo, lo llevaron a destacarse en el taekwondo, a convertirse en un deportista olímpico, a ganarse 600 millones de pesos con el apoyo de los colombianos y gracias a su gran desempeño en las pruebas físicas y mentales que le impusieron en el programa de televisión.
Sin mucho carisma pero con abundante nobleza, Óscar se ganó el cariño de todos los que lo vieron en la dura competencia con los ‘súper humanos’ costeños y de otras regiones del país. Lo más importante es que este triunfo no solo es de él, es de su familia, es de El Difícil, Magdalena, la tierra que lo vio nacer, y de Valledupar, donde creció y se formó como deportista.
Recalcamos que en el ámbito deportivo no siempre hay alegrías; es triste cuando los jóvenes no cuentan con escenarios ni los implementos necesarios para desarrollar sus actividades de la mejor manera, pero es reconfortante cuando los pocos que logran alcanzar el éxito luego retribuyen impartiendo sus conocimientos y experiencias para que otros también puedan alcanzar sus sueños. Así sucede con Óscar.
Este campeón aprendió que a través del deporte se puede superar la pobreza, pero sobretodo que se puede ser una mejor persona. Hoy, él es un formador de nuevas generaciones de deportistas con su escuela London, ubicada en la capital del Cesar.
Por todo lo anterior, consideramos que, contrario a lo que ocurre en otros sectores, las inversiones en los deportistas no se pierden, aunque los réditos más valiosos sean intangibles. La satisfacción por los triunfos y por el esfuerzo entregado, son la mejor recompensa. Además, el deporte ayuda a llevar a los jóvenes por el buen camino, lejos de los vicios, de las prácticas inoficiosas que impactan negativamente sus vidas.
Óscar llegará a Valledupar mañana para compartir el triunfo con sus familiares y amigos, quienes le harán un recibimiento de campeón, en reconocimiento a la lección de vida que le ha dado a quienes han tenido la dicha de compartir con él y a quienes solo lo han visto por televisión.