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Columnista - 13 diciembre, 2022

El planeta de las motos

Definitivamente hay desarrollos que han facilitado la vida de la humanidad y otros que se convirtieron en verdaderos dolores de cabeza no tanto por el invento en sí sino por quienes lo usan, solo por mencionar la pólvora y la dinamita como algunos de ellos, esta última quien lo creyera fue inventada por el hombre […]

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Definitivamente hay desarrollos que han facilitado la vida de la humanidad y otros que se convirtieron en verdaderos dolores de cabeza no tanto por el invento en sí sino por quienes lo usan, solo por mencionar la pólvora y la dinamita como algunos de ellos, esta última quien lo creyera fue inventada por el hombre símbolo de la paz, Alfred Nobel; pero en realidad este artículo se lo quiero dedicar a la idea del ingeniero alemán Gottlieb Daimler, quien en 1885 dio paso a lo que hoy es la motocicleta, un medio  en el que se movilizan millones de personas en todo el mundo pero con una sombra de muerte a su paso.

La motocicleta llegó para quedarse, sus innumerables estilos van desde el modelo básico de transporte unipersonal, pasando por los usados para deportes, para operaciones militares, cuerpos de rescate y también las de lujo; por supuesto han ido migrando a sistemas de tres ruedas para transporte de carga y cuatro ruedas para otro tipo de gustos más exquisitos, es decir la muy memorable “cuatrimoto”, las cuales se popularizaron en los ochentas y noventas por los carteles de la droga en el país.

Su producción en masa, la facilidad para adquirirlas y su versatilidad para movilizarse hizo que la explosión de unidades vendidas venga en crecimiento año a año, según cifras de la industria a corte 30 de noviembre del año en curso se han vendido 741.600 unidades lo que representa un 14.4% de crecimiento respecto al 2021 y por supuesto este crecimiento es directamente proporcional al número de siniestros donde están involucradas las motocicletas. De acuerdo a datos de Fasecolda en el 20021 se presentaron 7.270 muertos en accidentes de tránsito siendo el 55% de esta cifra motociclistas y 700 mil heridos, lo que representa un gasto vía SOAT al estado de $1,9 billones de pesos anuales, una cifra muy escandalosa. 

Pero quizás sumado al nivel de accidentalidad en las que participan los motociclistas, se suma una cultura delictuosa que hace que quien transite en estos vehículos se sienta con patente para violar todas las normas de tránsito lo que termina en daños a otros vehículos lo cual abulta más las cifras entregadas por el gremio de las aseguradoras puesto que la mayoría de estos accidentes por considerarse en su mayoría menores no son cubiertos por las pólizas y los propietarios deben correr por su cuenta a la reparación de los daños, aumentando el nivel de impotencia de los afectados.

Aunque existe una minoría que respeta las normas, usa sus elementos de seguridad y distintivos para salvaguardar su integridad, la realidad es que la mayoría de los motociclistas actúa de manera irresponsable convirtiendo ciudades en invivibles e intransitables puesto que es tal el número de estos vehículos transitando indiscriminadamente por las calles que prácticamente se tomaron las vías, pero sumado a ello la delincuencia se ha camuflado haciendo que el ciudadano desconfíe de todo lo que tenga dos ruedas a tal punto que dos personas en una motocicleta son sinónimo de delincuencia, aclaro es la percepción que se tiene por parte de la ciudadanía.

Pero la situación parece llegar a un punto de conflicto puesto que el estado queda atrapado entre una industria que genera miles de empleos, paga miles de millones al fisco vía impuestos y le genera ingresos a toda una industria donde participan aseguradoras, centros de diagnóstico automotriz (CDA), repuestos, llantas etc., un sector de la población que tiene en la motocicleta el único modo de movilizarse,  y por otro lado  una sociedad que siente que estos aparatos se tomaron las ciudades generando un caos haciendo que ciudades como Sincelejo y Valledupar sean invivibles.

Ahora bien, uno esperaría que las medidas que tome el Estado sean coherentes para desincentivar su uso como la adopción de sistemas de transporte masivo eficientes y accesibles o regular y restringir que las motos sin documentos no puedan transitar por las calles, pero el Gobierno anuncia que rebajará hasta en un 50% el valor del SOAT bajo el supuesto que quienes hoy no lo tengan salgan corriendo a comprarlo, vaya ingenuidad,  y qué decir de los mandatarios que una vez ganan las elecciones salen en caravana a celebrar, y son justo los usuarios de motos quienes los acompañan, y ni qué decir de los negocios que surgen alrededor de las motos indocumentadas.

Columnista
13 diciembre, 2022

El planeta de las motos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eloy Gutiérrez Anaya

Definitivamente hay desarrollos que han facilitado la vida de la humanidad y otros que se convirtieron en verdaderos dolores de cabeza no tanto por el invento en sí sino por quienes lo usan, solo por mencionar la pólvora y la dinamita como algunos de ellos, esta última quien lo creyera fue inventada por el hombre […]


Definitivamente hay desarrollos que han facilitado la vida de la humanidad y otros que se convirtieron en verdaderos dolores de cabeza no tanto por el invento en sí sino por quienes lo usan, solo por mencionar la pólvora y la dinamita como algunos de ellos, esta última quien lo creyera fue inventada por el hombre símbolo de la paz, Alfred Nobel; pero en realidad este artículo se lo quiero dedicar a la idea del ingeniero alemán Gottlieb Daimler, quien en 1885 dio paso a lo que hoy es la motocicleta, un medio  en el que se movilizan millones de personas en todo el mundo pero con una sombra de muerte a su paso.

La motocicleta llegó para quedarse, sus innumerables estilos van desde el modelo básico de transporte unipersonal, pasando por los usados para deportes, para operaciones militares, cuerpos de rescate y también las de lujo; por supuesto han ido migrando a sistemas de tres ruedas para transporte de carga y cuatro ruedas para otro tipo de gustos más exquisitos, es decir la muy memorable “cuatrimoto”, las cuales se popularizaron en los ochentas y noventas por los carteles de la droga en el país.

Su producción en masa, la facilidad para adquirirlas y su versatilidad para movilizarse hizo que la explosión de unidades vendidas venga en crecimiento año a año, según cifras de la industria a corte 30 de noviembre del año en curso se han vendido 741.600 unidades lo que representa un 14.4% de crecimiento respecto al 2021 y por supuesto este crecimiento es directamente proporcional al número de siniestros donde están involucradas las motocicletas. De acuerdo a datos de Fasecolda en el 20021 se presentaron 7.270 muertos en accidentes de tránsito siendo el 55% de esta cifra motociclistas y 700 mil heridos, lo que representa un gasto vía SOAT al estado de $1,9 billones de pesos anuales, una cifra muy escandalosa. 

Pero quizás sumado al nivel de accidentalidad en las que participan los motociclistas, se suma una cultura delictuosa que hace que quien transite en estos vehículos se sienta con patente para violar todas las normas de tránsito lo que termina en daños a otros vehículos lo cual abulta más las cifras entregadas por el gremio de las aseguradoras puesto que la mayoría de estos accidentes por considerarse en su mayoría menores no son cubiertos por las pólizas y los propietarios deben correr por su cuenta a la reparación de los daños, aumentando el nivel de impotencia de los afectados.

Aunque existe una minoría que respeta las normas, usa sus elementos de seguridad y distintivos para salvaguardar su integridad, la realidad es que la mayoría de los motociclistas actúa de manera irresponsable convirtiendo ciudades en invivibles e intransitables puesto que es tal el número de estos vehículos transitando indiscriminadamente por las calles que prácticamente se tomaron las vías, pero sumado a ello la delincuencia se ha camuflado haciendo que el ciudadano desconfíe de todo lo que tenga dos ruedas a tal punto que dos personas en una motocicleta son sinónimo de delincuencia, aclaro es la percepción que se tiene por parte de la ciudadanía.

Pero la situación parece llegar a un punto de conflicto puesto que el estado queda atrapado entre una industria que genera miles de empleos, paga miles de millones al fisco vía impuestos y le genera ingresos a toda una industria donde participan aseguradoras, centros de diagnóstico automotriz (CDA), repuestos, llantas etc., un sector de la población que tiene en la motocicleta el único modo de movilizarse,  y por otro lado  una sociedad que siente que estos aparatos se tomaron las ciudades generando un caos haciendo que ciudades como Sincelejo y Valledupar sean invivibles.

Ahora bien, uno esperaría que las medidas que tome el Estado sean coherentes para desincentivar su uso como la adopción de sistemas de transporte masivo eficientes y accesibles o regular y restringir que las motos sin documentos no puedan transitar por las calles, pero el Gobierno anuncia que rebajará hasta en un 50% el valor del SOAT bajo el supuesto que quienes hoy no lo tengan salgan corriendo a comprarlo, vaya ingenuidad,  y qué decir de los mandatarios que una vez ganan las elecciones salen en caravana a celebrar, y son justo los usuarios de motos quienes los acompañan, y ni qué decir de los negocios que surgen alrededor de las motos indocumentadas.