Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 2 febrero, 2015

El PIB como medida de riqueza y bienestar

Comienza el año y saltan las cábalas sobre el esperado comportamiento de la economía y demás. Se hacen cálculos y pronósticos con apariencia de precisión y el gobierno anuncia que en 2015 el PIB crecerá y a partir de ahí todo mejorará. Sin embargo, conviene precisar algunos aspectos sobre el Producto Interno Bruto-PIB como indicador […]

Comienza el año y saltan las cábalas sobre el esperado comportamiento de la economía y demás. Se hacen cálculos y pronósticos con apariencia de precisión y el gobierno anuncia que en 2015 el PIB crecerá y a partir de ahí todo mejorará. Sin embargo, conviene precisar algunos aspectos sobre el Producto Interno Bruto-PIB como indicador por excelencia y como medida de la riqueza y del bienestar.

Por definición, el PIB mide el valor de la actividad económica de un país; más exactamente es el valor monetario de la producción de bienes y servicios de demanda final al interior de un país o región durante un cierto tiempo, generalmente un año. Si aumenta, se habla de crecimiento económico y si disminuye, hay decrecimiento. La cifra del PIB es entonces útil para comparar resultados económicos entre distintos períodos de tiempo o entre una y otra economía o entre regiones, pero no mide el bienestar ni la calidad de vida de los ciudadanos.

El PIB dice cuánto creció o decreció la economía del país. Al dividir PIB/población total resulta el ingreso por habitante, otro indicador que con frecuencia los analistas y políticos utilizan para decir que si aumenta, es mayor el bienestar general; al oír esta retahíla hay quienes piensan que alguien se quedó con parte de lo suyo porque su bolsillo/cuenta bancaria sigue inmodificable y tienen razón, se trata de malabares propios de economistas al servicio del gran poder.

La verdad sobre el PIB es que es mucho lo que deja por fuera (sin medir). En el caso colombiano el PIB no dice nada sobre el enorme impacto ambiental del extractivismo minero que nadie ha calculado aún y que reduce cada año el capital que se deja a generaciones futuras, ni sobre los daños y perjuicios a causa del conflicto armado, las destrucciones causadas por la delincuencia descontrolada y la violencia en general. Por otro lado no se suman al PIB los trabajos domésticos, ni las actividades informales, las labores sin ánimo de lucro/gratuitas que desarrollan organizaciones de la sociedad civil, el incremento de saberes, etc.

El crecimiento es pues un concepto numérico, de cantidades, relacionado con magnitudes económicas, que si aumentan, la economía se hace más grande y si disminuyen la economía se contrae. Pero el PIB no dice nada acerca del reparto de esa producción ni de la renta anual que de ella se deriva. Es una cifra escueta que oculta la verdad sobre la distribución de la riqueza y del ingreso.

Crecimiento económico no es sinónimo de bienestar/prosperidad; lo primero es mayor actividad económica, lo segundo es mejor calidad de vida y esto está ligado al desarrollo económico, un concepto relacionado con el buen vivir, con una equitativa distribución del ingreso y de la riqueza, esto es, con la justicia social, con el empleo, con la atención de necesidades básicas y mucho más. Se mide a través de indicadores como escolaridad, esperanza de vida, cobertura en salud, tasa de mortalidad infantil, etc.
Más atención a las cifras, el que sean positivas no siempre significa que sean favorables a las mayorías.

Columnista
2 febrero, 2015

El PIB como medida de riqueza y bienestar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Imelda Daza Cotes

Comienza el año y saltan las cábalas sobre el esperado comportamiento de la economía y demás. Se hacen cálculos y pronósticos con apariencia de precisión y el gobierno anuncia que en 2015 el PIB crecerá y a partir de ahí todo mejorará. Sin embargo, conviene precisar algunos aspectos sobre el Producto Interno Bruto-PIB como indicador […]


Comienza el año y saltan las cábalas sobre el esperado comportamiento de la economía y demás. Se hacen cálculos y pronósticos con apariencia de precisión y el gobierno anuncia que en 2015 el PIB crecerá y a partir de ahí todo mejorará. Sin embargo, conviene precisar algunos aspectos sobre el Producto Interno Bruto-PIB como indicador por excelencia y como medida de la riqueza y del bienestar.

Por definición, el PIB mide el valor de la actividad económica de un país; más exactamente es el valor monetario de la producción de bienes y servicios de demanda final al interior de un país o región durante un cierto tiempo, generalmente un año. Si aumenta, se habla de crecimiento económico y si disminuye, hay decrecimiento. La cifra del PIB es entonces útil para comparar resultados económicos entre distintos períodos de tiempo o entre una y otra economía o entre regiones, pero no mide el bienestar ni la calidad de vida de los ciudadanos.

El PIB dice cuánto creció o decreció la economía del país. Al dividir PIB/población total resulta el ingreso por habitante, otro indicador que con frecuencia los analistas y políticos utilizan para decir que si aumenta, es mayor el bienestar general; al oír esta retahíla hay quienes piensan que alguien se quedó con parte de lo suyo porque su bolsillo/cuenta bancaria sigue inmodificable y tienen razón, se trata de malabares propios de economistas al servicio del gran poder.

La verdad sobre el PIB es que es mucho lo que deja por fuera (sin medir). En el caso colombiano el PIB no dice nada sobre el enorme impacto ambiental del extractivismo minero que nadie ha calculado aún y que reduce cada año el capital que se deja a generaciones futuras, ni sobre los daños y perjuicios a causa del conflicto armado, las destrucciones causadas por la delincuencia descontrolada y la violencia en general. Por otro lado no se suman al PIB los trabajos domésticos, ni las actividades informales, las labores sin ánimo de lucro/gratuitas que desarrollan organizaciones de la sociedad civil, el incremento de saberes, etc.

El crecimiento es pues un concepto numérico, de cantidades, relacionado con magnitudes económicas, que si aumentan, la economía se hace más grande y si disminuyen la economía se contrae. Pero el PIB no dice nada acerca del reparto de esa producción ni de la renta anual que de ella se deriva. Es una cifra escueta que oculta la verdad sobre la distribución de la riqueza y del ingreso.

Crecimiento económico no es sinónimo de bienestar/prosperidad; lo primero es mayor actividad económica, lo segundo es mejor calidad de vida y esto está ligado al desarrollo económico, un concepto relacionado con el buen vivir, con una equitativa distribución del ingreso y de la riqueza, esto es, con la justicia social, con el empleo, con la atención de necesidades básicas y mucho más. Se mide a través de indicadores como escolaridad, esperanza de vida, cobertura en salud, tasa de mortalidad infantil, etc.
Más atención a las cifras, el que sean positivas no siempre significa que sean favorables a las mayorías.