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Columnista - 29 julio, 2015

El perro y la bestia

“El perro te ladra porque no te conoce si llego en la noche o en la madrugada”. Recordamos la canción titulada ‘El perro de Juana’ de Aníbal Velázquez de la cual hemos transcrito el aparte que antecede a propósito de un acontecimiento bárbaro que nos ha causado un gran impacto y producido una gran preocupación. […]

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“El perro te ladra porque no te conoce si llego en la noche o en la madrugada”.
Recordamos la canción titulada ‘El perro de Juana’ de Aníbal Velázquez de la cual hemos transcrito el aparte que antecede a propósito de un acontecimiento bárbaro que nos ha causado un gran impacto y producido una gran preocupación.

A los perros se les ha cantado como lo hizo Aníbal Velázquez en la canción antes anunciada y también en el disco titulado ‘Perro zapato blanco’, del cual dice tiene unos zapatos que su mamá le regaló, claro no sé cómo se los ponía; Alejo Duran le cantó a ‘La perra´, que era tan brava que mordía a su dueño y se untaba manteca para que los perros la lamieran; José Luis Rodríguez ‘El Puma’ en la canción ‘Dueño de nada’ por el mal trato de la muchacha se compara con un perro; Franklin Moya en la canción titulada ‘Perro sinvergüenza’, que le grabó Diomedes en el año 1994, dice que así le decía la suegra antes de enterarse que sería buen marido, y ahora le guarda mazamorra de maíz biche “Al perro sinvergüenza”; y el mismo autor en canción que le acaba de grabar Joaco Pertuz, le exige a la mujer que además de sobarlo y pechicharlo cuando él llegue le pregunte “Cómo te fue mi perro”; y José Carlos Guerra en la canción titulada ‘Así son las cosas’, que le grabó Poncho en el CD ‘Colombia canta vallenato’ dice que su perro lo ladra rabioso cuando lo ve llegar, siempre el perro como protagonista como ya hemos visto, pero como víctima de un fusilamiento en La Guajira jamás.

Con estupefacción nos hemos enterado de un episodio que se dice en la región, empañó la bellísima fiesta que sus fieles devotos le hicieron a la Virgen del Carmen en el acogedor corregimiento de Los Haticos, lugar donde nacieron algunos amigos a los que aprecio mucho.
Fui enterado que un curioso personaje de junglas forasteros cuyos procederes sacan la cara por él y dañan la buena imagen de esa población agrícola por tradición, fastidiado porque un perro ladraba mucho y corría cada vez que escuchaba la explosión de un cohete descargó todo su instinto criminal sobre el inocente perrito propinándole un tiro de escopeta de perdigones que al destrozar su cabeza produjo su muerte en forma instantánea.
Cuando ya se empiezan a silenciar los gritos de los perros acobardados por el estruendo de los juegos artificiales por escopeta es porque estamos asistiendo sin darnos cuenta toda la sociedad a su propio funeral, y la primacía de la monstruosa realidad reciente presentada nos plantea el siguiente interrogante, ¿Quién es más animal el asesino o el perro?

La situación que hemos contado obliga a reaccionar, reflexionar y actuar antes que los ciudadanos inermes seamos sacados por los barbaros a patada de nuestra propia casa en arbitrario ejercicio de sus punitivas razones, abusando de la paciencia y la hospitalidad de la gente de la Región acostumbrada a abrir sus brazos y su corazón sin preguntar ni averiguar los antecedentes de la gente que llega, creyendo que todo mundo es como nosotros; es imperativo tomar precauciones, y desde el punto de vista institucional verificar que clase de personas llega para quedarse en nuestros pueblos porque la intolerancia, y las malas costumbres ajenas a nuestra idiosincrasia se están llevando por delante no solo nuestros valores sino también derechos constitucionales fundamentales que son irrenunciables.

La inmigración contribuye al crecimiento de las ciudades y también de los corregimientos, pero ese progreso tiene que ser real y no para retroceder, la gente mala no puede llegar a pueblos ajenos a dar malos ejemplos y a violar la ley, ni se les puede permitir, porque como bien lo decía mi vieja: “Una mala res echa a perder un rodeo”, y mi abuelo que era analfabeta, filósofo y autodidacta decía que “los problemas hay que evitarlos a tiempo porque lo bueno es para el dueño y lo malo es para todos”.
Nos sentimos particularmente conmovidos y alarmados porque no hay la menor duda que quien mata un perro es capaz de quitarle la vida a cualquiera.

@Nene_AcostaM

Columnista
29 julio, 2015

El perro y la bestia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Eduardo Acosta Medina

“El perro te ladra porque no te conoce si llego en la noche o en la madrugada”. Recordamos la canción titulada ‘El perro de Juana’ de Aníbal Velázquez de la cual hemos transcrito el aparte que antecede a propósito de un acontecimiento bárbaro que nos ha causado un gran impacto y producido una gran preocupación. […]


“El perro te ladra porque no te conoce si llego en la noche o en la madrugada”.
Recordamos la canción titulada ‘El perro de Juana’ de Aníbal Velázquez de la cual hemos transcrito el aparte que antecede a propósito de un acontecimiento bárbaro que nos ha causado un gran impacto y producido una gran preocupación.

A los perros se les ha cantado como lo hizo Aníbal Velázquez en la canción antes anunciada y también en el disco titulado ‘Perro zapato blanco’, del cual dice tiene unos zapatos que su mamá le regaló, claro no sé cómo se los ponía; Alejo Duran le cantó a ‘La perra´, que era tan brava que mordía a su dueño y se untaba manteca para que los perros la lamieran; José Luis Rodríguez ‘El Puma’ en la canción ‘Dueño de nada’ por el mal trato de la muchacha se compara con un perro; Franklin Moya en la canción titulada ‘Perro sinvergüenza’, que le grabó Diomedes en el año 1994, dice que así le decía la suegra antes de enterarse que sería buen marido, y ahora le guarda mazamorra de maíz biche “Al perro sinvergüenza”; y el mismo autor en canción que le acaba de grabar Joaco Pertuz, le exige a la mujer que además de sobarlo y pechicharlo cuando él llegue le pregunte “Cómo te fue mi perro”; y José Carlos Guerra en la canción titulada ‘Así son las cosas’, que le grabó Poncho en el CD ‘Colombia canta vallenato’ dice que su perro lo ladra rabioso cuando lo ve llegar, siempre el perro como protagonista como ya hemos visto, pero como víctima de un fusilamiento en La Guajira jamás.

Con estupefacción nos hemos enterado de un episodio que se dice en la región, empañó la bellísima fiesta que sus fieles devotos le hicieron a la Virgen del Carmen en el acogedor corregimiento de Los Haticos, lugar donde nacieron algunos amigos a los que aprecio mucho.
Fui enterado que un curioso personaje de junglas forasteros cuyos procederes sacan la cara por él y dañan la buena imagen de esa población agrícola por tradición, fastidiado porque un perro ladraba mucho y corría cada vez que escuchaba la explosión de un cohete descargó todo su instinto criminal sobre el inocente perrito propinándole un tiro de escopeta de perdigones que al destrozar su cabeza produjo su muerte en forma instantánea.
Cuando ya se empiezan a silenciar los gritos de los perros acobardados por el estruendo de los juegos artificiales por escopeta es porque estamos asistiendo sin darnos cuenta toda la sociedad a su propio funeral, y la primacía de la monstruosa realidad reciente presentada nos plantea el siguiente interrogante, ¿Quién es más animal el asesino o el perro?

La situación que hemos contado obliga a reaccionar, reflexionar y actuar antes que los ciudadanos inermes seamos sacados por los barbaros a patada de nuestra propia casa en arbitrario ejercicio de sus punitivas razones, abusando de la paciencia y la hospitalidad de la gente de la Región acostumbrada a abrir sus brazos y su corazón sin preguntar ni averiguar los antecedentes de la gente que llega, creyendo que todo mundo es como nosotros; es imperativo tomar precauciones, y desde el punto de vista institucional verificar que clase de personas llega para quedarse en nuestros pueblos porque la intolerancia, y las malas costumbres ajenas a nuestra idiosincrasia se están llevando por delante no solo nuestros valores sino también derechos constitucionales fundamentales que son irrenunciables.

La inmigración contribuye al crecimiento de las ciudades y también de los corregimientos, pero ese progreso tiene que ser real y no para retroceder, la gente mala no puede llegar a pueblos ajenos a dar malos ejemplos y a violar la ley, ni se les puede permitir, porque como bien lo decía mi vieja: “Una mala res echa a perder un rodeo”, y mi abuelo que era analfabeta, filósofo y autodidacta decía que “los problemas hay que evitarlos a tiempo porque lo bueno es para el dueño y lo malo es para todos”.
Nos sentimos particularmente conmovidos y alarmados porque no hay la menor duda que quien mata un perro es capaz de quitarle la vida a cualquiera.

@Nene_AcostaM