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Editorial - 9 febrero, 2024

El periodismo y la ética

La historia marca que la celebración del Día del Periodista nació el 9 de febrero de 1791, con la aparición del primer periódico en Colombia, el cual llevaba el nombre de ‘Papel Periódico de la Ciudad de Santafé de Bogotá’.En ese momento lo dirigía el cubano Manuel del Socorro Rodríguez de la Victoria. En esa […]

La historia marca que la celebración del Día del Periodista nació el 9 de febrero de 1791, con la aparición del primer periódico en Colombia, el cual llevaba el nombre de ‘Papel Periódico de la Ciudad de Santafé de Bogotá’.
En ese momento lo dirigía el cubano Manuel del Socorro Rodríguez de la Victoria. En esa publicación escribieron próceres colombianos como Antonio Nariño, Francisco Antonio Zea, Francisco José de Caldas, entre otros, según narran los artículos.

Del 9 de febrero de 1791 al 9 de febrero de 2024 muchas cosas han cambiado. Casi todas, excepto el propósito del periodismo. En ese tiempo se fortaleció el papel, y aparecieron las emisoras, la televisión, el internet y las redes sociales.

Todas estas herramientas permitieron masificar la información, democratizarla. Pero también generar fenómenos contrarios a la verdad y la ética, como las noticias falsas o la posverdad, que no es otra cosa que una realidad manipulada.
En un ejercicio interesante, la Asociación Colombiana de Medios de Información, AMI, lanzó un mensaje claro en medio de tanta confusión: “Creemos en el periodismo”. Corto, pero sencillo. Porque 233 años después de que naciera el primer periódico en Colombia, el mayor desafío de los medios es recuperar la credibilidad. Es casi un deber, por el bien de la democracia.
Porque si algo ha permitido mantener el equilibrio de las instituciones, a pesar de los ataques, ha sido el buen periodismo que construyó una sociedad informada.
Actualmente, el periodismo tiene dos enemigos: uno interno, que son las malas prácticas de unas manzanas podridas; el externo, son los ataques de los manipuladores que ahora reclaman ser propietarios de la verdad, según sus intereses económicos o políticos.

La única forma de prevalecer a tiempos difíciles es seguir aferrados a la ética y la convicción. Si hay una profesión que se debe apoyar en estos valores es el periodismo.
“Puesto que la comunicación es una prolongación de la persona, su ética está regida por los principios que hacen de cualquiera persona un buen ser humano, y entre ellos deben destacarse el compromiso con la verdad, la responsabilidad para con la sociedad y la independencia”, decía el periodista Javier Darío Restrepo.
En este contexto, es vital que los periodistas mantengan firmes sus principios éticos y su compromiso con la verdad, siendo conscientes de su papel crucial en la construcción de una sociedad informada y democrática.
Es fundamental que los medios de comunicación continúen fortaleciendo sus estándares de calidad y ética profesional, promoviendo la transparencia y la veracidad en la información que brindan a la sociedad. Solo así podrán recuperar y mantener la confianza del público, enfrentando tanto los desafíos internos de las malas prácticas como los externos de los intereses económicos y políticos que buscan socavar la credibilidad del periodismo.

Editorial
9 febrero, 2024

El periodismo y la ética

La historia marca que la celebración del Día del Periodista nació el 9 de febrero de 1791, con la aparición del primer periódico en Colombia, el cual llevaba el nombre de ‘Papel Periódico de la Ciudad de Santafé de Bogotá’.En ese momento lo dirigía el cubano Manuel del Socorro Rodríguez de la Victoria. En esa […]


La historia marca que la celebración del Día del Periodista nació el 9 de febrero de 1791, con la aparición del primer periódico en Colombia, el cual llevaba el nombre de ‘Papel Periódico de la Ciudad de Santafé de Bogotá’.
En ese momento lo dirigía el cubano Manuel del Socorro Rodríguez de la Victoria. En esa publicación escribieron próceres colombianos como Antonio Nariño, Francisco Antonio Zea, Francisco José de Caldas, entre otros, según narran los artículos.

Del 9 de febrero de 1791 al 9 de febrero de 2024 muchas cosas han cambiado. Casi todas, excepto el propósito del periodismo. En ese tiempo se fortaleció el papel, y aparecieron las emisoras, la televisión, el internet y las redes sociales.

Todas estas herramientas permitieron masificar la información, democratizarla. Pero también generar fenómenos contrarios a la verdad y la ética, como las noticias falsas o la posverdad, que no es otra cosa que una realidad manipulada.
En un ejercicio interesante, la Asociación Colombiana de Medios de Información, AMI, lanzó un mensaje claro en medio de tanta confusión: “Creemos en el periodismo”. Corto, pero sencillo. Porque 233 años después de que naciera el primer periódico en Colombia, el mayor desafío de los medios es recuperar la credibilidad. Es casi un deber, por el bien de la democracia.
Porque si algo ha permitido mantener el equilibrio de las instituciones, a pesar de los ataques, ha sido el buen periodismo que construyó una sociedad informada.
Actualmente, el periodismo tiene dos enemigos: uno interno, que son las malas prácticas de unas manzanas podridas; el externo, son los ataques de los manipuladores que ahora reclaman ser propietarios de la verdad, según sus intereses económicos o políticos.

La única forma de prevalecer a tiempos difíciles es seguir aferrados a la ética y la convicción. Si hay una profesión que se debe apoyar en estos valores es el periodismo.
“Puesto que la comunicación es una prolongación de la persona, su ética está regida por los principios que hacen de cualquiera persona un buen ser humano, y entre ellos deben destacarse el compromiso con la verdad, la responsabilidad para con la sociedad y la independencia”, decía el periodista Javier Darío Restrepo.
En este contexto, es vital que los periodistas mantengan firmes sus principios éticos y su compromiso con la verdad, siendo conscientes de su papel crucial en la construcción de una sociedad informada y democrática.
Es fundamental que los medios de comunicación continúen fortaleciendo sus estándares de calidad y ética profesional, promoviendo la transparencia y la veracidad en la información que brindan a la sociedad. Solo así podrán recuperar y mantener la confianza del público, enfrentando tanto los desafíos internos de las malas prácticas como los externos de los intereses económicos y políticos que buscan socavar la credibilidad del periodismo.