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Columnista - 26 octubre, 2022

El peor entramado de corrupción 

Los críticos son aquellos que saben hacer todo, pero nunca lo han hecho, de esos abundan, y los describe el dramaturgo francés, Philippe Destouches, de manera particular, en el entendido de que la crítica es fácil, el arte es difícil, pero criticar desinformando es perverso.  En medio del aluvión de críticas al gobierno del presidente […]

Los críticos son aquellos que saben hacer todo, pero nunca lo han hecho, de esos abundan, y los describe el dramaturgo francés, Philippe Destouches, de manera particular, en el entendido de que la crítica es fácil, el arte es difícil, pero criticar desinformando es perverso. 

En medio del aluvión de críticas al gobierno del presidente Gustavo Petro, proveniente no sólo de la sórdida intransigencia sino también de aliados por conveniencia, que son los mismos que apostaron porque nunca sería presidente, el Nobel de Economía 2001, el estadounidense y académico, Joseph Stiglitz, elogió la reforma tributaria que impulsa el actual gobierno, tema del cual es conocedor por ser su área, pero en el que también se deja asesorar de la mejor economista del mundo, la ítaloestadounidense, Mariana Mazzucato, sumado la experticia de su ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo.

Sin embargo, Bruce Mac Master, presidente de la Andi, tras sus anuncios apocalípticos, al  hablar de desastres, cuestiona la reforma tributaria, según él, por ralentizar la productividad, generar desempleo y llevar a la quiebra el tejido empresarial del país, hasta afirmar que no es necesaria, pese a la encrucijada inflacionaria y recesiva, que es mundial, aunque para muchos el trasfondo de la arremetida del gremio es entendible, al exigirse una mayor carga tributaria para este sector, conminado a pagar impuestos, gravamen que tampoco comparte el sector de hidrocarburos, porque les toca el bolsillo, no obstante afectar el ecosistema.

Con ocasión de los primeros 100 días del gobierno Petro, el senador Gustavo Bolívar convocó para el 15 de noviembre una movilización social que promete concentrar a las multitudes en la plaza pública, para desvirtuar las mentiras de la oposición, relato que construyen alrededor de la crisis económica que ellos mismos crearon y el ataque a las reformas encaminadas a transformar a Colombia, es decir, meterles pueblo a las decisiones gubernamentales. 

De la misma manera la apuesta de Petro es acabar con las EPS, catalogadas como el mayor “entramado de corrupción” del país, porque malversan lo que se les debe girar a las clínicas y a la red pública hospitalaria, pues nunca hay convenios para atender las cirugías, remisiones y medicamentos, se abstienen de ordenar una resonancia magnética porque no les es rentable, y lo que es peor, limitan el tiempo del médico en la revisión del paciente, ni siquiera dispone mínimo de 20 minutos para un diagnóstico confiable como ordena la ley (Artículo 153 de la Ley 100 de 1993), la misma que faculta al usuario para escoger a su libre albedrío la clínica requerida a la hora de una urgencia.

Y para colmo, el Estado debe asumir la debacle financiera de las EPS  en proceso de liquidación, sin que se inmuten con el paseo de la muerte, mientras la élite tiende cortinas de humo para distraer a la opinión haciendo eco en los medios manipulados de comunicación, con aquello de que el presidente no fue a presidir el Congreso de Fenalco en Cartagena, cuando la prioridad era atender la emergencia invernal en el Atlántico, o que llegó tarde a instalar los Diálogos Regionales Vinculantes en Cali, enfocados a un Plan Nacional de Desarrollo ajustado a cada región, en fin, una seguidilla de argumentos distractores para entorpecer la dinámica de Estado.

Columnista
26 octubre, 2022

El peor entramado de corrupción 

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Miguel Aroca Yepez

Los críticos son aquellos que saben hacer todo, pero nunca lo han hecho, de esos abundan, y los describe el dramaturgo francés, Philippe Destouches, de manera particular, en el entendido de que la crítica es fácil, el arte es difícil, pero criticar desinformando es perverso.  En medio del aluvión de críticas al gobierno del presidente […]


Los críticos son aquellos que saben hacer todo, pero nunca lo han hecho, de esos abundan, y los describe el dramaturgo francés, Philippe Destouches, de manera particular, en el entendido de que la crítica es fácil, el arte es difícil, pero criticar desinformando es perverso. 

En medio del aluvión de críticas al gobierno del presidente Gustavo Petro, proveniente no sólo de la sórdida intransigencia sino también de aliados por conveniencia, que son los mismos que apostaron porque nunca sería presidente, el Nobel de Economía 2001, el estadounidense y académico, Joseph Stiglitz, elogió la reforma tributaria que impulsa el actual gobierno, tema del cual es conocedor por ser su área, pero en el que también se deja asesorar de la mejor economista del mundo, la ítaloestadounidense, Mariana Mazzucato, sumado la experticia de su ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo.

Sin embargo, Bruce Mac Master, presidente de la Andi, tras sus anuncios apocalípticos, al  hablar de desastres, cuestiona la reforma tributaria, según él, por ralentizar la productividad, generar desempleo y llevar a la quiebra el tejido empresarial del país, hasta afirmar que no es necesaria, pese a la encrucijada inflacionaria y recesiva, que es mundial, aunque para muchos el trasfondo de la arremetida del gremio es entendible, al exigirse una mayor carga tributaria para este sector, conminado a pagar impuestos, gravamen que tampoco comparte el sector de hidrocarburos, porque les toca el bolsillo, no obstante afectar el ecosistema.

Con ocasión de los primeros 100 días del gobierno Petro, el senador Gustavo Bolívar convocó para el 15 de noviembre una movilización social que promete concentrar a las multitudes en la plaza pública, para desvirtuar las mentiras de la oposición, relato que construyen alrededor de la crisis económica que ellos mismos crearon y el ataque a las reformas encaminadas a transformar a Colombia, es decir, meterles pueblo a las decisiones gubernamentales. 

De la misma manera la apuesta de Petro es acabar con las EPS, catalogadas como el mayor “entramado de corrupción” del país, porque malversan lo que se les debe girar a las clínicas y a la red pública hospitalaria, pues nunca hay convenios para atender las cirugías, remisiones y medicamentos, se abstienen de ordenar una resonancia magnética porque no les es rentable, y lo que es peor, limitan el tiempo del médico en la revisión del paciente, ni siquiera dispone mínimo de 20 minutos para un diagnóstico confiable como ordena la ley (Artículo 153 de la Ley 100 de 1993), la misma que faculta al usuario para escoger a su libre albedrío la clínica requerida a la hora de una urgencia.

Y para colmo, el Estado debe asumir la debacle financiera de las EPS  en proceso de liquidación, sin que se inmuten con el paseo de la muerte, mientras la élite tiende cortinas de humo para distraer a la opinión haciendo eco en los medios manipulados de comunicación, con aquello de que el presidente no fue a presidir el Congreso de Fenalco en Cartagena, cuando la prioridad era atender la emergencia invernal en el Atlántico, o que llegó tarde a instalar los Diálogos Regionales Vinculantes en Cali, enfocados a un Plan Nacional de Desarrollo ajustado a cada región, en fin, una seguidilla de argumentos distractores para entorpecer la dinámica de Estado.