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Columnista - 27 mayo, 2024

El país de los alias

Soy un asiduo oyente de la emisora La W, especialmente en la franja que dirige el connotado periodista Julio Sánchez Cristo el cual sigo atentamente entre semana en el lapso que hay entre que me levanto y llego a la oficina, estamos hablando que escucho el programa alrededor de 2 horas aproximadamente; téngase en cuenta […]

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Soy un asiduo oyente de la emisora La W, especialmente en la franja que dirige el connotado periodista Julio Sánchez Cristo el cual sigo atentamente entre semana en el lapso que hay entre que me levanto y llego a la oficina, estamos hablando que escucho el programa alrededor de 2 horas aproximadamente; téngase en cuenta que éste espacio es considerado “prime time” (horas de mayor audiencia) entre otras porque el equipo de periodistas que dirige Sánchez Cristo es muy profesional y han hecho investigaciones y destapado más de un escándalo de corrupción que han servido de insumo para que la fiscalía y la corte suprema de justicia lleven a cabo procesos contra altas personalidades, y súmele que en esta franja entrevistan a altos funcionarios, empresarios, primeros ministros, presidentes, expresidentes y famosos, sin duda es una envidiable vitrina para cualquier persona.

La semana pasada me sorprendió un hecho bastante particular pues en dicho espacio entrevistaban cual gran personaje a un alias “fulano” al que llamaban con cierta reverencia y respeto cuando se dirigían a él; pues bien, la estrella del programa es un convicto de altísima peligrosidad que amenazó de muerte al alcalde de Tuluá y tiene a su haber cientos de asesinatos y es jefe de una peligrosa banda que no solo controla el centro del Valle del Cauca sino que lo hace desde una prisión sitio desde donde le hacían la referida entrevista; entretanto, los periodistas llevaban la conversación secundando el discurso del delincuente que pedía sentarse en una mesa a negociar con el gobierno a un supuesto proceso de paz y como están las cosas es probable que lo logre puesto que si hay algo que emocione a este gobierno es darle estatus político a cuanta banda armada ande por ahí delinquiendo.

El caso es que este personaje en cuestión no es el único a quien la prensa le da notoriedad y le abre los micrófonos para que se explaye y lance cuanta amenaza se le ocurra sino todos los círculos imaginables posibles donde los alias se han convertido en celebridades y todo el mundo quiere rendirles pleitesía y convertirlos en los alter ego de toda una sociedad; pero hay algo en el fondo que no se le ha prestado la debida atención y es en lo que se han convertido las cárceles del país que no son otra cosa que la principal base de operaciones de las peores bandas delincuenciales incluidos por supuesto los patios VIP de las cárceles llamados “R”. ¿Se justifica mantener estos centros de mantenimiento de hampones que le cuestan al presupuesto $2,5 billones? (cifras del 2022).

El sistema carcelario en Colombia y casi que en Hispanoamérica a excepción de El Salvador hizo agua y superó con creces al Estado, para la muestra solo miremos lo ocurrido hace pocos días en Ecuador donde una revuelta carcelaria puso en jaque la seguridad de todo el país lo que demuestra una vez más que son una organización criminal transfronteriza que requiere medidas de choque urgentes, insisto, el ejemplo de lo que se debe hacer con los delincuentes es El Salvador quien les demostró que la fuerza del Estado es superior a cualquier organización criminal por muy poderosa que se crea, en contraste a lo que sucede por ejemplo en México donde los carteles de la droga controlan estados completos y el colmo de todos es Colombia donde este gobierno tiene como deporte nacional nombrar “gestor de paz” a los peores criminales de la historia y con el peligro de copiar el modelo venezolano de echar a las calles a los presos o exportarlos a los vecinos.

Los alias son sinónimos de delincuencia, son criminales, narcotraficantes y no saben hacer otra cosa diferente a eso y ninguna cárcel en el país los va a resocializar; además, alguien debe hacerle entrar en razón no solo al presidente y su gobierno sino a la sociedad que no podemos equipararlos con la gente honesta y trabajadora que se parte el lomo para sacar su familia adelante y de paso a este país, y jamás se les puede abrir los micrófonos en horario especial y mucho menos darles estatus político porque esta condición no les aplica, y si el Estado los quiere seguir protegiendo pues entonces debemos aplicarle la sanción social, cosa que también veo difícil porque ya se metieron y de ahí nadie los va a sacar.

Por: Eloy Gutiérrez Anaya

Columnista
27 mayo, 2024

El país de los alias

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eloy Gutiérrez Anaya

Soy un asiduo oyente de la emisora La W, especialmente en la franja que dirige el connotado periodista Julio Sánchez Cristo el cual sigo atentamente entre semana en el lapso que hay entre que me levanto y llego a la oficina, estamos hablando que escucho el programa alrededor de 2 horas aproximadamente; téngase en cuenta […]


Soy un asiduo oyente de la emisora La W, especialmente en la franja que dirige el connotado periodista Julio Sánchez Cristo el cual sigo atentamente entre semana en el lapso que hay entre que me levanto y llego a la oficina, estamos hablando que escucho el programa alrededor de 2 horas aproximadamente; téngase en cuenta que éste espacio es considerado “prime time” (horas de mayor audiencia) entre otras porque el equipo de periodistas que dirige Sánchez Cristo es muy profesional y han hecho investigaciones y destapado más de un escándalo de corrupción que han servido de insumo para que la fiscalía y la corte suprema de justicia lleven a cabo procesos contra altas personalidades, y súmele que en esta franja entrevistan a altos funcionarios, empresarios, primeros ministros, presidentes, expresidentes y famosos, sin duda es una envidiable vitrina para cualquier persona.

La semana pasada me sorprendió un hecho bastante particular pues en dicho espacio entrevistaban cual gran personaje a un alias “fulano” al que llamaban con cierta reverencia y respeto cuando se dirigían a él; pues bien, la estrella del programa es un convicto de altísima peligrosidad que amenazó de muerte al alcalde de Tuluá y tiene a su haber cientos de asesinatos y es jefe de una peligrosa banda que no solo controla el centro del Valle del Cauca sino que lo hace desde una prisión sitio desde donde le hacían la referida entrevista; entretanto, los periodistas llevaban la conversación secundando el discurso del delincuente que pedía sentarse en una mesa a negociar con el gobierno a un supuesto proceso de paz y como están las cosas es probable que lo logre puesto que si hay algo que emocione a este gobierno es darle estatus político a cuanta banda armada ande por ahí delinquiendo.

El caso es que este personaje en cuestión no es el único a quien la prensa le da notoriedad y le abre los micrófonos para que se explaye y lance cuanta amenaza se le ocurra sino todos los círculos imaginables posibles donde los alias se han convertido en celebridades y todo el mundo quiere rendirles pleitesía y convertirlos en los alter ego de toda una sociedad; pero hay algo en el fondo que no se le ha prestado la debida atención y es en lo que se han convertido las cárceles del país que no son otra cosa que la principal base de operaciones de las peores bandas delincuenciales incluidos por supuesto los patios VIP de las cárceles llamados “R”. ¿Se justifica mantener estos centros de mantenimiento de hampones que le cuestan al presupuesto $2,5 billones? (cifras del 2022).

El sistema carcelario en Colombia y casi que en Hispanoamérica a excepción de El Salvador hizo agua y superó con creces al Estado, para la muestra solo miremos lo ocurrido hace pocos días en Ecuador donde una revuelta carcelaria puso en jaque la seguridad de todo el país lo que demuestra una vez más que son una organización criminal transfronteriza que requiere medidas de choque urgentes, insisto, el ejemplo de lo que se debe hacer con los delincuentes es El Salvador quien les demostró que la fuerza del Estado es superior a cualquier organización criminal por muy poderosa que se crea, en contraste a lo que sucede por ejemplo en México donde los carteles de la droga controlan estados completos y el colmo de todos es Colombia donde este gobierno tiene como deporte nacional nombrar “gestor de paz” a los peores criminales de la historia y con el peligro de copiar el modelo venezolano de echar a las calles a los presos o exportarlos a los vecinos.

Los alias son sinónimos de delincuencia, son criminales, narcotraficantes y no saben hacer otra cosa diferente a eso y ninguna cárcel en el país los va a resocializar; además, alguien debe hacerle entrar en razón no solo al presidente y su gobierno sino a la sociedad que no podemos equipararlos con la gente honesta y trabajadora que se parte el lomo para sacar su familia adelante y de paso a este país, y jamás se les puede abrir los micrófonos en horario especial y mucho menos darles estatus político porque esta condición no les aplica, y si el Estado los quiere seguir protegiendo pues entonces debemos aplicarle la sanción social, cosa que también veo difícil porque ya se metieron y de ahí nadie los va a sacar.

Por: Eloy Gutiérrez Anaya