Mientras por un lado suenan las notas de los acordeones, al ritmo de un merengue, paseo, son y puya, en Valledupar se vive un festival académico y literario que abre espacios que enriquecen la cultura vallenata. Sin proponérselo, se ha ido armando paralelamente un escenario para tales fines, que si se organizaran y coordinaran sería […]
Mientras por un lado suenan las notas de los acordeones, al ritmo de un merengue, paseo, son y puya, en Valledupar se vive un festival académico y literario que abre espacios que enriquecen la cultura vallenata.
Sin proponérselo, se ha ido armando paralelamente un escenario para tales fines, que si se organizaran y coordinaran sería más fructífero. Es punto para pensar y proyectar para los futuros festivales. Hoy queremos resaltar los libros que se dieron a conocer en este Festival Vallenato, uno es el de nuestro columnista Jacobo Solano, titulado ‘Rio Guatapurí, caudal de sueños’; otro es el de la periodista Sara Araujo, llamado ‘Dinastía López, ‘Los juglares de La Paz’, y el editado por la Gobernación del Cesar con el título ’40 notas, una melodía’.
Estos libros sin contar con el foro académico que tradicionalmente organiza la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata como preámbulo a la inauguración del Festival, así como con otro foro realizado en el municipio de La Paz, ambos sobre la vida y obra de la dinastía López.
Valledupar también sirve de plataforma para presentar y ambientar documentales, como ‘El viaje del acordeón, ganar es más que un trofeo’, y producciones de televisión como el nuevo proyecto de Caracol TV con su novela ‘La Cacica’, que junto con la serie de RCN TV sobre la vida del cantautor vallenato Diomedes Díaz, siguen proyectando el folclor vallenato.
El festival de la cultura debe aprovecharse más y lo lógico es que en esta tierra donde nace el vallenato existiera una Secretaría de Cultura Municipal que coordinara este componente y no una débil Casa de Cultura que hace rato perdió su norte porque está al servicio de intereses diferentes a sus objetivos. Si Valledupar no vende su imagen durante el Festival Vallenato cuando tiene los millones de ojos puestos en su cultura, estamos perdiendo el tiempo, como ha pasado en la última década.
Mientras por un lado suenan las notas de los acordeones, al ritmo de un merengue, paseo, son y puya, en Valledupar se vive un festival académico y literario que abre espacios que enriquecen la cultura vallenata. Sin proponérselo, se ha ido armando paralelamente un escenario para tales fines, que si se organizaran y coordinaran sería […]
Mientras por un lado suenan las notas de los acordeones, al ritmo de un merengue, paseo, son y puya, en Valledupar se vive un festival académico y literario que abre espacios que enriquecen la cultura vallenata.
Sin proponérselo, se ha ido armando paralelamente un escenario para tales fines, que si se organizaran y coordinaran sería más fructífero. Es punto para pensar y proyectar para los futuros festivales. Hoy queremos resaltar los libros que se dieron a conocer en este Festival Vallenato, uno es el de nuestro columnista Jacobo Solano, titulado ‘Rio Guatapurí, caudal de sueños’; otro es el de la periodista Sara Araujo, llamado ‘Dinastía López, ‘Los juglares de La Paz’, y el editado por la Gobernación del Cesar con el título ’40 notas, una melodía’.
Estos libros sin contar con el foro académico que tradicionalmente organiza la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata como preámbulo a la inauguración del Festival, así como con otro foro realizado en el municipio de La Paz, ambos sobre la vida y obra de la dinastía López.
Valledupar también sirve de plataforma para presentar y ambientar documentales, como ‘El viaje del acordeón, ganar es más que un trofeo’, y producciones de televisión como el nuevo proyecto de Caracol TV con su novela ‘La Cacica’, que junto con la serie de RCN TV sobre la vida del cantautor vallenato Diomedes Díaz, siguen proyectando el folclor vallenato.
El festival de la cultura debe aprovecharse más y lo lógico es que en esta tierra donde nace el vallenato existiera una Secretaría de Cultura Municipal que coordinara este componente y no una débil Casa de Cultura que hace rato perdió su norte porque está al servicio de intereses diferentes a sus objetivos. Si Valledupar no vende su imagen durante el Festival Vallenato cuando tiene los millones de ojos puestos en su cultura, estamos perdiendo el tiempo, como ha pasado en la última década.