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Columnista - 24 octubre, 2014

El Nene Nuñez

En mi adorada patria chica, Villanueva, al igual que en Francia existieron los Tres Mosqueteros, que dieron bastante lora con sus travesuras y los llamaban los “Acaba Bailes”, dotados de buena corpulencia física, que a quien le metían la mano lo hacían besar el suelo y también les decían los “Acaba Pozos”, pues cuando llegaban […]

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En mi adorada patria chica, Villanueva, al igual que en Francia existieron los Tres Mosqueteros, que dieron bastante lora con sus travesuras y los llamaban los “Acaba Bailes”, dotados de buena corpulencia física, que a quien le metían la mano lo hacían besar el suelo y también les decían los “Acaba Pozos”, pues cuando llegaban al río se hacían dueños de los pozos a punta de zapatazos, donde los pelaos despavoridos los dejaban a ellos como amos absolutos; a mí, a Tico y a Rolando mis hermanos, no nos hacían nada, pues éramos protegidos del “Chijongo“ un primo hermano de 1.90 y 44 de pata que era el “Rey del Zapateo”, un boxeo acuático practicado con los pies, que “El Chijo” ejecutaba con ambas piernas como un gran cetáceo con su cola y a quien le remachaba un pataón de esos, había que sacarlo privado o turulato.

Ese trío lo integraban mi primo hermano Rodrigo Celedón “El Macho”, elegante, pintoso y trompeador, ya fallecido, quien con Guillermito, apodado “Picha de Oro en Codazzi” ejerció la mecánica, Enemislo Molina, bronquinoso, pendenciero, que estudió aviación y en el primer vuelo que hizo se mató y no pudo cumplir su deseo de fumigar mi pueblo natal con miedda, como dicen los bolivarenses y Luis Antonio Núñez a quien todos conocían como “El Nene Núñez”, quien no se quedaba atrás de sus compañeros en las lides muñequeriles, pero los aventajaba en jovialidad, alegría y gritería que le ponía a todos los actos de su vida.

Muy joven y al lado de su tío Hugues Rodríguez, de grata recordación se vino para Valledupar a buscar un mejor destino y se convirtió en el hombre de su confianza a quien le designó labores de responsabilidad en los cultivos de algodón, sorgo y maíz que poseía. Se hizo conocer de todo el mundo a través de los dones naturales que poseía y luego casado con la bella barranquera DENIS FIGUEROA GOMEZ, hizo un bello hogar con numerosa prole.

Fue algodonero y ganadero y le fue bien, por su tesón y hombre dedicado al trabajo, pero sus últimos años se le dio por andar en un Suzuki viejo por fuera, pero nuevo por dentro, porque así nadie “le jodía”, pero se equivocó y unos días antes de su deceso lo atracaron y despojaron de una fuerte suma de dinero.

Repito, era un hombre jovial, gritón y zalamero, pero no servil; dejó de ser pendenciero, pues el ambiente que aquí en Valledupar se vivía y se vive era diferente al de mi pueblo, en donde todos nos creíamos un Tony Aguilar con su parafernalia de charro mejicano.

Se fue la reencarnación de la vitalidad, él que creíamos que duraría por lo menos un siglo, se lo llevó un Dengue Hemorrágico que lo cogió a traición, pues sí hubiera sido de frente, le hubiera metido un muñecazo y tirado boca arriba.

Se acabó el espacio, lástima, pero para Denis y sus hijos en mi nombre, de Mercy, mis hijos y María Luisa, nuestras sentidas condolencias.

Columnista
24 octubre, 2014

El Nene Nuñez

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

En mi adorada patria chica, Villanueva, al igual que en Francia existieron los Tres Mosqueteros, que dieron bastante lora con sus travesuras y los llamaban los “Acaba Bailes”, dotados de buena corpulencia física, que a quien le metían la mano lo hacían besar el suelo y también les decían los “Acaba Pozos”, pues cuando llegaban […]


En mi adorada patria chica, Villanueva, al igual que en Francia existieron los Tres Mosqueteros, que dieron bastante lora con sus travesuras y los llamaban los “Acaba Bailes”, dotados de buena corpulencia física, que a quien le metían la mano lo hacían besar el suelo y también les decían los “Acaba Pozos”, pues cuando llegaban al río se hacían dueños de los pozos a punta de zapatazos, donde los pelaos despavoridos los dejaban a ellos como amos absolutos; a mí, a Tico y a Rolando mis hermanos, no nos hacían nada, pues éramos protegidos del “Chijongo“ un primo hermano de 1.90 y 44 de pata que era el “Rey del Zapateo”, un boxeo acuático practicado con los pies, que “El Chijo” ejecutaba con ambas piernas como un gran cetáceo con su cola y a quien le remachaba un pataón de esos, había que sacarlo privado o turulato.

Ese trío lo integraban mi primo hermano Rodrigo Celedón “El Macho”, elegante, pintoso y trompeador, ya fallecido, quien con Guillermito, apodado “Picha de Oro en Codazzi” ejerció la mecánica, Enemislo Molina, bronquinoso, pendenciero, que estudió aviación y en el primer vuelo que hizo se mató y no pudo cumplir su deseo de fumigar mi pueblo natal con miedda, como dicen los bolivarenses y Luis Antonio Núñez a quien todos conocían como “El Nene Núñez”, quien no se quedaba atrás de sus compañeros en las lides muñequeriles, pero los aventajaba en jovialidad, alegría y gritería que le ponía a todos los actos de su vida.

Muy joven y al lado de su tío Hugues Rodríguez, de grata recordación se vino para Valledupar a buscar un mejor destino y se convirtió en el hombre de su confianza a quien le designó labores de responsabilidad en los cultivos de algodón, sorgo y maíz que poseía. Se hizo conocer de todo el mundo a través de los dones naturales que poseía y luego casado con la bella barranquera DENIS FIGUEROA GOMEZ, hizo un bello hogar con numerosa prole.

Fue algodonero y ganadero y le fue bien, por su tesón y hombre dedicado al trabajo, pero sus últimos años se le dio por andar en un Suzuki viejo por fuera, pero nuevo por dentro, porque así nadie “le jodía”, pero se equivocó y unos días antes de su deceso lo atracaron y despojaron de una fuerte suma de dinero.

Repito, era un hombre jovial, gritón y zalamero, pero no servil; dejó de ser pendenciero, pues el ambiente que aquí en Valledupar se vivía y se vive era diferente al de mi pueblo, en donde todos nos creíamos un Tony Aguilar con su parafernalia de charro mejicano.

Se fue la reencarnación de la vitalidad, él que creíamos que duraría por lo menos un siglo, se lo llevó un Dengue Hemorrágico que lo cogió a traición, pues sí hubiera sido de frente, le hubiera metido un muñecazo y tirado boca arriba.

Se acabó el espacio, lástima, pero para Denis y sus hijos en mi nombre, de Mercy, mis hijos y María Luisa, nuestras sentidas condolencias.