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Editorial - 3 abril, 2025

El mundo en ascuas y el pobre local sufre

En los cientos de corregimientos y veredas de nuestro departamento del Cesar -y de los vecinos-, miles de mujeres, jóvenes y niños amanecen o atardecen tomándose horas caminando, en burros, caballos o motos, yendo a la escuela, a la tienda más cercana, o a la quebrada a recoger el agua. Gastan horas en tediosas y habituales tareas. El calor intenso del mediodía no se les ha ido del todo, menos la pobreza.

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En los cientos de corregimientos y veredas de nuestro departamento del Cesar -y de los vecinos-, miles de mujeres, jóvenes y niños amanecen o atardecen tomándose horas caminando, en burros, caballos o motos, yendo a la escuela, a la tienda más cercana, o a la quebrada a recoger el agua. Gastan horas en tediosas y habituales tareas. El calor intenso del mediodía no se les ha ido del todo, menos la pobreza.

Mientras tanto, una decena de multimillonarios, en esas horas, alentados por el más multimillonario de todos, Elon Musk, se pasean, se extasían con las vistas y fotografías y ríen apoltronados en su cohete, más allá de los cielos, después de haber pagado un pase, igual millonario, por el placer que da volar en el espacio. En ese paseo millonario y el proyecto que lo hace posible, se han gastado miles de millones de dólares, más que suficientes para hacer y sostener todos los acueductos y alcantarillados y centros de salud y aulas requeridos, y la nutrición anual, de los más pobres de una región septentrional de América del sur, la Costa Caribe colombiana.

Ese contraste es un insulto a la humanidad y exhibe el grado de injusticia social y desequilibrio entre esta sociedad de terrícolas.

En ese contexto es relativamente poca la desigualdad que se exhibe en nuestros pueblos, aunque también no deje de ser desafiante y triste.

Ahora bien, cuando pensábamos que podíamos estar algo tranquilos, en medio de la recurrente incertidumbre que producen los cambios y anuncios del gobierno nacional, y las noticias de corrupción, ofensa, agravios mutuos y violencia reactivada, las aristas de la economía y el intercambio de bienes y servicios se estremecen ante las decisiones del nuevo liderazgo del gobierno de Estados Unidos.

Llegó la revolución, pero de la derecha, y no localizada, sino de impacto global, con las medidas unilaterales arancelarias y migratorias del presidente Donald Trump. Afectando, de forma inusual y dura, dos pilares de la moderna globalización: la movilidad de bienes y servicios y de las personas.

El que se creía más liberal, en los términos libertarios a que alude el presidente Milei de Argentina de espantar al Estado, se ha convertido en el líder de la mayor intervención estatal interviniendo los mercados y la libertad de circulación de los seres humanos.

Y todo coronado por la excesiva información, narrativas, presididas por los gigantes tecnológicos igual multimillonarios que participan, con los cánones de administración de los negocios privados, recomendando el ejercicio del sector público. Su mayor exponente el propietario de X, antes Twiter, el mencionado Musk, no alcanza a atrapar y contener todas las noticias, y parece iniciar su declive como asesor principal del presidente Trump.

“… Musk ha perdido más de una cuarta parte de su patrimonio neto total desde enero, mientras que las acciones de Tesla (el fabricante de carros eléctricos) se han desplomado. Sigue siendo la persona más rica del mundo por mucho, con US$ 323.000 millones; el segundo clasificado, Jeff Bezos, (el dueño del diario Washington Post) todavía le sigue a más de US$ 100.000 millones de distancia.

“Dado que Musk es tanto la cara visible de Tesla como su mayor accionista individual, cuando uno sufre, el otro sufre a partes iguales. La alianza de Musk con la extrema derecha ha incendiado la marca…”, dijo ayer el portal de CNN. Que concluye: “En resumen: el dinero puede comprar mucho, pero no todo. Y con la continua caída de las ventas de Tesla, Musk recibe un duro recordatorio de que no es el único que puede usar su billetera para enviar un mensaje”.

Buena moraleja en nuestros pueblos en los que el mayor atributo parece ser el exhibicionismo despilfarrador y la idea de que el dinero puede determinar, sin instituciones que los limiten, el curso de la política y de los gobiernos.

Editorial
3 abril, 2025

El mundo en ascuas y el pobre local sufre

En los cientos de corregimientos y veredas de nuestro departamento del Cesar -y de los vecinos-, miles de mujeres, jóvenes y niños amanecen o atardecen tomándose horas caminando, en burros, caballos o motos, yendo a la escuela, a la tienda más cercana, o a la quebrada a recoger el agua. Gastan horas en tediosas y habituales tareas. El calor intenso del mediodía no se les ha ido del todo, menos la pobreza.


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En los cientos de corregimientos y veredas de nuestro departamento del Cesar -y de los vecinos-, miles de mujeres, jóvenes y niños amanecen o atardecen tomándose horas caminando, en burros, caballos o motos, yendo a la escuela, a la tienda más cercana, o a la quebrada a recoger el agua. Gastan horas en tediosas y habituales tareas. El calor intenso del mediodía no se les ha ido del todo, menos la pobreza.

Mientras tanto, una decena de multimillonarios, en esas horas, alentados por el más multimillonario de todos, Elon Musk, se pasean, se extasían con las vistas y fotografías y ríen apoltronados en su cohete, más allá de los cielos, después de haber pagado un pase, igual millonario, por el placer que da volar en el espacio. En ese paseo millonario y el proyecto que lo hace posible, se han gastado miles de millones de dólares, más que suficientes para hacer y sostener todos los acueductos y alcantarillados y centros de salud y aulas requeridos, y la nutrición anual, de los más pobres de una región septentrional de América del sur, la Costa Caribe colombiana.

Ese contraste es un insulto a la humanidad y exhibe el grado de injusticia social y desequilibrio entre esta sociedad de terrícolas.

En ese contexto es relativamente poca la desigualdad que se exhibe en nuestros pueblos, aunque también no deje de ser desafiante y triste.

Ahora bien, cuando pensábamos que podíamos estar algo tranquilos, en medio de la recurrente incertidumbre que producen los cambios y anuncios del gobierno nacional, y las noticias de corrupción, ofensa, agravios mutuos y violencia reactivada, las aristas de la economía y el intercambio de bienes y servicios se estremecen ante las decisiones del nuevo liderazgo del gobierno de Estados Unidos.

Llegó la revolución, pero de la derecha, y no localizada, sino de impacto global, con las medidas unilaterales arancelarias y migratorias del presidente Donald Trump. Afectando, de forma inusual y dura, dos pilares de la moderna globalización: la movilidad de bienes y servicios y de las personas.

El que se creía más liberal, en los términos libertarios a que alude el presidente Milei de Argentina de espantar al Estado, se ha convertido en el líder de la mayor intervención estatal interviniendo los mercados y la libertad de circulación de los seres humanos.

Y todo coronado por la excesiva información, narrativas, presididas por los gigantes tecnológicos igual multimillonarios que participan, con los cánones de administración de los negocios privados, recomendando el ejercicio del sector público. Su mayor exponente el propietario de X, antes Twiter, el mencionado Musk, no alcanza a atrapar y contener todas las noticias, y parece iniciar su declive como asesor principal del presidente Trump.

“… Musk ha perdido más de una cuarta parte de su patrimonio neto total desde enero, mientras que las acciones de Tesla (el fabricante de carros eléctricos) se han desplomado. Sigue siendo la persona más rica del mundo por mucho, con US$ 323.000 millones; el segundo clasificado, Jeff Bezos, (el dueño del diario Washington Post) todavía le sigue a más de US$ 100.000 millones de distancia.

“Dado que Musk es tanto la cara visible de Tesla como su mayor accionista individual, cuando uno sufre, el otro sufre a partes iguales. La alianza de Musk con la extrema derecha ha incendiado la marca…”, dijo ayer el portal de CNN. Que concluye: “En resumen: el dinero puede comprar mucho, pero no todo. Y con la continua caída de las ventas de Tesla, Musk recibe un duro recordatorio de que no es el único que puede usar su billetera para enviar un mensaje”.

Buena moraleja en nuestros pueblos en los que el mayor atributo parece ser el exhibicionismo despilfarrador y la idea de que el dinero puede determinar, sin instituciones que los limiten, el curso de la política y de los gobiernos.