Su vida, su conducta como ser humano, como artista y como hombre público fue única y peculiar tanto en lo bueno como en lo desacertado, tal vez por eso fue un fenómeno en lo musical, un fuera de serie, pero que, aunque parezca descabellado decirlo, esa condición de ser fue lo que le permitió trascender como lo hizo, contra todo pronóstico.
Reacciones de distinta índole, la mayoría de inconformidad, despertó el documental ‘Diomedes: el ídolo, el misterio y la tragedia’, el cual se estrenó por la plataforma Netflix, imágenes que rápidamente traspasaron todas las fronteras del mundo vallenato.
No cayó bien en un gran sector de la fanaticada de Diomedes Díaz el contenido desarrollado en el documental, el cual le dio gran trascendencia a la tragedia que originó la muerte de Doris Adriana Niño y, según la opinión de muchos, desestimó diversos aspectos importantes de la vida del artista que merecían mayor relevancia.
Pero esa fue la vida de nuestro gran Diomedes Díaz, con altibajos, con episodios de muchas glorias y triunfos, pero también con dolorosos trances de hechos lamentables que le tocó vivir, producto de ese mundo incontrolable y complejo que ni siquiera el mismo ‘Cacique de La Junta’ logró comprender y muchos menos controlar.
Su vida, su conducta como ser humano, como artista y como hombre público fue única y peculiar tanto en lo bueno como en lo desacertado, tal vez por eso fue un fenómeno en lo musical, un fuera de serie, pero que, aunque parezca descabellado decirlo, esa condición de ser fue lo que le permitió trascender como lo hizo, contra todo pronóstico.
Su grandeza artística fue tan desproporcionada que hizo que su fanaticada minimizara sus errores por muy delicados que hayan sido, a tal punto que después de mucho tiempo de su partida no perdonan nada negativo que si diga en contra de su ídolo.
Diomedes tiene una larga lista de cosas buenas y positivas, el aporte que le hizo al folclor es invaluable, pero, aunque nos duela en el alma y afecte nuestro sentimiento vallenato, hay realidades dolorosas que tenemos que aceptarla.
Debemos entender además que una plataforma como Netflix no es una entidad altruista, se trata de una organización empresarial que se debe a sus rentabilidades comerciales y en esta ocasión el producto en venta tiene unas características tanto largas como cortas que aseguraban una buena venta. La historia mostrada fue basada en hechos reales, aunque algunas de las circunstancias allí descritas nos entristecen enormemente y hubiésemos preferido su omisión, pero no, a eso le dieron relevancia para cautivar otra clase de audiencia distinta la fanaticada de Diomedes. Ese es el asunto.
Es preciso aclarar que los productores de Netflix tomaron como referente periodístico al diario EL PILÓN, porque eso les permitía una sensación de mayor rigurosidad investigativa en la presentación y complementación gráfica de los hechos, pero valga la pena decir que este medio no tuvo nada que ver con los contenidos presentados en ese documental, ellos de manera deliberada escogieron imágenes de las rotativas nuestras y mostraron los informes y titulares del periódico impreso.
EL PILON se ha destacado por ser uno de los medios de comunicación que más relevancia le ha dado a la vida y obra de Diomedes Díaz, sin dejar de publicar aquellas noticias negativas del artista, pero en todo momento valoró y sigue valorando su grandeza musical.
Su vida, su conducta como ser humano, como artista y como hombre público fue única y peculiar tanto en lo bueno como en lo desacertado, tal vez por eso fue un fenómeno en lo musical, un fuera de serie, pero que, aunque parezca descabellado decirlo, esa condición de ser fue lo que le permitió trascender como lo hizo, contra todo pronóstico.
Reacciones de distinta índole, la mayoría de inconformidad, despertó el documental ‘Diomedes: el ídolo, el misterio y la tragedia’, el cual se estrenó por la plataforma Netflix, imágenes que rápidamente traspasaron todas las fronteras del mundo vallenato.
No cayó bien en un gran sector de la fanaticada de Diomedes Díaz el contenido desarrollado en el documental, el cual le dio gran trascendencia a la tragedia que originó la muerte de Doris Adriana Niño y, según la opinión de muchos, desestimó diversos aspectos importantes de la vida del artista que merecían mayor relevancia.
Pero esa fue la vida de nuestro gran Diomedes Díaz, con altibajos, con episodios de muchas glorias y triunfos, pero también con dolorosos trances de hechos lamentables que le tocó vivir, producto de ese mundo incontrolable y complejo que ni siquiera el mismo ‘Cacique de La Junta’ logró comprender y muchos menos controlar.
Su vida, su conducta como ser humano, como artista y como hombre público fue única y peculiar tanto en lo bueno como en lo desacertado, tal vez por eso fue un fenómeno en lo musical, un fuera de serie, pero que, aunque parezca descabellado decirlo, esa condición de ser fue lo que le permitió trascender como lo hizo, contra todo pronóstico.
Su grandeza artística fue tan desproporcionada que hizo que su fanaticada minimizara sus errores por muy delicados que hayan sido, a tal punto que después de mucho tiempo de su partida no perdonan nada negativo que si diga en contra de su ídolo.
Diomedes tiene una larga lista de cosas buenas y positivas, el aporte que le hizo al folclor es invaluable, pero, aunque nos duela en el alma y afecte nuestro sentimiento vallenato, hay realidades dolorosas que tenemos que aceptarla.
Debemos entender además que una plataforma como Netflix no es una entidad altruista, se trata de una organización empresarial que se debe a sus rentabilidades comerciales y en esta ocasión el producto en venta tiene unas características tanto largas como cortas que aseguraban una buena venta. La historia mostrada fue basada en hechos reales, aunque algunas de las circunstancias allí descritas nos entristecen enormemente y hubiésemos preferido su omisión, pero no, a eso le dieron relevancia para cautivar otra clase de audiencia distinta la fanaticada de Diomedes. Ese es el asunto.
Es preciso aclarar que los productores de Netflix tomaron como referente periodístico al diario EL PILÓN, porque eso les permitía una sensación de mayor rigurosidad investigativa en la presentación y complementación gráfica de los hechos, pero valga la pena decir que este medio no tuvo nada que ver con los contenidos presentados en ese documental, ellos de manera deliberada escogieron imágenes de las rotativas nuestras y mostraron los informes y titulares del periódico impreso.
EL PILON se ha destacado por ser uno de los medios de comunicación que más relevancia le ha dado a la vida y obra de Diomedes Díaz, sin dejar de publicar aquellas noticias negativas del artista, pero en todo momento valoró y sigue valorando su grandeza musical.