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Columnista - 15 octubre, 2010

El modelo de ciudad que queremos

Por: Claudia Nùñez Padilla Abogada – Especialista en Derecho Urbano. Las grandes transformaciones de las ciudades se han dado cuando han reconocido su vocación y con base en ella han definido una estrategia de planificación, a la cual van dirigidos todos los esfuerzos no sólo de las administraciones, sino también el de sus ciudadanos. Ejemplo […]

Por: Claudia Nùñez Padilla
Abogada – Especialista en Derecho Urbano.

Las grandes transformaciones de las ciudades se han dado cuando han reconocido su vocación y con base en ella han definido una estrategia de planificación, a la cual van dirigidos todos los esfuerzos no sólo de las administraciones, sino también el de sus ciudadanos. Ejemplo de ello, son Cartagena y Santa Marta que son netamente turísticas, han fortalecido todas las actividades relacionadas con el ramo y el turismo se ha convertido en el primer renglón de sus economías,  ni que decir de Barranquilla, que como distrito portuario ha sabido aprovechar su ubicación geográfica para atraer inversión extranjera.

Hace más de veinte años, Valledupar se erigía como una ciudad que se desarrollaba de manera ordenada y planificada, no en vano fue declarada como la Sorpresa Caribe, era la época donde se construyeron las grandes avenidas que permitieron la interconexión de los barrios de la ciudad con las vías principales, las glorietas, los andenes adoquinados y un sistema de alumbrado público que abastecía plenamente a la ciudad, no existían las concesiones, ni la privatización de los servicios públicos y sin embargo la prestación de éstos era más eficiente.
Pero, lamentablemente, hoy asistimos a un escenario bastante diferente en donde a falta de una política clara y consistente en materia de planificación urbanística, la ciudad ha venido creciendo sin orden, con una deficiente infraestructura vial, un obsoleto acueducto y alcantarillado incapaz de soportar la carga del desarrollo al que se ha visto abocada la ciudad en los últimos años y ni que hablar del transporte urbano: inexistente, todo esto sumado a un fuerte proceso migratorio que ha vivido Valledupar, especialmente causado por el desplazamiento forzado y otros que se han dado por la búsqueda de oportunidades labores, atraídos por la actividad minera de los Municipios vecinos, se han asentado en este territorio.

Todo lo anterior nos tiene que llevar a reflexionar en el Modelo de Ciudad que queremos para nosotros y las nuevas generaciones, pregunta que deben empezar a hacerse quienes aspiren a dirigir los destinos de esta ciudad en las próximas elecciones, y para que sea más fácil la respuesta es perentorio la revisión de nuestro Plan de Ordenamiento Territorial (POT), elaborado hace 12 años, para ajustarlo a las actuales necesidades de la Ciudad, ya que en este instrumento de planificación no sólo se establecen las determinantes urbanísticas y ambientales de la ciudad, sino que brinda las herramientas para hacerla competitiva y financieramente viable a través de los instrumentos de financiación, como son la participación en la plusvalía por los hechos generadores consagrados en la Ley 388 de 1997, que poca o casi nula aplicación han tenido en la ciudad.

La ciudad sigue expandiéndose en todas las direcciones sin ningún tipo de planeación y sin tener en cuenta los soportes urbanísticos necesarios para una adecuada consolidación de las zonas: transporte, vías, dotacionales, equipamentos, utilizando la misma malla vial y de servicios existente hace más de cuarenta años,  no será que ya es hora de repensar la ciudad extendida,  por un modelo de ciudad densa?. En donde puedan combinarse armónicamente todos los usos del suelo?.  Vivienda, comercio y dotacional,  y así de esta manera hacer un mejor aprovechamiento de la tierra  y una utilización racional de los servicios públicos domiciliarios?, de lo contrario, seguiremos presenciando cómo se descuaderna la ciudad.
No podemos continuar dejando el desarrollo de la ciudad sólo a la dinámica del mercado, es urgente que el Municipio abandere el proceso de planificación de la ciudad por cuanto es allí donde se ejerce la autonomía territorial que tanto predican.

Para implementar el modelo de ciudad que deseamos no basta sólo con estudios ó con una  adecuada planeación urbana, se requiere de una verdadera política pública,  no la del gobierno de turno, sino pensada a largo plazo, que establezca las bases para el desarrollo sostenible de Valledupar, pero sobre todo se necesita de un proceso de culturización de sus habitantes que  permita romper con los paradigmas tradicionales con los que hasta el momento se ha relacionado con la urbe, y eso sólo se logrará cuando reconozcamos nuestra vocación, y por cierto, cuál es la vocación de Valledupar?, será sólo su folclor?.

Estas y otras reflexiones sobre la ciudad seguiré compartiendo con ustedes, en próximas oportunidades.

Columnista
15 octubre, 2010

El modelo de ciudad que queremos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Claudia Nùñez Padilla

Por: Claudia Nùñez Padilla Abogada – Especialista en Derecho Urbano. Las grandes transformaciones de las ciudades se han dado cuando han reconocido su vocación y con base en ella han definido una estrategia de planificación, a la cual van dirigidos todos los esfuerzos no sólo de las administraciones, sino también el de sus ciudadanos. Ejemplo […]


Por: Claudia Nùñez Padilla
Abogada – Especialista en Derecho Urbano.

Las grandes transformaciones de las ciudades se han dado cuando han reconocido su vocación y con base en ella han definido una estrategia de planificación, a la cual van dirigidos todos los esfuerzos no sólo de las administraciones, sino también el de sus ciudadanos. Ejemplo de ello, son Cartagena y Santa Marta que son netamente turísticas, han fortalecido todas las actividades relacionadas con el ramo y el turismo se ha convertido en el primer renglón de sus economías,  ni que decir de Barranquilla, que como distrito portuario ha sabido aprovechar su ubicación geográfica para atraer inversión extranjera.

Hace más de veinte años, Valledupar se erigía como una ciudad que se desarrollaba de manera ordenada y planificada, no en vano fue declarada como la Sorpresa Caribe, era la época donde se construyeron las grandes avenidas que permitieron la interconexión de los barrios de la ciudad con las vías principales, las glorietas, los andenes adoquinados y un sistema de alumbrado público que abastecía plenamente a la ciudad, no existían las concesiones, ni la privatización de los servicios públicos y sin embargo la prestación de éstos era más eficiente.
Pero, lamentablemente, hoy asistimos a un escenario bastante diferente en donde a falta de una política clara y consistente en materia de planificación urbanística, la ciudad ha venido creciendo sin orden, con una deficiente infraestructura vial, un obsoleto acueducto y alcantarillado incapaz de soportar la carga del desarrollo al que se ha visto abocada la ciudad en los últimos años y ni que hablar del transporte urbano: inexistente, todo esto sumado a un fuerte proceso migratorio que ha vivido Valledupar, especialmente causado por el desplazamiento forzado y otros que se han dado por la búsqueda de oportunidades labores, atraídos por la actividad minera de los Municipios vecinos, se han asentado en este territorio.

Todo lo anterior nos tiene que llevar a reflexionar en el Modelo de Ciudad que queremos para nosotros y las nuevas generaciones, pregunta que deben empezar a hacerse quienes aspiren a dirigir los destinos de esta ciudad en las próximas elecciones, y para que sea más fácil la respuesta es perentorio la revisión de nuestro Plan de Ordenamiento Territorial (POT), elaborado hace 12 años, para ajustarlo a las actuales necesidades de la Ciudad, ya que en este instrumento de planificación no sólo se establecen las determinantes urbanísticas y ambientales de la ciudad, sino que brinda las herramientas para hacerla competitiva y financieramente viable a través de los instrumentos de financiación, como son la participación en la plusvalía por los hechos generadores consagrados en la Ley 388 de 1997, que poca o casi nula aplicación han tenido en la ciudad.

La ciudad sigue expandiéndose en todas las direcciones sin ningún tipo de planeación y sin tener en cuenta los soportes urbanísticos necesarios para una adecuada consolidación de las zonas: transporte, vías, dotacionales, equipamentos, utilizando la misma malla vial y de servicios existente hace más de cuarenta años,  no será que ya es hora de repensar la ciudad extendida,  por un modelo de ciudad densa?. En donde puedan combinarse armónicamente todos los usos del suelo?.  Vivienda, comercio y dotacional,  y así de esta manera hacer un mejor aprovechamiento de la tierra  y una utilización racional de los servicios públicos domiciliarios?, de lo contrario, seguiremos presenciando cómo se descuaderna la ciudad.
No podemos continuar dejando el desarrollo de la ciudad sólo a la dinámica del mercado, es urgente que el Municipio abandere el proceso de planificación de la ciudad por cuanto es allí donde se ejerce la autonomía territorial que tanto predican.

Para implementar el modelo de ciudad que deseamos no basta sólo con estudios ó con una  adecuada planeación urbana, se requiere de una verdadera política pública,  no la del gobierno de turno, sino pensada a largo plazo, que establezca las bases para el desarrollo sostenible de Valledupar, pero sobre todo se necesita de un proceso de culturización de sus habitantes que  permita romper con los paradigmas tradicionales con los que hasta el momento se ha relacionado con la urbe, y eso sólo se logrará cuando reconozcamos nuestra vocación, y por cierto, cuál es la vocación de Valledupar?, será sólo su folclor?.

Estas y otras reflexiones sobre la ciudad seguiré compartiendo con ustedes, en próximas oportunidades.