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Columnista - 8 abril, 2012

El misterio de la Virgen de Guadalupe

Por Leonardo José Maya Médico Oftalmólogo Nuestra Señora de Guadalupe es la Santa Patrona de los mejicanos y su imagen original se venera en la basílica del mismo nombre en Ciudad de México. La tradición cuenta que se le apareció cuatro veces al indio Juan Diego pidiéndole que transmitiera al obispo su voluntad de que […]

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Por Leonardo José Maya
Médico Oftalmólogo
Nuestra Señora de Guadalupe es la Santa Patrona de los mejicanos y su imagen original se venera en la basílica del mismo nombre en Ciudad de México.
La tradición cuenta que se le apareció cuatro veces al indio Juan Diego pidiéndole que transmitiera al obispo su voluntad de que se construya en el cerro Tepeyac, lugar de las apariciones,  un templo dedicado a ella. El obispo, Juan de Zumárraga,  recibe la petición pero duda y pide pruebas.
El 12 de diciembre de 1.531 Juan Diego nuevamente sube al cerro y La Virgen le entrega como prueba unas flores que no eran originarias de México, además imposibles de crecer en un cerro tan desértico.
Al regreso el indio abre ante el obispo su ayate -especie de saco para recolectar cosechas hecho de fibras vegetales- y al momento de entregar las flores la imagen de la Virgen morena se dibuja tal como la conocemos, con la cabeza inclinada a la derecha y los párpados semicerrados.

En 1.929  un fotógrafo estudiando algunos negativos observó que había una imagen humana en el ojo derecho de la virgen, posteriores estudios fotográficos confirman la presencia de estas imágenes.
A partir de 1956 la ciencia se interesa en el tema y oftalmólogos mexicanos apoyados con lupas y oftalmoscopios confirman la presencia de estas imágenes en ambos ojos de la Virgen.
Posteriores estudios con equipos de alta tecnología de la NASA, que permiten ampliar miles de veces fotos enviadas por satélites, confirmaron que evidentemente se observa una escena de varias personas en ambos ojos: Se distingue claramente un hombre alto, calvo de blanca barba y edad avanzada que concuerda con la del obispo, a su lado un indio sentado y otro semiarrodillado como abriendo el ayate. También se observa una mujer negra, detalle que intrigó a los investigadores porque para esa época no había negros allí.
En conjunto la imagen  -que es imposible haber sido dibujada por alguna mano humana- bien puede corresponder al momento en que Juan Diego entrega las flores y los ojos de la Virgen fotografiaron la escena.
Un pequeño repaso anatómico nos recuerda que la córnea es la estructura transparente que a manera de vidrio de reloj deja ver el iris (que da el color a los ojos negros, azules, etc.)En el centro del iris hay un orificio, la pupila, que cambiando de tamaño regula la cantidad de luz que entra al ojo.
Inmediatamente por detrás está el cristalino una estructura parecida a una lenteja pero absolutamente trasparente. Tiene un poder de aumento de aprox. 20 dioptrías ópticas es decir superior a cinco lupas chinas de esas que venden en el comercio.
A mediados del siglo XVIII un médico y fisiólogo Checo describió algo que se conoce como el fenómeno de  Purkinje. Se trata de un efecto de la reflexión de la luz y que en termino sencillos es lo siguiente: cuando una persona mira un objeto se producen tres imágenes de lo observado en los ojos del observador: la primera es en la córnea -esta es la que suelen ver los enamorados cuando se miran de cerca- se produce otra imagen pero de menor tamaño en la cara anterior del cristalino (lenteja) y una tercera, invertida, en la cara posterior.

Pues bien: los estudios confirman que estas tres imágenes están presentes en los ojos de la Virgen de Guadalupe, lo sorprendente es que eso solo puede ser observado en ojos vivos y este fenómeno se conoció trescientos años después de la aparición de la célebre imagen.
En cuanto a la mujer negra que aparece retratada el misterio se aclaró mucho después. Se sabe que el primer obispo de México, Juan de Zumárraga, tenía a su servicio una esclava negra a quien concedió la libertad antes de morir en 1.548.
Hay muchísimos otros  misterios al respecto -y controversias desde luego- pero hasta el día de hoy la ciencia no tiene una explicación al respecto.

[email protected]

Columnista
8 abril, 2012

El misterio de la Virgen de Guadalupe

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Leonardo Maya Amaya

Por Leonardo José Maya Médico Oftalmólogo Nuestra Señora de Guadalupe es la Santa Patrona de los mejicanos y su imagen original se venera en la basílica del mismo nombre en Ciudad de México. La tradición cuenta que se le apareció cuatro veces al indio Juan Diego pidiéndole que transmitiera al obispo su voluntad de que […]


Por Leonardo José Maya
Médico Oftalmólogo
Nuestra Señora de Guadalupe es la Santa Patrona de los mejicanos y su imagen original se venera en la basílica del mismo nombre en Ciudad de México.
La tradición cuenta que se le apareció cuatro veces al indio Juan Diego pidiéndole que transmitiera al obispo su voluntad de que se construya en el cerro Tepeyac, lugar de las apariciones,  un templo dedicado a ella. El obispo, Juan de Zumárraga,  recibe la petición pero duda y pide pruebas.
El 12 de diciembre de 1.531 Juan Diego nuevamente sube al cerro y La Virgen le entrega como prueba unas flores que no eran originarias de México, además imposibles de crecer en un cerro tan desértico.
Al regreso el indio abre ante el obispo su ayate -especie de saco para recolectar cosechas hecho de fibras vegetales- y al momento de entregar las flores la imagen de la Virgen morena se dibuja tal como la conocemos, con la cabeza inclinada a la derecha y los párpados semicerrados.

En 1.929  un fotógrafo estudiando algunos negativos observó que había una imagen humana en el ojo derecho de la virgen, posteriores estudios fotográficos confirman la presencia de estas imágenes.
A partir de 1956 la ciencia se interesa en el tema y oftalmólogos mexicanos apoyados con lupas y oftalmoscopios confirman la presencia de estas imágenes en ambos ojos de la Virgen.
Posteriores estudios con equipos de alta tecnología de la NASA, que permiten ampliar miles de veces fotos enviadas por satélites, confirmaron que evidentemente se observa una escena de varias personas en ambos ojos: Se distingue claramente un hombre alto, calvo de blanca barba y edad avanzada que concuerda con la del obispo, a su lado un indio sentado y otro semiarrodillado como abriendo el ayate. También se observa una mujer negra, detalle que intrigó a los investigadores porque para esa época no había negros allí.
En conjunto la imagen  -que es imposible haber sido dibujada por alguna mano humana- bien puede corresponder al momento en que Juan Diego entrega las flores y los ojos de la Virgen fotografiaron la escena.
Un pequeño repaso anatómico nos recuerda que la córnea es la estructura transparente que a manera de vidrio de reloj deja ver el iris (que da el color a los ojos negros, azules, etc.)En el centro del iris hay un orificio, la pupila, que cambiando de tamaño regula la cantidad de luz que entra al ojo.
Inmediatamente por detrás está el cristalino una estructura parecida a una lenteja pero absolutamente trasparente. Tiene un poder de aumento de aprox. 20 dioptrías ópticas es decir superior a cinco lupas chinas de esas que venden en el comercio.
A mediados del siglo XVIII un médico y fisiólogo Checo describió algo que se conoce como el fenómeno de  Purkinje. Se trata de un efecto de la reflexión de la luz y que en termino sencillos es lo siguiente: cuando una persona mira un objeto se producen tres imágenes de lo observado en los ojos del observador: la primera es en la córnea -esta es la que suelen ver los enamorados cuando se miran de cerca- se produce otra imagen pero de menor tamaño en la cara anterior del cristalino (lenteja) y una tercera, invertida, en la cara posterior.

Pues bien: los estudios confirman que estas tres imágenes están presentes en los ojos de la Virgen de Guadalupe, lo sorprendente es que eso solo puede ser observado en ojos vivos y este fenómeno se conoció trescientos años después de la aparición de la célebre imagen.
En cuanto a la mujer negra que aparece retratada el misterio se aclaró mucho después. Se sabe que el primer obispo de México, Juan de Zumárraga, tenía a su servicio una esclava negra a quien concedió la libertad antes de morir en 1.548.
Hay muchísimos otros  misterios al respecto -y controversias desde luego- pero hasta el día de hoy la ciencia no tiene una explicación al respecto.

[email protected]