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Columnista - 2 agosto, 2023

Mello Castro no es un genio

No es genial que un alcalde o un gobernador ordene arreglar una calle destapada, ni que gaste el presupuesto en construir una escuela, ni mucho menos llevarle agua potable a los barrios, tampoco es genial que esos funcionarios les den vivienda a los más pobres ni que construya un centro de salud para evitar enfermedades y epidemias.

No es genial que un alcalde o un gobernador ordene arreglar una calle destapada, ni que gaste el presupuesto en construir una escuela, ni mucho menos llevarle agua potable a los barrios, tampoco es genial que esos funcionarios les den vivienda a los más pobres ni que construya un centro de salud para evitar enfermedades y epidemias.

Eso no tiene nada que ver con la genialidad de un alcalde o un gobernador, no. Tampoco es genial que diseñe y desarrolle planes y estrategias con la Policía Nacional y los organismos judiciales para brindarle seguridad a los ciudadanos de Valledupar, Riohacha, Aguachica, La Paz, Codazzi, el Cesar o La Guajira.

Tampoco se requieren estudios del más profundo tema científico para hacer señalizaciones y señales de tránsito en las calles ni hincar postes de cemento para el alumbrado público, ni es genial, etc. etc. etc. etc. que beneficien a la ciudadanía.

No, esas obras no son genialidades de nadie, es obligación del funcionario público velar porque las comunidades tengan esos servicios sin escrúpulos, sin ninguna vacilación, porque el Artículo 102 de la Constitución Nacional expresa que “El territorio, con los bienes públicos que de él forman parte, pertenecen a la Nación”.

Incluso, el Artículo 311 dice que, “Al municipio como entidad fundamental de la división político-administrativa del Estado le corresponde prestar los servicios públicos que determine la ley, construir las obras que demande el progreso local, ordenar el desarrollo de su territorio, promover la participación comunitaria, el ...”.

Traigo a colación algunos de estos trabajos que se desarrollan en Valledupar porque se ha inundado a Valledupar con el eslogan que el Alcalde Mello Castro es un genio. 

Es decir, que es un genio porque su administración usó recursos económicos del presupuesto para pintar señales de tránsito en varias calles y carreras de la ciudad.

Además, montaron señales de tránsito sobre cruces peatonales, intersección de vías, pares y no cruces a la izquierda o derecha, etc.  Lo que se les olvidó a quienes concibieron y pactaron las obras es que primero debieron tapar los huecos en algunas vías como en la carrera 12 con calle 21 esquina del mercado público, en donde invirtieron una millonada en semáforos y pintaron hasta los huecos. Eso no es genialidad sino una…, usted lector, póngale el nombre.  

Esa zanja a lo ancho de la esquina del mercado, podrá tener dos años, fue coloreada y está súper bonita pero solo por fuera, porque el carro que pasa por allí, ¡pum!, cae al hueco y enseguida el conductor exclama el improperio contra el funcionario de turno. 

Pero no solo pintaron de amarrillo y verde varios huecos en varios puntos de la ciudad. Aquí no para todo. Mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan están furibundos contra los autores de esas millonarias inversiones en las vías de Valledupar, porque el caos vehicular está “igualito” o peor. Los motociclistas (casi todos) no respetan nada ni a nadie. Para ellos no existen las señales de tránsito. 

Los taxistas (unos) se ponen de ruana los pares y se parquean en donde sea y los conductores de carros particulares, entre ellos de alta gama, tampoco ponen un granito de arena para mejorar la movilidad. El cuadro es desolador porque ahora los buses del SIVA están generando trancones y las lluvias aumentaron las inundaciones en las vías. Con todo este caos no aplica en Valledupar el eslogan de campaña del alcalde “poner orden”, ha sido a la inversa, ojalá que esa indirecta no cale entre los nuevos candidatos. Hasta la próxima semana.

Por Aquilino Cotes Zuleta.

Columnista
2 agosto, 2023

Mello Castro no es un genio

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

No es genial que un alcalde o un gobernador ordene arreglar una calle destapada, ni que gaste el presupuesto en construir una escuela, ni mucho menos llevarle agua potable a los barrios, tampoco es genial que esos funcionarios les den vivienda a los más pobres ni que construya un centro de salud para evitar enfermedades y epidemias.


No es genial que un alcalde o un gobernador ordene arreglar una calle destapada, ni que gaste el presupuesto en construir una escuela, ni mucho menos llevarle agua potable a los barrios, tampoco es genial que esos funcionarios les den vivienda a los más pobres ni que construya un centro de salud para evitar enfermedades y epidemias.

Eso no tiene nada que ver con la genialidad de un alcalde o un gobernador, no. Tampoco es genial que diseñe y desarrolle planes y estrategias con la Policía Nacional y los organismos judiciales para brindarle seguridad a los ciudadanos de Valledupar, Riohacha, Aguachica, La Paz, Codazzi, el Cesar o La Guajira.

Tampoco se requieren estudios del más profundo tema científico para hacer señalizaciones y señales de tránsito en las calles ni hincar postes de cemento para el alumbrado público, ni es genial, etc. etc. etc. etc. que beneficien a la ciudadanía.

No, esas obras no son genialidades de nadie, es obligación del funcionario público velar porque las comunidades tengan esos servicios sin escrúpulos, sin ninguna vacilación, porque el Artículo 102 de la Constitución Nacional expresa que “El territorio, con los bienes públicos que de él forman parte, pertenecen a la Nación”.

Incluso, el Artículo 311 dice que, “Al municipio como entidad fundamental de la división político-administrativa del Estado le corresponde prestar los servicios públicos que determine la ley, construir las obras que demande el progreso local, ordenar el desarrollo de su territorio, promover la participación comunitaria, el ...”.

Traigo a colación algunos de estos trabajos que se desarrollan en Valledupar porque se ha inundado a Valledupar con el eslogan que el Alcalde Mello Castro es un genio. 

Es decir, que es un genio porque su administración usó recursos económicos del presupuesto para pintar señales de tránsito en varias calles y carreras de la ciudad.

Además, montaron señales de tránsito sobre cruces peatonales, intersección de vías, pares y no cruces a la izquierda o derecha, etc.  Lo que se les olvidó a quienes concibieron y pactaron las obras es que primero debieron tapar los huecos en algunas vías como en la carrera 12 con calle 21 esquina del mercado público, en donde invirtieron una millonada en semáforos y pintaron hasta los huecos. Eso no es genialidad sino una…, usted lector, póngale el nombre.  

Esa zanja a lo ancho de la esquina del mercado, podrá tener dos años, fue coloreada y está súper bonita pero solo por fuera, porque el carro que pasa por allí, ¡pum!, cae al hueco y enseguida el conductor exclama el improperio contra el funcionario de turno. 

Pero no solo pintaron de amarrillo y verde varios huecos en varios puntos de la ciudad. Aquí no para todo. Mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan están furibundos contra los autores de esas millonarias inversiones en las vías de Valledupar, porque el caos vehicular está “igualito” o peor. Los motociclistas (casi todos) no respetan nada ni a nadie. Para ellos no existen las señales de tránsito. 

Los taxistas (unos) se ponen de ruana los pares y se parquean en donde sea y los conductores de carros particulares, entre ellos de alta gama, tampoco ponen un granito de arena para mejorar la movilidad. El cuadro es desolador porque ahora los buses del SIVA están generando trancones y las lluvias aumentaron las inundaciones en las vías. Con todo este caos no aplica en Valledupar el eslogan de campaña del alcalde “poner orden”, ha sido a la inversa, ojalá que esa indirecta no cale entre los nuevos candidatos. Hasta la próxima semana.

Por Aquilino Cotes Zuleta.