Reflexiones de Tío Chiro y Tío Nan Por Aquilino Cotes Zuleta No conozco personalmente a Oscar Muñoz Oviedo, el muchacho de 19 años, quien acaba de ganar la medalla de Bronce en los Juegos Olímpicos de Londres en la ciudad donde funciona la universidad de Londres, la tercera más antigua de Inglaterra, la que en […]
Reflexiones de Tío Chiro y Tío Nan
Por Aquilino Cotes Zuleta
No conozco personalmente a Oscar Muñoz Oviedo, el muchacho de 19 años, quien acaba de ganar la medalla de Bronce en los Juegos Olímpicos de Londres en la ciudad donde funciona la universidad de Londres, la tercera más antigua de Inglaterra, la que en 1878 se convirtió en la primera universidad en el Reino Unido en admitir mujeres, hoy cuenta con 120 mil estudiantes, 80 mil más que la Universidad Nacional de Colombia.
Supe de su existencia ahora que ganó la medalla Olímpica. Es el mejor de Colombia y el primer Ariguanense -vallenato que gana tan prestigiosa presea.
Sin embargo, a este medallista Olímpico a quien ahora le aparecen “dueños” por todas partes en Valledupar y Ariguaní, quien vive con sus padres y sus hermanos en un suburbio de la ciudad, le esperan muchas sorpresas.
Por su proeza deportiva ya el Alcalde de Valledupar le entregó una casa, también le han ofrecido becas universitarias, electrodomésticos y distinciones por doquier, muy merecidos.
Desde que se ganó la medalla Olímpica aparece en los medios al lado del Presidente, del Gobernador, del Alcalde, de los mismos que en el pasado lo desconocían y ni les interesaba, tal vez porque era un don nadie, un escuálido taekwondista.
Como no me perdonaba no conocerlo, fui a su residencia pero no lo encontré. Vive en el barrio subnormal “Cola de Caballo” aledaño a Villa del Rosario. Para llegar a su casa hay que caminar por calles intransitables, por las que en época invernales se inundan y causan estragos por doquier. Por ese sector hay una verdadera desidia gubernamental.
Inicialmente llegué al colegio “Francisco Molina Sánchez”, en donde cursa Undécimo grado y pregunté por él. Tres muchachitos que pateaban una bola de trapo (balón pequeño elaborado de tela vieja) ofrecieron guiarme. Los niños se subieron a mi carro y partimos. “Cruce por aquí, porque por allá no se puede pasar”, me dijo Edier (9 años de edad) mientras se amarraba los cordones de sus zapatos los que prácticamente no tenían suelas.
“Mamá, vamos para donde Oscar, ya vengo”, gritó Jorge, desde el carro, (7 años); me miró y me explicó:” esa es mi mamá, es amiga del señor Pompilio y de la señora Nancy los papás de Oscar. Yo también voy a ser como él, para regalarle una casa a mi mamá”.
El carro lo dejamos dos cuadras antes de llegar a la casa de Oscar, insinuado por Javier (9 años) el tercer niño: “oiga deje el carro aquí porque por ahí no pasa, hay mucha piedra, mi tía se lo cuida, aquí no le pasa nada, aquí no hay rateros”, lo dijo con toda franqueza.
La casa de los padres de Oscar es una vivienda normal, dentro de las grandes limitaciones del entorno. Allí viven 6 hermanos: cuatro varones y dos hembras, él es el cuarto de los hijos. Su hermano menor, Rigoberto, de 17 años quien también practica taekwondo y promete ser campeón Olímpico.
“Oscar es un muchacho tranquilo, callado, dedicado a su taekwondo. Irma Gómez fue su primera entrenadora, ella le enseñó mucho. Él se hizo prácticamente con Irma y después con Álvaro Vidal. Es un muchacho juicioso, es un gran hombre”, dijo su papá Pompilio quien trabaja por jornales en el cementerio Ecce Homo de Valledupar. “Hay meses que me gano $600 mil y otros $300 mil y con eso vivimos”, anotó.
Oscar llegó de 6 años a Valledupar, porque sus padres dejaron su tierra del Municipio de El Difícil (Ariguaní), Magdalena, y se mudaron para la capital del Cesar en busca de mejores alternativas.
Con el dinero que le regalaron por ocupar el segundo (2009) y primer lugar (2010) como Deportista del año en el Departamento del Cesar compró una motocicleta (nueva) y un computador portátil.
“Todos los vecinos lo queremos porque es un joven ejemplo de superación, es un gran hijo y un gran deportista. Lo vimos crecer en el barrio, nos hará mucha falta ahora que se vaya para su nueva casa”, dijo una amiga de su mamá.
“Le pedimos al Alcalde y al Gobernador que empiecen a hacer escenarios deportivos en este barrio, porque tenemos muchos niños con potenciales y con muchas ganas de ser campeones, ojalá no nos olviden ahora que se va nuestro medallista Olímpico”, concluyó Luisa, residente en el sector. Hasta la próxima semana.
[email protected]
Reflexiones de Tío Chiro y Tío Nan Por Aquilino Cotes Zuleta No conozco personalmente a Oscar Muñoz Oviedo, el muchacho de 19 años, quien acaba de ganar la medalla de Bronce en los Juegos Olímpicos de Londres en la ciudad donde funciona la universidad de Londres, la tercera más antigua de Inglaterra, la que en […]
Reflexiones de Tío Chiro y Tío Nan
Por Aquilino Cotes Zuleta
No conozco personalmente a Oscar Muñoz Oviedo, el muchacho de 19 años, quien acaba de ganar la medalla de Bronce en los Juegos Olímpicos de Londres en la ciudad donde funciona la universidad de Londres, la tercera más antigua de Inglaterra, la que en 1878 se convirtió en la primera universidad en el Reino Unido en admitir mujeres, hoy cuenta con 120 mil estudiantes, 80 mil más que la Universidad Nacional de Colombia.
Supe de su existencia ahora que ganó la medalla Olímpica. Es el mejor de Colombia y el primer Ariguanense -vallenato que gana tan prestigiosa presea.
Sin embargo, a este medallista Olímpico a quien ahora le aparecen “dueños” por todas partes en Valledupar y Ariguaní, quien vive con sus padres y sus hermanos en un suburbio de la ciudad, le esperan muchas sorpresas.
Por su proeza deportiva ya el Alcalde de Valledupar le entregó una casa, también le han ofrecido becas universitarias, electrodomésticos y distinciones por doquier, muy merecidos.
Desde que se ganó la medalla Olímpica aparece en los medios al lado del Presidente, del Gobernador, del Alcalde, de los mismos que en el pasado lo desconocían y ni les interesaba, tal vez porque era un don nadie, un escuálido taekwondista.
Como no me perdonaba no conocerlo, fui a su residencia pero no lo encontré. Vive en el barrio subnormal “Cola de Caballo” aledaño a Villa del Rosario. Para llegar a su casa hay que caminar por calles intransitables, por las que en época invernales se inundan y causan estragos por doquier. Por ese sector hay una verdadera desidia gubernamental.
Inicialmente llegué al colegio “Francisco Molina Sánchez”, en donde cursa Undécimo grado y pregunté por él. Tres muchachitos que pateaban una bola de trapo (balón pequeño elaborado de tela vieja) ofrecieron guiarme. Los niños se subieron a mi carro y partimos. “Cruce por aquí, porque por allá no se puede pasar”, me dijo Edier (9 años de edad) mientras se amarraba los cordones de sus zapatos los que prácticamente no tenían suelas.
“Mamá, vamos para donde Oscar, ya vengo”, gritó Jorge, desde el carro, (7 años); me miró y me explicó:” esa es mi mamá, es amiga del señor Pompilio y de la señora Nancy los papás de Oscar. Yo también voy a ser como él, para regalarle una casa a mi mamá”.
El carro lo dejamos dos cuadras antes de llegar a la casa de Oscar, insinuado por Javier (9 años) el tercer niño: “oiga deje el carro aquí porque por ahí no pasa, hay mucha piedra, mi tía se lo cuida, aquí no le pasa nada, aquí no hay rateros”, lo dijo con toda franqueza.
La casa de los padres de Oscar es una vivienda normal, dentro de las grandes limitaciones del entorno. Allí viven 6 hermanos: cuatro varones y dos hembras, él es el cuarto de los hijos. Su hermano menor, Rigoberto, de 17 años quien también practica taekwondo y promete ser campeón Olímpico.
“Oscar es un muchacho tranquilo, callado, dedicado a su taekwondo. Irma Gómez fue su primera entrenadora, ella le enseñó mucho. Él se hizo prácticamente con Irma y después con Álvaro Vidal. Es un muchacho juicioso, es un gran hombre”, dijo su papá Pompilio quien trabaja por jornales en el cementerio Ecce Homo de Valledupar. “Hay meses que me gano $600 mil y otros $300 mil y con eso vivimos”, anotó.
Oscar llegó de 6 años a Valledupar, porque sus padres dejaron su tierra del Municipio de El Difícil (Ariguaní), Magdalena, y se mudaron para la capital del Cesar en busca de mejores alternativas.
Con el dinero que le regalaron por ocupar el segundo (2009) y primer lugar (2010) como Deportista del año en el Departamento del Cesar compró una motocicleta (nueva) y un computador portátil.
“Todos los vecinos lo queremos porque es un joven ejemplo de superación, es un gran hijo y un gran deportista. Lo vimos crecer en el barrio, nos hará mucha falta ahora que se vaya para su nueva casa”, dijo una amiga de su mamá.
“Le pedimos al Alcalde y al Gobernador que empiecen a hacer escenarios deportivos en este barrio, porque tenemos muchos niños con potenciales y con muchas ganas de ser campeones, ojalá no nos olviden ahora que se va nuestro medallista Olímpico”, concluyó Luisa, residente en el sector. Hasta la próxima semana.
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