El deporte en general está siendo afectado por la parálisis económica a causa de la covid-19, situación que obligó a la suspensión de todos los eventos deportivos en gran parte del mundo.
El éxito de los deportistas se debe en muchas ocasiones a los torneos amateurs, allí nacen las estrellas porque son la base fundamental para descubrir talentos en el deporte que posteriormente se convertirán en profesionales. Muchos de estos entrenadores y organizadores de torneos dependen solo de esta labor, mientras que otros la alternan con otro empleo.
Pedro Altamar organiza torneos en Valledupar, pero también trabaja en el esquema de seguridad de una empresa privada, lo que le permite devengar un sueldo fijo y no depender necesariamente de los campeonatos y la escuela de fútbol que dirige, y “aunque no es algo rentable”, Altamar le pone el corazón a su torneo porque es algo que le apasiona.
“Hasta el momento no he sentido tan fuerte el impacto económico porque mis ingresos no dependen en su totalidad de la escuela y el torneo, pero sí entiendo por lo que están pasando mis compañeros que se dedican exclusivamente a organizar eventos deportivos y trabajar con escuelas de formación”, dijo Altamar.
Los campeonatos en Valledupar normalmente son organizados por personas que dependen únicamente de ello, pero también existen organizadores que, como el caso de Altamar, pueden disponer de otras labores.
Aun así, los torneos vallenatos son una fuente para ‘el rebusque’, es así como muchos dedicaban sus fines de semana a apoyar en la parte logística, como lo hace Libardo Venera, quien ha estado participando en el torneo del barrio Francisco De Paula. Aunque no hay futbol, a Venera aun no le afecta puesto que tiene otra fuente para percibir ingresos.
Muchos padres de familia son conscientes de lo que sucede y siguen apoyando con los pagos de mensualidades a los entrenadores, pero otros no tienen cómo hacerlo, por lo que han tomado la decisión de sacar a sus niños de las escuelas deportivas.
El propio presidente de la Liga de Patinaje del Cesar, Gustavo Galvis, manifestó que el deporte estaba siendo afectado por el olvido del Gobierno, comentario que fue respaldado por el entrenador de la escuela y club Elite de Patinaje, Santiago Romero, que consciente de la situación se sumó al llamado de ayuda dirigido al Gobierno Nacional, así como lo han hecho varias ligas en todo el país.
La situación se ha tornado complicada, a tal punto que los árbitros no escapan del bajón económico que tiene en ascuas al futuro del fútbol. Argenis Pedrozo es uno de los jueces que se dedica a impartir justicia en los campeonatos de carácter aficionados en la capital del Cesar, y al dedicarse únicamente a esta labor sus días de fluidez económica han quedado en ‘fuera de lugar’
Aferrándose a su fe y al apoyo de su mamá, el joven vive, junto a su esposa y su hija, en medio de la incertidumbre al tener que levantarse cada día sin saber si podrán alimentarse. La situación ha llegado a tal extremo que Pedro, sin pena alguna, señaló que no le importaría “salir a pedir para que su familia tenga que comer”.
Así las cosas, la lucha por la supervivencia sigue su marcha, mientras que los deportes están empolvados y guardados en el estante de la expectativa. Hasta que el deporte no regrese serán muchos los relatos de entrenadores, profesores e incluso jugadores que se verán envueltos en la desesperación por la falta de recursos económicos.
Por: Robert Cadavid / EL PILÓN
El deporte en general está siendo afectado por la parálisis económica a causa de la covid-19, situación que obligó a la suspensión de todos los eventos deportivos en gran parte del mundo.
El éxito de los deportistas se debe en muchas ocasiones a los torneos amateurs, allí nacen las estrellas porque son la base fundamental para descubrir talentos en el deporte que posteriormente se convertirán en profesionales. Muchos de estos entrenadores y organizadores de torneos dependen solo de esta labor, mientras que otros la alternan con otro empleo.
Pedro Altamar organiza torneos en Valledupar, pero también trabaja en el esquema de seguridad de una empresa privada, lo que le permite devengar un sueldo fijo y no depender necesariamente de los campeonatos y la escuela de fútbol que dirige, y “aunque no es algo rentable”, Altamar le pone el corazón a su torneo porque es algo que le apasiona.
“Hasta el momento no he sentido tan fuerte el impacto económico porque mis ingresos no dependen en su totalidad de la escuela y el torneo, pero sí entiendo por lo que están pasando mis compañeros que se dedican exclusivamente a organizar eventos deportivos y trabajar con escuelas de formación”, dijo Altamar.
Los campeonatos en Valledupar normalmente son organizados por personas que dependen únicamente de ello, pero también existen organizadores que, como el caso de Altamar, pueden disponer de otras labores.
Aun así, los torneos vallenatos son una fuente para ‘el rebusque’, es así como muchos dedicaban sus fines de semana a apoyar en la parte logística, como lo hace Libardo Venera, quien ha estado participando en el torneo del barrio Francisco De Paula. Aunque no hay futbol, a Venera aun no le afecta puesto que tiene otra fuente para percibir ingresos.
Muchos padres de familia son conscientes de lo que sucede y siguen apoyando con los pagos de mensualidades a los entrenadores, pero otros no tienen cómo hacerlo, por lo que han tomado la decisión de sacar a sus niños de las escuelas deportivas.
El propio presidente de la Liga de Patinaje del Cesar, Gustavo Galvis, manifestó que el deporte estaba siendo afectado por el olvido del Gobierno, comentario que fue respaldado por el entrenador de la escuela y club Elite de Patinaje, Santiago Romero, que consciente de la situación se sumó al llamado de ayuda dirigido al Gobierno Nacional, así como lo han hecho varias ligas en todo el país.
La situación se ha tornado complicada, a tal punto que los árbitros no escapan del bajón económico que tiene en ascuas al futuro del fútbol. Argenis Pedrozo es uno de los jueces que se dedica a impartir justicia en los campeonatos de carácter aficionados en la capital del Cesar, y al dedicarse únicamente a esta labor sus días de fluidez económica han quedado en ‘fuera de lugar’
Aferrándose a su fe y al apoyo de su mamá, el joven vive, junto a su esposa y su hija, en medio de la incertidumbre al tener que levantarse cada día sin saber si podrán alimentarse. La situación ha llegado a tal extremo que Pedro, sin pena alguna, señaló que no le importaría “salir a pedir para que su familia tenga que comer”.
Así las cosas, la lucha por la supervivencia sigue su marcha, mientras que los deportes están empolvados y guardados en el estante de la expectativa. Hasta que el deporte no regrese serán muchos los relatos de entrenadores, profesores e incluso jugadores que se verán envueltos en la desesperación por la falta de recursos económicos.
Por: Robert Cadavid / EL PILÓN