Cómo cambian los tiempos y ni siquiera nos damos cuenta, cuando no sabemos lo que sabemos, es porque estamos perdiendo el norte ya que aprendimos tanto que estamos confundidos y amenazados por los agroquímicos que como un boomerang se devuelve contra nosotros que a pesar de ser tan buenos en los propósitos iniciales nos excedimos […]
Cómo cambian los tiempos y ni siquiera nos damos cuenta, cuando no sabemos lo que sabemos, es porque estamos perdiendo el norte ya que aprendimos tanto que estamos confundidos y amenazados por los agroquímicos que como un boomerang se devuelve contra nosotros que a pesar de ser tan buenos en los propósitos iniciales nos excedimos y los resultados son desastrosos, usados en la agricultura como herbicidas, fungicidas e insecticidas que luego son llevados impregnados a nuestros alimentos intoxicándonos, hoy los humanos contenemos en nuestro organismo trazas de todos esos pesticidas.
Es por eso que hoy en el Día del Ingeniero Agrónomo quiero hacer homenaje a nuestra profesión, “La Ingeniería Creadora de Vida” para que tengamos claro que es necesario repensar el campo donde somos nosotros actores principales, para construir una nueva hoja de ruta que permita innovar el sector rural ya que nuestro departamento tiene una vocación muy grande siendo un epicentro geográfico, cultural, ambiental y económico con gran potencial que deben ser abordados con programas diseñados desde el territorio dándole cara y dejando la ceguera que se tiene.
La productividad no ha crecido y debemos buscar soluciones a los procesos agrarios, generando métodos de producción que dialoguen con el medio ambiente, eso implica desaprender lo aprendido y entrar a una nueva versión, la biomímesis, esto es emulando la naturaleza dentro de una estructura sintrópica donde se interrelacionan todas las formas de vida que existen en el suelo.
Según la FAO hay más de 2,4 millones de colombianos con hambre y el Cesar aporta 380,000 porque no hay seguridad alimentaria y a pesar de que un alto porcentaje de los cesarenses trabaja en el campo, el acceso a los alimentos las ganancias y el bienestar campesino están desbalanceados. De tal manera considero que debemos pensar en un modelo agroecológico que incluya el primer recurso que se necesita: La Tierra, esto lo lograremos usando insumos orgánicos en armonía con el medio ambiente haciendo uso adecuado del agua.
Propondremos a los nuevos gobernantes proyectos que se conjuguen con estos postulados para hacer reconversión social, innovación y emprendimiento con cultivos incluyentes dándole participación a la mujer que es determinante por su liderazgo y responsabilidad en el entorno familiar, así generamos estabilidad en los hogares rurales. La participación de la mujer también ha ido creciendo en las aulas donde asisten un 40 % para estudiar ingeniería agronómica.
La cadena de valor se generaría con cultivos que enlacen todos los eslabones de la cadena productiva dándole así favorabilidad a la balanza del productor y el cesar tiene una oferta ambiental ideal para cultivos como sacha inchi el cual hemos ido desarrollando en diferentes regiones comprobando su alta eficiencia; también creemos en el cultivo de marañón.
Estos dos significan un modelo de transformación que generaría altos ingresos por ser demandados en el exterior. Otros cultivos tradicionales como el café y el cacao si los transformamos vamos a obtener altas ganancias por las mismas razones de los anteriores.
Cómo cambian los tiempos y ni siquiera nos damos cuenta, cuando no sabemos lo que sabemos, es porque estamos perdiendo el norte ya que aprendimos tanto que estamos confundidos y amenazados por los agroquímicos que como un boomerang se devuelve contra nosotros que a pesar de ser tan buenos en los propósitos iniciales nos excedimos […]
Cómo cambian los tiempos y ni siquiera nos damos cuenta, cuando no sabemos lo que sabemos, es porque estamos perdiendo el norte ya que aprendimos tanto que estamos confundidos y amenazados por los agroquímicos que como un boomerang se devuelve contra nosotros que a pesar de ser tan buenos en los propósitos iniciales nos excedimos y los resultados son desastrosos, usados en la agricultura como herbicidas, fungicidas e insecticidas que luego son llevados impregnados a nuestros alimentos intoxicándonos, hoy los humanos contenemos en nuestro organismo trazas de todos esos pesticidas.
Es por eso que hoy en el Día del Ingeniero Agrónomo quiero hacer homenaje a nuestra profesión, “La Ingeniería Creadora de Vida” para que tengamos claro que es necesario repensar el campo donde somos nosotros actores principales, para construir una nueva hoja de ruta que permita innovar el sector rural ya que nuestro departamento tiene una vocación muy grande siendo un epicentro geográfico, cultural, ambiental y económico con gran potencial que deben ser abordados con programas diseñados desde el territorio dándole cara y dejando la ceguera que se tiene.
La productividad no ha crecido y debemos buscar soluciones a los procesos agrarios, generando métodos de producción que dialoguen con el medio ambiente, eso implica desaprender lo aprendido y entrar a una nueva versión, la biomímesis, esto es emulando la naturaleza dentro de una estructura sintrópica donde se interrelacionan todas las formas de vida que existen en el suelo.
Según la FAO hay más de 2,4 millones de colombianos con hambre y el Cesar aporta 380,000 porque no hay seguridad alimentaria y a pesar de que un alto porcentaje de los cesarenses trabaja en el campo, el acceso a los alimentos las ganancias y el bienestar campesino están desbalanceados. De tal manera considero que debemos pensar en un modelo agroecológico que incluya el primer recurso que se necesita: La Tierra, esto lo lograremos usando insumos orgánicos en armonía con el medio ambiente haciendo uso adecuado del agua.
Propondremos a los nuevos gobernantes proyectos que se conjuguen con estos postulados para hacer reconversión social, innovación y emprendimiento con cultivos incluyentes dándole participación a la mujer que es determinante por su liderazgo y responsabilidad en el entorno familiar, así generamos estabilidad en los hogares rurales. La participación de la mujer también ha ido creciendo en las aulas donde asisten un 40 % para estudiar ingeniería agronómica.
La cadena de valor se generaría con cultivos que enlacen todos los eslabones de la cadena productiva dándole así favorabilidad a la balanza del productor y el cesar tiene una oferta ambiental ideal para cultivos como sacha inchi el cual hemos ido desarrollando en diferentes regiones comprobando su alta eficiencia; también creemos en el cultivo de marañón.
Estos dos significan un modelo de transformación que generaría altos ingresos por ser demandados en el exterior. Otros cultivos tradicionales como el café y el cacao si los transformamos vamos a obtener altas ganancias por las mismas razones de los anteriores.