Creo que ha sido la reciente versión del Festival de la Leyenda Vallenata en la cual he mantenido mayor atención y concentración en la intervención y actuación de los acordeoneros de la categoría profesional y, la verdad, no observé la abismal diferencia que algunos vieron entre los cinco finalistas, por el contrario, observé un concurso […]
Creo que ha sido la reciente versión del Festival de la Leyenda Vallenata en la cual he mantenido mayor atención y concentración en la intervención y actuación de los acordeoneros de la categoría profesional y, la verdad, no observé la abismal diferencia que algunos vieron entre los cinco finalistas, por el contrario, observé un concurso muy parejo y reñido.
Conformamos un equipo de cinco conocedores, expertos y curtidos en los cánones de estos concursos, para hacer una transmisión por redes sociales en la que se hiciera un análisis serio y de fondo de cada uno de los participantes, y al finalizar todas las rondas cada uno de nosotros dio tres nombres para el pódium. Yo fui el único que se atrevió a incluir en esa terna a José Ricardo Villafañe, el participante que con su atuendo de indígena arhuaco llamaba la atención entre los cinco finalistas.
El jurado consideró que el ganador en la edición 54 del Festival Vallenato fue el indígena Villafañe, el segundo lugar fue para Javier Matta, quien siempre tuvo bastante favoritismo tanto en el público, como en el gremio, y el tercer puesto se lo llevó Jesús Ocampo. A mí, personalmente, no me pareció un exabrupto el resultado, porque como dije inicialmente, la competencia estuvo pareja y precisamente en esta columna yo había titulado el viernes anterior ‘Se buscan músicos vallenatos creativos’, y al que observé más creativo de los cinco fue precisamente a Villafañe. Hasta cantó una puya de su autoría en la que dice que el indio toca bonito.
Como ya es costumbre en el medio folclórico, y en Valledupar, una vez se corona al Rey se inicia la cacería de brujas y los peros. Las especulaciones vienen y van: que tiene la mano metida Carlos Vives porque necesita un indígena como acordeonero, lo mismo decían con Cristian Camilo Peña antes del pasado Rey de Reyes.
Que Villafañe no es un arhuaco original porque la mamá es ‘cachaca’ y el papá que le conocemos es apenas de crianza.
Que no puede coronarse rey a un participante que es la primera vez que concursa en la categoría profesional y que no ha hecho la fila como Javier Matta o Nemer Tetay.
Que los reyes que oficiaron como jurados necesitaban a alguien débil para el concurso Rey de Reyes que se dará en el año 2022.
En fin, han buscado diversas maneras de descalificarlo, e incluso, de responsabilizar a la Fundación sobre un presunto desacierto al escoger al jurado, que, entre otras cosas, me parece de las mayores calidades e idoneidad.
En un país como el nuestro, donde la discriminación racial ha campeado durante siglos, a mi juicio lo mejor que le ha podido pasar a nuestra música vallenata es la elección como Rey Profesional de José Ricardo Villafañe, no solo por ser un indígena arhuaco, sino porque además “el Indio toca bonito”.COLOFÓN: Dos de mis mejores amigos me sugirieron títulos jocosos para esta columna. El maestro, abogado y escritor Ciro Quiroz Otero me insinuó el siguiente: ‘Tocó amenazar al Valle con una minga para que dejaran ganar a un indígena’; y el gran compositor Sergio Moya Molina me llamó de inmediato sugiriéndome un titular, más o menos así: ‘Ahora sí, a los que se creían ya reyes vallenatos, literalmente les bailaron el indio’.
Creo que ha sido la reciente versión del Festival de la Leyenda Vallenata en la cual he mantenido mayor atención y concentración en la intervención y actuación de los acordeoneros de la categoría profesional y, la verdad, no observé la abismal diferencia que algunos vieron entre los cinco finalistas, por el contrario, observé un concurso […]
Creo que ha sido la reciente versión del Festival de la Leyenda Vallenata en la cual he mantenido mayor atención y concentración en la intervención y actuación de los acordeoneros de la categoría profesional y, la verdad, no observé la abismal diferencia que algunos vieron entre los cinco finalistas, por el contrario, observé un concurso muy parejo y reñido.
Conformamos un equipo de cinco conocedores, expertos y curtidos en los cánones de estos concursos, para hacer una transmisión por redes sociales en la que se hiciera un análisis serio y de fondo de cada uno de los participantes, y al finalizar todas las rondas cada uno de nosotros dio tres nombres para el pódium. Yo fui el único que se atrevió a incluir en esa terna a José Ricardo Villafañe, el participante que con su atuendo de indígena arhuaco llamaba la atención entre los cinco finalistas.
El jurado consideró que el ganador en la edición 54 del Festival Vallenato fue el indígena Villafañe, el segundo lugar fue para Javier Matta, quien siempre tuvo bastante favoritismo tanto en el público, como en el gremio, y el tercer puesto se lo llevó Jesús Ocampo. A mí, personalmente, no me pareció un exabrupto el resultado, porque como dije inicialmente, la competencia estuvo pareja y precisamente en esta columna yo había titulado el viernes anterior ‘Se buscan músicos vallenatos creativos’, y al que observé más creativo de los cinco fue precisamente a Villafañe. Hasta cantó una puya de su autoría en la que dice que el indio toca bonito.
Como ya es costumbre en el medio folclórico, y en Valledupar, una vez se corona al Rey se inicia la cacería de brujas y los peros. Las especulaciones vienen y van: que tiene la mano metida Carlos Vives porque necesita un indígena como acordeonero, lo mismo decían con Cristian Camilo Peña antes del pasado Rey de Reyes.
Que Villafañe no es un arhuaco original porque la mamá es ‘cachaca’ y el papá que le conocemos es apenas de crianza.
Que no puede coronarse rey a un participante que es la primera vez que concursa en la categoría profesional y que no ha hecho la fila como Javier Matta o Nemer Tetay.
Que los reyes que oficiaron como jurados necesitaban a alguien débil para el concurso Rey de Reyes que se dará en el año 2022.
En fin, han buscado diversas maneras de descalificarlo, e incluso, de responsabilizar a la Fundación sobre un presunto desacierto al escoger al jurado, que, entre otras cosas, me parece de las mayores calidades e idoneidad.
En un país como el nuestro, donde la discriminación racial ha campeado durante siglos, a mi juicio lo mejor que le ha podido pasar a nuestra música vallenata es la elección como Rey Profesional de José Ricardo Villafañe, no solo por ser un indígena arhuaco, sino porque además “el Indio toca bonito”.COLOFÓN: Dos de mis mejores amigos me sugirieron títulos jocosos para esta columna. El maestro, abogado y escritor Ciro Quiroz Otero me insinuó el siguiente: ‘Tocó amenazar al Valle con una minga para que dejaran ganar a un indígena’; y el gran compositor Sergio Moya Molina me llamó de inmediato sugiriéndome un titular, más o menos así: ‘Ahora sí, a los que se creían ya reyes vallenatos, literalmente les bailaron el indio’.