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General - 15 abril, 2010

El hombre más pequeño del Magdalena vive en Pijiño

Ovier Olivero Rodríguez, de 34 años, es considerado el hombre más pequeño del Magdalena. Por Raffael Medina Brochero (A.P.I.C.) Corresponsal Magdalena Un extraño caso descubrió el periódico EL PILÓN al visitar el corregimiento de Cabrera, jurisdicción del municipio de Pijiño del Carmen, Magdalena.  Sin lugar a dudas, en esta localidad vive el hombre más pequeño […]

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Ovier Olivero Rodríguez, de 34 años, es considerado el hombre más pequeño del Magdalena.

Por Raffael Medina Brochero (A.P.I.C.)
Corresponsal Magdalena

Un extraño caso descubrió el periódico EL PILÓN al visitar el corregimiento de Cabrera, jurisdicción del municipio de Pijiño del Carmen, Magdalena.  Sin lugar a dudas, en esta localidad vive el hombre más pequeño de la región.
En el hogar constituido por Manuel Domingo Olivero Navarro  y Ana María Rodríguez Navarro, nació Ovier Olivero Rodríguez, quien tiene 34 años de edad y sólo alcanza una estatura de 85 centímetros, lo que lo hace un personaje muy curioso en el concierto regional.
Ovier Olivero Rodríguez presenta dificultad para el ejercicio del habla; sin embargo tiene la capacidad entender todos los mensajes que le trasmiten sus familiares, por lo que desarrolla una vida normal dentro del marco familiar, aunque algunas veces,  sobre todo cuando se levanta de mal humor, se niega a realizar algunas actividades.
Cuenta Manuel Domingo, el padre de Ovier, que cuando su hijo tenía dos años todavía no daba los primeros pininos, por lo que se vio obligado a consultar con un botánico, quien le preparó un tónico con 100 limones, 10 huevos de gallina criolla y una botella de ron caña, del cual tenía que consumir una cucharada diaria para que pudiese caminar, y antes de que el muchacho terminara de tomarse el remedio ‘milagroso, el niño empezó a dar sus primeros pasos.
Ovier Olivero Rodríguez, además de la enfermedad  que alteró su normal crecimiento, padece de hernia inguinal, la que a veces le complica la vida con fuertes dolores que no le permiten concebir el sueño, a veces por varios días seguidos.  Sin embargo, no se deja amilanar y lucha día a día por la supervivencia.
En su pueblo natal, Pijiño del Carmen, Ovier es una persona querida y admirada por su tenacidad y buena actitud frente a la vida, pese a sus dificultades físicas.

La comunidad de Pijiño ha hecho un llamado humanitario a los gobernantes a escala municipal, departamental y nacional, con el propósito de mejorarle las condiciones de vida no sólo a Ovier sino al núcleo familiar, ya que viven en condiciones de vulnerabilidad, por lo que se hace necesaria la atención del estado.
Según se conoció, Olivero Rodríguez no tuvo el privilegio de asistir a centros educativos, porque materialmente su familia vive en precarias condiciones, así como tampoco ha podido desarrollar una vida social;  pero tal vez lo más doloroso en su historia, es el hecho de que no ha tenido la oportunidad de someterse a tratamientos periódicos, incluyendo la realización de una intervención quirúrgica, los cuales necesita, porque su familia no tiene ningún tipo de aseguramiento en materia de salud.

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15 abril, 2010

El hombre más pequeño del Magdalena vive en Pijiño

Ovier Olivero Rodríguez, de 34 años, es considerado el hombre más pequeño del Magdalena. Por Raffael Medina Brochero (A.P.I.C.) Corresponsal Magdalena Un extraño caso descubrió el periódico EL PILÓN al visitar el corregimiento de Cabrera, jurisdicción del municipio de Pijiño del Carmen, Magdalena.  Sin lugar a dudas, en esta localidad vive el hombre más pequeño […]


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Ovier Olivero Rodríguez, de 34 años, es considerado el hombre más pequeño del Magdalena.

Por Raffael Medina Brochero (A.P.I.C.)
Corresponsal Magdalena

Un extraño caso descubrió el periódico EL PILÓN al visitar el corregimiento de Cabrera, jurisdicción del municipio de Pijiño del Carmen, Magdalena.  Sin lugar a dudas, en esta localidad vive el hombre más pequeño de la región.
En el hogar constituido por Manuel Domingo Olivero Navarro  y Ana María Rodríguez Navarro, nació Ovier Olivero Rodríguez, quien tiene 34 años de edad y sólo alcanza una estatura de 85 centímetros, lo que lo hace un personaje muy curioso en el concierto regional.
Ovier Olivero Rodríguez presenta dificultad para el ejercicio del habla; sin embargo tiene la capacidad entender todos los mensajes que le trasmiten sus familiares, por lo que desarrolla una vida normal dentro del marco familiar, aunque algunas veces,  sobre todo cuando se levanta de mal humor, se niega a realizar algunas actividades.
Cuenta Manuel Domingo, el padre de Ovier, que cuando su hijo tenía dos años todavía no daba los primeros pininos, por lo que se vio obligado a consultar con un botánico, quien le preparó un tónico con 100 limones, 10 huevos de gallina criolla y una botella de ron caña, del cual tenía que consumir una cucharada diaria para que pudiese caminar, y antes de que el muchacho terminara de tomarse el remedio ‘milagroso, el niño empezó a dar sus primeros pasos.
Ovier Olivero Rodríguez, además de la enfermedad  que alteró su normal crecimiento, padece de hernia inguinal, la que a veces le complica la vida con fuertes dolores que no le permiten concebir el sueño, a veces por varios días seguidos.  Sin embargo, no se deja amilanar y lucha día a día por la supervivencia.
En su pueblo natal, Pijiño del Carmen, Ovier es una persona querida y admirada por su tenacidad y buena actitud frente a la vida, pese a sus dificultades físicas.

La comunidad de Pijiño ha hecho un llamado humanitario a los gobernantes a escala municipal, departamental y nacional, con el propósito de mejorarle las condiciones de vida no sólo a Ovier sino al núcleo familiar, ya que viven en condiciones de vulnerabilidad, por lo que se hace necesaria la atención del estado.
Según se conoció, Olivero Rodríguez no tuvo el privilegio de asistir a centros educativos, porque materialmente su familia vive en precarias condiciones, así como tampoco ha podido desarrollar una vida social;  pero tal vez lo más doloroso en su historia, es el hecho de que no ha tenido la oportunidad de someterse a tratamientos periódicos, incluyendo la realización de una intervención quirúrgica, los cuales necesita, porque su familia no tiene ningún tipo de aseguramiento en materia de salud.