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Columnista - 7 marzo, 2013

El hombre del futuro

"El hombre del futuro se llama Chávez, porque además Chávez ya no soy yo, Chávez somos todos (...) Chávez es Miranda, es Venezuela, ya no soy yo". Hugo Chávez 28 de julio de 2012, en su 58º cumpleaños

Por:Raúl Bermúdez Márquez

“El hombre del futuro se llama Chávez, porque además Chávez ya no soy yo, Chávez somos todos (…) Chávez es Miranda, es Venezuela, ya no soy yo”. Hugo Chávez 28 de julio de 2012, en su 58º cumpleaños

Con el riesgo de tratar un tema que tres días después de su muerte ya puede estar ocasionando saturación en la opinión pública voy a dedicarle la columna de hoy a Hugo Chávez, símbolo indiscutible de la dignidad latinoamericana, heredero de la rebeldía y el talante bolivariano, duro como una roca de mármol con los poderosos, suave y tierno como el pétalo de una rosa con el pueblo necesitado.

No pasó desapercibido durante sus 58 años de vida. Amado hasta el delirio por muchos, odiado hasta los tuétanos por pocos. Tenía que ser así: no era hombre ladino ni de medias tintas, llamaba al pan, pan y al vino, vino. Como todo humano, cometió errores, bastantes errores. Su condición caudillista, por ejemplo, le impidió forjar una pléyade de hombres que en su ausencia ejercieran un liderazgo claro y garantizaran la continuidad del proyecto bolivariano. Se corre el riesgo de fisuras en el PSUV precisamente por la falta de figuras a su interior que aglutinen como lo hacía Chávez,.

Antes de su último viaje a Cuba y ante la evidencia de su fatal desenlace hizo el guiño a favor de Nicolás Maduro pero eso no bastaba. La lucha por la sucesión en el poder por parte de las fuerzas Chavistas en Venezuela aún no es tan evidente por respeto a la memoria del líder desaparecido pero con el transcurrir del tiempo irán saliendo a flote porque se requería una fuerza política unida por claros principios ideológicos y por un programa estratégico de Estado cuya realización no dependiera de la presencia de un caudillo. Ojalá me equivoque y el Chavismo tenga la madurez necesaria para recoger la bandera del comandante y llevarla por los caminos que conduzcan al desarrollo sostenible, a seguir cerrando la brecha económica y social en Venezuela y a persistir en el impulso de la integración, autodeterminación y fraternidad del pueblo latinoamericano, como lo intentó con mucha convicción Hugo Chávez Frías.

Los colombianos también perdemos con su temprana partida. Ojalá Maduro tenga la misma credibilidad de la insurgencia que negocia en La Habana. Y la franqueza para decirles sin tapujos que el único camino que les queda es el abandono de las armas, la reincorporación a la sociedad civil y la búsqueda del poder político a través de la obtención del favor popular en las urnas y no por medio de la fuerza y de la escaramuza armada. Es una cuestión de autoridad: no es lo mismo que se los diga alguien que ganó todas las elecciones en las que participó, que lo exprese un joven que hasta ahora lo que ha dado muestra es de una lealtad admirable con su comandante en jefe, pero que aún le debe al pueblo venezolano muestras contundentes de su condición de estadista.

Surge incertidumbre además a los colombianos que habitamos cercanos a la zona de frontera acerca de si el derribe gradual que se ha venido dando de las trabas para transitar de un territorio a otro continuará en el hermano país. Dios quiera, como dice un amigo que viaja frecuentemente a Maracaibo, que nos sigamos sintiendo menos extranjeros allí que en Bogotá. Al final lo que no admite discusión es que no será fácil reemplazar a Chávez, porque como el bien se definía, no era un hombre, era un pueblo! Gloria por siempre al llanero que rescató la dignidad amerindia!

 

Columnista
7 marzo, 2013

El hombre del futuro

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Raúl Bermúdez Márquez

"El hombre del futuro se llama Chávez, porque además Chávez ya no soy yo, Chávez somos todos (...) Chávez es Miranda, es Venezuela, ya no soy yo". Hugo Chávez 28 de julio de 2012, en su 58º cumpleaños


Por:Raúl Bermúdez Márquez

“El hombre del futuro se llama Chávez, porque además Chávez ya no soy yo, Chávez somos todos (…) Chávez es Miranda, es Venezuela, ya no soy yo”. Hugo Chávez 28 de julio de 2012, en su 58º cumpleaños

Con el riesgo de tratar un tema que tres días después de su muerte ya puede estar ocasionando saturación en la opinión pública voy a dedicarle la columna de hoy a Hugo Chávez, símbolo indiscutible de la dignidad latinoamericana, heredero de la rebeldía y el talante bolivariano, duro como una roca de mármol con los poderosos, suave y tierno como el pétalo de una rosa con el pueblo necesitado.

No pasó desapercibido durante sus 58 años de vida. Amado hasta el delirio por muchos, odiado hasta los tuétanos por pocos. Tenía que ser así: no era hombre ladino ni de medias tintas, llamaba al pan, pan y al vino, vino. Como todo humano, cometió errores, bastantes errores. Su condición caudillista, por ejemplo, le impidió forjar una pléyade de hombres que en su ausencia ejercieran un liderazgo claro y garantizaran la continuidad del proyecto bolivariano. Se corre el riesgo de fisuras en el PSUV precisamente por la falta de figuras a su interior que aglutinen como lo hacía Chávez,.

Antes de su último viaje a Cuba y ante la evidencia de su fatal desenlace hizo el guiño a favor de Nicolás Maduro pero eso no bastaba. La lucha por la sucesión en el poder por parte de las fuerzas Chavistas en Venezuela aún no es tan evidente por respeto a la memoria del líder desaparecido pero con el transcurrir del tiempo irán saliendo a flote porque se requería una fuerza política unida por claros principios ideológicos y por un programa estratégico de Estado cuya realización no dependiera de la presencia de un caudillo. Ojalá me equivoque y el Chavismo tenga la madurez necesaria para recoger la bandera del comandante y llevarla por los caminos que conduzcan al desarrollo sostenible, a seguir cerrando la brecha económica y social en Venezuela y a persistir en el impulso de la integración, autodeterminación y fraternidad del pueblo latinoamericano, como lo intentó con mucha convicción Hugo Chávez Frías.

Los colombianos también perdemos con su temprana partida. Ojalá Maduro tenga la misma credibilidad de la insurgencia que negocia en La Habana. Y la franqueza para decirles sin tapujos que el único camino que les queda es el abandono de las armas, la reincorporación a la sociedad civil y la búsqueda del poder político a través de la obtención del favor popular en las urnas y no por medio de la fuerza y de la escaramuza armada. Es una cuestión de autoridad: no es lo mismo que se los diga alguien que ganó todas las elecciones en las que participó, que lo exprese un joven que hasta ahora lo que ha dado muestra es de una lealtad admirable con su comandante en jefe, pero que aún le debe al pueblo venezolano muestras contundentes de su condición de estadista.

Surge incertidumbre además a los colombianos que habitamos cercanos a la zona de frontera acerca de si el derribe gradual que se ha venido dando de las trabas para transitar de un territorio a otro continuará en el hermano país. Dios quiera, como dice un amigo que viaja frecuentemente a Maracaibo, que nos sigamos sintiendo menos extranjeros allí que en Bogotá. Al final lo que no admite discusión es que no será fácil reemplazar a Chávez, porque como el bien se definía, no era un hombre, era un pueblo! Gloria por siempre al llanero que rescató la dignidad amerindia!