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Columnista - 17 septiembre, 2021

‘El hijo del Cacique’, un desastre de novela

Llevábamos bastante tiempo aguantándonos una publicidad intensa a través de un canal privado de televisión sobre la emisión de una telenovela llamada ‘El hijo del Cacique’. Sé que muchos de quienes dedicamos parte de nuestra vida a defender e impulsar el folclor vallenato, cada vez que escuchamos que se va a realizar un programa, una […]

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Llevábamos bastante tiempo aguantándonos una publicidad intensa a través de un canal privado de televisión sobre la emisión de una telenovela llamada ‘El hijo del Cacique’. Sé que muchos de quienes dedicamos parte de nuestra vida a defender e impulsar el folclor vallenato, cada vez que escuchamos que se va a realizar un programa, una novela o cualquier evento nacional en el que se incluya nuestra música lo celebramos con bombos y platillos, en razón a que es una clara muestra de que el vallenato es, y seguirá siendo, la música colombiana con más aceptación y vigencia.

Para mí es muy claro que un canal privado de televisión tiene como principal objetivo el aspecto económico, sabemos muy bien que la empresa privada busca un rating que se traduzca en ganancias, pero eso jamás puede ir desligado de otros factores como los derechos fundamentales y patrimonios culturales de las regiones, aspectos que la simple mercadotecnia no puede avasallar.

Las telenovelas biográficas en Colombia se han caracterizado por el exceso de ficción y la poca fidelidad en las historias verdaderas, aunque parece que eso les ha funcionado a estos mercaderes de la imagen; sin embargo, en cada telenovela que han hecho sobre nuestros artistas vallenatos se le ha vendido la idea a Colombia y el mundo que en la costa Caribe colombiana la brujería o hechicería es el pan nuestro de cada día, lo cual es falso, injurioso y grosero.

Pareciera que los libretistas están más interesados en caricaturizar a los personajes, a quienes supuestamente les están haciendo un homenaje. Bien sabemos que una de las misiones de la televisión es el entretenimiento, pero la audiencia también debe saber que lo que se está haciendo es una parodia y no una bionovela.

Si el libretista trastoca las costumbres y el contexto espacio-temporal en el que nació Diomedes, con el sitio donde nació su hijo Martín Elías, apague y vámonos; pero tal vez lo hace a propósito, porque le interesa mostrar aspectos de la vida de una región que hace rato quedaron en el olvido para nosotros.

La pregunta del millón es: ¿No encontraron a un actor en todo el territorio nacional que encarnara de mejor manera a un personaje como Diomedes Díaz? ¿A quién se le ocurrió la ridiculez de hacerle brujería a un recién nacido? Quién dijo que nuestras mujeres viven pendientes de ‘ponerle cachos’ a sus maridos con sus mejores amigos, o que mantienen borrachas, que ni siquiera saben con quien se acuestan.

Por estas épocas, en las que la mujer ha logrado llegar tan lejos en el mundo, y hasta en Colombia, resulta casi insólito que sea precisamente a ellas a quienes se les dé una bofetada con estereotipos y violencia simbólica retrógradas, actos de sometimiento, discriminación e inequidad social, que es precisamente lo que analicé en esos dos y únicos capítulos de la publicitada serie. Seguro será mejor, y sin el sacrificio de trasnochar, la parodia que hará ‘Sábados Felices’.

COLOFÓN: A ese muchacho Francesco Mauricio Chedraui, quien encarna en la serie el papel de Diomedes, antes que catapultarlo como actor lo están enterrando, ojalá la tal bionovela sirva para que a otros actores: Rafael Santos, Éibar Gutiérrez, Oscar Díaz y Milciades Cantillo, Aco Pérez, a quienes aún no vemos, les vaya mejor. Dice un adagio popular que “por el desayuno se sabe cómo será el almuerzo”, y para mí, ese primer plato ha sido desastroso.

Columnista
17 septiembre, 2021

‘El hijo del Cacique’, un desastre de novela

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Nain

Llevábamos bastante tiempo aguantándonos una publicidad intensa a través de un canal privado de televisión sobre la emisión de una telenovela llamada ‘El hijo del Cacique’. Sé que muchos de quienes dedicamos parte de nuestra vida a defender e impulsar el folclor vallenato, cada vez que escuchamos que se va a realizar un programa, una […]


Llevábamos bastante tiempo aguantándonos una publicidad intensa a través de un canal privado de televisión sobre la emisión de una telenovela llamada ‘El hijo del Cacique’. Sé que muchos de quienes dedicamos parte de nuestra vida a defender e impulsar el folclor vallenato, cada vez que escuchamos que se va a realizar un programa, una novela o cualquier evento nacional en el que se incluya nuestra música lo celebramos con bombos y platillos, en razón a que es una clara muestra de que el vallenato es, y seguirá siendo, la música colombiana con más aceptación y vigencia.

Para mí es muy claro que un canal privado de televisión tiene como principal objetivo el aspecto económico, sabemos muy bien que la empresa privada busca un rating que se traduzca en ganancias, pero eso jamás puede ir desligado de otros factores como los derechos fundamentales y patrimonios culturales de las regiones, aspectos que la simple mercadotecnia no puede avasallar.

Las telenovelas biográficas en Colombia se han caracterizado por el exceso de ficción y la poca fidelidad en las historias verdaderas, aunque parece que eso les ha funcionado a estos mercaderes de la imagen; sin embargo, en cada telenovela que han hecho sobre nuestros artistas vallenatos se le ha vendido la idea a Colombia y el mundo que en la costa Caribe colombiana la brujería o hechicería es el pan nuestro de cada día, lo cual es falso, injurioso y grosero.

Pareciera que los libretistas están más interesados en caricaturizar a los personajes, a quienes supuestamente les están haciendo un homenaje. Bien sabemos que una de las misiones de la televisión es el entretenimiento, pero la audiencia también debe saber que lo que se está haciendo es una parodia y no una bionovela.

Si el libretista trastoca las costumbres y el contexto espacio-temporal en el que nació Diomedes, con el sitio donde nació su hijo Martín Elías, apague y vámonos; pero tal vez lo hace a propósito, porque le interesa mostrar aspectos de la vida de una región que hace rato quedaron en el olvido para nosotros.

La pregunta del millón es: ¿No encontraron a un actor en todo el territorio nacional que encarnara de mejor manera a un personaje como Diomedes Díaz? ¿A quién se le ocurrió la ridiculez de hacerle brujería a un recién nacido? Quién dijo que nuestras mujeres viven pendientes de ‘ponerle cachos’ a sus maridos con sus mejores amigos, o que mantienen borrachas, que ni siquiera saben con quien se acuestan.

Por estas épocas, en las que la mujer ha logrado llegar tan lejos en el mundo, y hasta en Colombia, resulta casi insólito que sea precisamente a ellas a quienes se les dé una bofetada con estereotipos y violencia simbólica retrógradas, actos de sometimiento, discriminación e inequidad social, que es precisamente lo que analicé en esos dos y únicos capítulos de la publicitada serie. Seguro será mejor, y sin el sacrificio de trasnochar, la parodia que hará ‘Sábados Felices’.

COLOFÓN: A ese muchacho Francesco Mauricio Chedraui, quien encarna en la serie el papel de Diomedes, antes que catapultarlo como actor lo están enterrando, ojalá la tal bionovela sirva para que a otros actores: Rafael Santos, Éibar Gutiérrez, Oscar Díaz y Milciades Cantillo, Aco Pérez, a quienes aún no vemos, les vaya mejor. Dice un adagio popular que “por el desayuno se sabe cómo será el almuerzo”, y para mí, ese primer plato ha sido desastroso.