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Columnista - 13 septiembre, 2019

El gran cantante en su trono de abril

¡Al fin se supo! La Fundación Festival de la Leyenda Vallenata decidió con pensamiento abierto, que averiguaré de quien fue, reconocerle al señor Jorge Oñate algo justo y bueno, como los almacenes que invaden hoy nuestras ciudades. Oñate, así con virgulilla, sin importar que él no sepa que es esa vaina del lenguaje, merece y […]

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¡Al fin se supo! La Fundación Festival de la Leyenda Vallenata decidió con pensamiento abierto, que averiguaré de quien fue, reconocerle al señor Jorge Oñate algo justo y bueno, como los almacenes que invaden hoy nuestras ciudades.

Oñate, así con virgulilla, sin importar que él no sepa que es esa vaina del lenguaje, merece y además tiene ganado desde hace tiempo un lugar en la historia del vallenato. En mi caso personal he sido doble víctima de su arte y les contaré más adelante: la primera es que cuanto pesito he ganado lo he gastado oyendo su música y escuchando los cuentos que le inventan en su gran mayoría.

En alguna ocasión fui a Caracas y compré toda su colección en CD, un motivo por el que el gran maestro del periodismo y la palabra Carlos Alberto Aterhortua me hacia bullyng, como dicen hoy, repitiendo: Mendoza es la única persona que va a Venezuela a comprar la música de Jorge Oñate. ¡No me crea tan pendejo! Y así fue, conseguí a buen precio su colección y claro la compré.

El año pasado la Gobernación de Norte de Santander brindó un tributo mayor a Jorge, estuve cercano, no lo saludé por el temor que me echaría del cargo. Cuando digo he sido víctima del cantor no es otra cosa recordarle que no ha existido emisora o periódico donde haya trabajado que no haya logrado despedirme con sus influencias grandes que las tiene. Ya hoy no estoy en ninguna nómina y sin embargo averigua para echarme. Cuando el diablo duerme mata moscas con el rabo.

Si hubiese una JEP folclórica, con gusto me acogería y pediría indemnización por esa causa injusta y consiente del gran cantor del vallenato, una LEYENDA como dicen los directivos del festival. Ya me imagino a Oñate hablando con Don Jorge Dangond en Caracol, los Char en Barranquilla y los Galvis de Bucaramanga y Pacho Restrepo del sistema Rumba para sacarme. O tal vez insultarme a través de alguno de sus tantos lambonazos que los ha tenido y siguen siéndolo.

Jorge Oñate tiene una vida musical terriblemente reconocida, con los mejores acordeoneros acompañándolo, no cabe ninguna duda de su valía, desde Los Hermanos López, Emilianito Zuleta, el gran “Colacho” Mendoza con la caja de Rodolfo Castilla, el inolvidable Juancho Rois, los expertos dicen que tocó lo mejor del arte, hasta Alvarito López con muchos clásicos que hoy son referentes del mejor vallenato del mundo. Debo aclarar que todas esas decisiones en mí contra eran porque dizque yo era Diomedista. Nunca lo negué.

Es más, lo sigo siendo. Pero en temas de parrandas y nostalgias Oñate es mi cantor de cabecera. En el Club Bololó nos sentamos a escucharlo, yo a hablar mal de él, y Antonio María Araujo a defenderlo, pienso pendejamente que en algo me desquito.

Muchos locutores y periodistas ven en Oñate un padre, dependieron de él en sus afugias económicas, un viejo truco que ya funciona menos, pero quedan vestigios.

De nuevo es lo mejor que pudo hacer la FFLV en reconocer con gallardía y visión, incluirlo como actor principal del evento, hoy los cantantes son quienes mandan, los demás son eso, los demás. Es una lástima pero así se dan los cambios en todas las cosas. Ahí estaré en sus homenajes y conversatorios aplaudiéndolo y como es lógico guardando mis debidas prevenciones, nunca se sabe. Gracias por todo Mr. Onate.

Columnista
13 septiembre, 2019

El gran cantante en su trono de abril

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Edgardo Mendoza Guerra

¡Al fin se supo! La Fundación Festival de la Leyenda Vallenata decidió con pensamiento abierto, que averiguaré de quien fue, reconocerle al señor Jorge Oñate algo justo y bueno, como los almacenes que invaden hoy nuestras ciudades. Oñate, así con virgulilla, sin importar que él no sepa que es esa vaina del lenguaje, merece y […]


¡Al fin se supo! La Fundación Festival de la Leyenda Vallenata decidió con pensamiento abierto, que averiguaré de quien fue, reconocerle al señor Jorge Oñate algo justo y bueno, como los almacenes que invaden hoy nuestras ciudades.

Oñate, así con virgulilla, sin importar que él no sepa que es esa vaina del lenguaje, merece y además tiene ganado desde hace tiempo un lugar en la historia del vallenato. En mi caso personal he sido doble víctima de su arte y les contaré más adelante: la primera es que cuanto pesito he ganado lo he gastado oyendo su música y escuchando los cuentos que le inventan en su gran mayoría.

En alguna ocasión fui a Caracas y compré toda su colección en CD, un motivo por el que el gran maestro del periodismo y la palabra Carlos Alberto Aterhortua me hacia bullyng, como dicen hoy, repitiendo: Mendoza es la única persona que va a Venezuela a comprar la música de Jorge Oñate. ¡No me crea tan pendejo! Y así fue, conseguí a buen precio su colección y claro la compré.

El año pasado la Gobernación de Norte de Santander brindó un tributo mayor a Jorge, estuve cercano, no lo saludé por el temor que me echaría del cargo. Cuando digo he sido víctima del cantor no es otra cosa recordarle que no ha existido emisora o periódico donde haya trabajado que no haya logrado despedirme con sus influencias grandes que las tiene. Ya hoy no estoy en ninguna nómina y sin embargo averigua para echarme. Cuando el diablo duerme mata moscas con el rabo.

Si hubiese una JEP folclórica, con gusto me acogería y pediría indemnización por esa causa injusta y consiente del gran cantor del vallenato, una LEYENDA como dicen los directivos del festival. Ya me imagino a Oñate hablando con Don Jorge Dangond en Caracol, los Char en Barranquilla y los Galvis de Bucaramanga y Pacho Restrepo del sistema Rumba para sacarme. O tal vez insultarme a través de alguno de sus tantos lambonazos que los ha tenido y siguen siéndolo.

Jorge Oñate tiene una vida musical terriblemente reconocida, con los mejores acordeoneros acompañándolo, no cabe ninguna duda de su valía, desde Los Hermanos López, Emilianito Zuleta, el gran “Colacho” Mendoza con la caja de Rodolfo Castilla, el inolvidable Juancho Rois, los expertos dicen que tocó lo mejor del arte, hasta Alvarito López con muchos clásicos que hoy son referentes del mejor vallenato del mundo. Debo aclarar que todas esas decisiones en mí contra eran porque dizque yo era Diomedista. Nunca lo negué.

Es más, lo sigo siendo. Pero en temas de parrandas y nostalgias Oñate es mi cantor de cabecera. En el Club Bololó nos sentamos a escucharlo, yo a hablar mal de él, y Antonio María Araujo a defenderlo, pienso pendejamente que en algo me desquito.

Muchos locutores y periodistas ven en Oñate un padre, dependieron de él en sus afugias económicas, un viejo truco que ya funciona menos, pero quedan vestigios.

De nuevo es lo mejor que pudo hacer la FFLV en reconocer con gallardía y visión, incluirlo como actor principal del evento, hoy los cantantes son quienes mandan, los demás son eso, los demás. Es una lástima pero así se dan los cambios en todas las cosas. Ahí estaré en sus homenajes y conversatorios aplaudiéndolo y como es lógico guardando mis debidas prevenciones, nunca se sabe. Gracias por todo Mr. Onate.