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Editorial - 30 enero, 2024

El gobierno en la Costa, “haciendo agua”

La costa profunda, la del interior es fluvial y ‘anfibia’, como la denominó el reconocido sociólogo momposino Orlando Fals Borda .

La costa profunda, la del interior es fluvial y ‘anfibia’, como la denominó el reconocido sociólogo momposino Orlando Fals Borda .

Los ríos definen la Costa Caribe colombiana, más que el mar, y especialmente la condición de dura pobreza; y cultura mestiza, mulata y tropical. No solo el río Magdalena, sino el Cauca; pero igual el San Jorge, el Sinú, el Ariguaní, el Cesar, el Guatapurí o el Ranchería. También los que bajan de la Sierra Nevada en sus costados norte y occidental, llegando al mar o a la Ciénaga Grande y ahí siguen estos cuerpos de agua como Zapatosa o Ayapel al occidente hasta la de Simití en el sur. Agua es lo que hay, pero en los acueductos el líquido escasea como también en la agricultura, dada la escasa infraestructura. El agua pasa y se desborda y no se almacena para aprovecharla en época de escasez.

Los mayores macroproyectos de infraestructura que demanda la Costa tiene que ver con encauzar, guardar, proteger, aprovechar el agua.

Al terminar el gobierno Duque los principales proyectos de la Costa estaban apuntando a nuestros ríos: el de la navegabilidad del Magdalena; el del proyecto integral de la Mojana, que según documento CONPES cobijaba municipios de Antioquia, Córdoba, Sucre, Bolívar de los ríos San Jorge, Magdalena y Cauca, de limpieza de caños, ciénagas y obras hidráulicas; el de la recuperación del Canal del Dique, en los departamentos de Bolívar, Atlántico y Sucre, con dragados y obras hidráulicas y esclusas a la altura de Calamar, entre cuyos objetivos se identifica la recuperación de la bahía de Cartagena; proyectos identificados hacia la margen izquierda del río Magdalena .

En la derecha oriental concluían, en las postrimerías del gobierno anterior, los estudios definitivos del embalse los Besotes en el río Guatapurí, y los de la Fase II de la represa del Ranchería.

Esos 5 macroproyectos -por su naturaleza ambientales- representan una inversión del orden de $ 9 billones, que caben en ese eje transformador del ‘Ordenamiento territorial del agua’ que identificó el actual Plan Nacional de Desarrollo.

Por inexperiencia, prevención frente al gobierno que lo antecedió, escaso liderazgo y falta de compromiso de la Nación en el territorio, desinformación, el auspicio sin orientación técnica de reclamos y consultas a comunidades, poca interacción con los mandatarios seccionales, excesivas exigencias ambientales, el gobierno Petro ha desaprovechado la gran oportunidad de hacer proyectos trascendentales para la región.

Al final, es lo que hemos visto, termina aceptando la conveniencia de su ejecución en medio de la ambigüedad y las señales contradictorias, en un pare y siga que ha dilatado los tiempos.

En otra oportunidad hablaremos de los tropiezos con la concesión de la navegabilidad del río Grande. Dio vueltas para poner en ejecución el proyecto de La Mojana, después de una amplia concertación regional; luego fue con la obra del Canal del Dique que se adjudicó como sin querer queriendo y ahora se le está exigiendo licencia ambiental que puede retrasarlo hasta iniciar en el 2025. Está historia continuará…

Editorial
30 enero, 2024

El gobierno en la Costa, “haciendo agua”

La costa profunda, la del interior es fluvial y ‘anfibia’, como la denominó el reconocido sociólogo momposino Orlando Fals Borda .


La costa profunda, la del interior es fluvial y ‘anfibia’, como la denominó el reconocido sociólogo momposino Orlando Fals Borda .

Los ríos definen la Costa Caribe colombiana, más que el mar, y especialmente la condición de dura pobreza; y cultura mestiza, mulata y tropical. No solo el río Magdalena, sino el Cauca; pero igual el San Jorge, el Sinú, el Ariguaní, el Cesar, el Guatapurí o el Ranchería. También los que bajan de la Sierra Nevada en sus costados norte y occidental, llegando al mar o a la Ciénaga Grande y ahí siguen estos cuerpos de agua como Zapatosa o Ayapel al occidente hasta la de Simití en el sur. Agua es lo que hay, pero en los acueductos el líquido escasea como también en la agricultura, dada la escasa infraestructura. El agua pasa y se desborda y no se almacena para aprovecharla en época de escasez.

Los mayores macroproyectos de infraestructura que demanda la Costa tiene que ver con encauzar, guardar, proteger, aprovechar el agua.

Al terminar el gobierno Duque los principales proyectos de la Costa estaban apuntando a nuestros ríos: el de la navegabilidad del Magdalena; el del proyecto integral de la Mojana, que según documento CONPES cobijaba municipios de Antioquia, Córdoba, Sucre, Bolívar de los ríos San Jorge, Magdalena y Cauca, de limpieza de caños, ciénagas y obras hidráulicas; el de la recuperación del Canal del Dique, en los departamentos de Bolívar, Atlántico y Sucre, con dragados y obras hidráulicas y esclusas a la altura de Calamar, entre cuyos objetivos se identifica la recuperación de la bahía de Cartagena; proyectos identificados hacia la margen izquierda del río Magdalena .

En la derecha oriental concluían, en las postrimerías del gobierno anterior, los estudios definitivos del embalse los Besotes en el río Guatapurí, y los de la Fase II de la represa del Ranchería.

Esos 5 macroproyectos -por su naturaleza ambientales- representan una inversión del orden de $ 9 billones, que caben en ese eje transformador del ‘Ordenamiento territorial del agua’ que identificó el actual Plan Nacional de Desarrollo.

Por inexperiencia, prevención frente al gobierno que lo antecedió, escaso liderazgo y falta de compromiso de la Nación en el territorio, desinformación, el auspicio sin orientación técnica de reclamos y consultas a comunidades, poca interacción con los mandatarios seccionales, excesivas exigencias ambientales, el gobierno Petro ha desaprovechado la gran oportunidad de hacer proyectos trascendentales para la región.

Al final, es lo que hemos visto, termina aceptando la conveniencia de su ejecución en medio de la ambigüedad y las señales contradictorias, en un pare y siga que ha dilatado los tiempos.

En otra oportunidad hablaremos de los tropiezos con la concesión de la navegabilidad del río Grande. Dio vueltas para poner en ejecución el proyecto de La Mojana, después de una amplia concertación regional; luego fue con la obra del Canal del Dique que se adjudicó como sin querer queriendo y ahora se le está exigiendo licencia ambiental que puede retrasarlo hasta iniciar en el 2025. Está historia continuará…