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Columnista - 11 enero, 2012

El futuro económico de la región

Por: Basilio Padilla Recientemente las estadísticas del DANE mostraron algo interesante, que era predecible, debido a lo que estamos viviendo en nuestro departamento y especialmente en Valledupar: un aumento en las tasas inflacionarias de 5.05 por ciento, comparado con un 3.73 a nivel nacional, que nos ubican como la tercera ciudad en el país, después […]

Por: Basilio Padilla

Recientemente las estadísticas del DANE mostraron algo interesante, que era predecible, debido a lo que estamos viviendo en nuestro departamento y especialmente en Valledupar: un aumento en las tasas inflacionarias de 5.05 por ciento, comparado con un 3.73 a nivel nacional, que nos ubican como la tercera ciudad en el país, después de Bucaramanga y Neiva, en este campo.
Esto indica un aumento en los precios de bienes y servicios, incluyendo todo lo que tenga que ver con los promedios de costo de vida. Hace tiempo les vengo diciendo a algunos amigos que nuestra región y especialmente su capital, Valledupar, van caminando hacia una especie de burbuja, donde el alto costo de bienes y servicios tiene una gran incidencia. Y si no estamos convencidos de esto, los invito a averiguar los precios de cualquier lote, casa, arriendo, servicios o productos de la canasta familiar. Hace poco un amigo tuvo la curiosidad de averiguar el precio de una casa decadente de las localizadas frente a Guatapurí Plaza Comercial, y casi le dio un choque nervioso cuando le dieron la cifra: 700 millones de pesos. Los procesos inflacionarios son raramente vistos en las regiones, pues generalmente son más universales o de cubrimiento nacional. Sin embargo, en nuestro caso se ven algunas contradicciones e incongruencias, ya que todo esto no se puede explicar en el hecho de una gran demanda mientras las cifras de desempleo permanecen altas, la situación del campo es decepcionante y la infraestructura de la ciudad es insuficiente.
¿Cómo podríamos explicar este fenómeno para nuestra ciudad? Si es que la burbuja de que estamos hablando sucede, un gran factor desencadenante sería la mera especulación existente. Esto sucede cuando también hay una tácita complicidad entre los elementos e individuos que la están promoviendo. Precisamente esto fue lo que sucedió en los EE.UU con la rotura de la burbuja de bienes raíces. Los bancos y las instituciones gubernamentales comenzaron a prestar dinero para la compra de casas y bienes raíces creando una gran demanda que hizo que los precios se incrementaran, en ocasiones, hasta en el 40 y 50 por ciento. Cuando todas aquellas personas comenzaron a pagar sus obligaciones se dieron cuenta de que no tenían el poder económico para hacerlo y como consecuencia comenzó una de las caídas económicas más grandes en la historia de un país, con miles de personas declarándose en bancarrota y abandonando sus propiedades a favor de los bancos. Esta cadena de eventos siempre sigue un mismo camino, por ejemplo, detrás de ella vienen altos precios de arrendamientos que conducen a que los servicios que se prestan tengan que aumentar paralelamente. Estos fenómenos son complejos, ya que otros sectores de la economía permanecen estáticos, creando así un crecimiento irregular que eventualmente puede conducir al derrumbe del sector.
La situación se agrava más para el de la construcción cuando a nivel nacional otros costos se incrementan sin ningún control, como lo son los precios del cemento que supuestamente van a aumentar a finales de este mes, haciendo que los costos de la construcción se aumenten aun más. Entran en juego algunas variables que son antagónicas: una ciudad donde se presiente crecimiento con altas valorizaciones y con los cofres gubernamentales vacíos lo que puede promover un aumento de impuestos. Ya lo anunciaron. Lo interesante aquí es que las alzas de impuestos en las ciudades tienen la tendencia a frenar el crecimiento, porque los empresarios y gentes de negocios siempre buscan los lugares donde se les trate mejor en cuanto a impuestos, servicios públicos y otros insumos.
Los administradores locales pueden mirar algunas alternativas que contribuyan a la solución de estos problemas. Algunas no son populares y tienen la tendencia a crear algún malestar en sectores de la producción entre los habitantes de una región, como es el surgimiento de medidas de control de precios. Paradójicamente, en nuestra región el incremento desmesurado de algunos elementos, solo se ha visto en el sector de servicios y bienes raíces y no tanto en la producción de consumo agrícola, como los elementos de la canasta familiar, leche, carne y huevos.
También podríamos decir que la inminente aplicación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los EE.UU, tendría un efecto favorable, ya que la competencia de algunos productos de importación contribuiría a la baja de precios de algunos productos locales. Bien harían nuestros mandatarios seccionales en conformar un Comité Regional de Estudios Económicos.

Columnista
11 enero, 2012

El futuro económico de la región

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Basilio Padilla

Por: Basilio Padilla Recientemente las estadísticas del DANE mostraron algo interesante, que era predecible, debido a lo que estamos viviendo en nuestro departamento y especialmente en Valledupar: un aumento en las tasas inflacionarias de 5.05 por ciento, comparado con un 3.73 a nivel nacional, que nos ubican como la tercera ciudad en el país, después […]


Por: Basilio Padilla

Recientemente las estadísticas del DANE mostraron algo interesante, que era predecible, debido a lo que estamos viviendo en nuestro departamento y especialmente en Valledupar: un aumento en las tasas inflacionarias de 5.05 por ciento, comparado con un 3.73 a nivel nacional, que nos ubican como la tercera ciudad en el país, después de Bucaramanga y Neiva, en este campo.
Esto indica un aumento en los precios de bienes y servicios, incluyendo todo lo que tenga que ver con los promedios de costo de vida. Hace tiempo les vengo diciendo a algunos amigos que nuestra región y especialmente su capital, Valledupar, van caminando hacia una especie de burbuja, donde el alto costo de bienes y servicios tiene una gran incidencia. Y si no estamos convencidos de esto, los invito a averiguar los precios de cualquier lote, casa, arriendo, servicios o productos de la canasta familiar. Hace poco un amigo tuvo la curiosidad de averiguar el precio de una casa decadente de las localizadas frente a Guatapurí Plaza Comercial, y casi le dio un choque nervioso cuando le dieron la cifra: 700 millones de pesos. Los procesos inflacionarios son raramente vistos en las regiones, pues generalmente son más universales o de cubrimiento nacional. Sin embargo, en nuestro caso se ven algunas contradicciones e incongruencias, ya que todo esto no se puede explicar en el hecho de una gran demanda mientras las cifras de desempleo permanecen altas, la situación del campo es decepcionante y la infraestructura de la ciudad es insuficiente.
¿Cómo podríamos explicar este fenómeno para nuestra ciudad? Si es que la burbuja de que estamos hablando sucede, un gran factor desencadenante sería la mera especulación existente. Esto sucede cuando también hay una tácita complicidad entre los elementos e individuos que la están promoviendo. Precisamente esto fue lo que sucedió en los EE.UU con la rotura de la burbuja de bienes raíces. Los bancos y las instituciones gubernamentales comenzaron a prestar dinero para la compra de casas y bienes raíces creando una gran demanda que hizo que los precios se incrementaran, en ocasiones, hasta en el 40 y 50 por ciento. Cuando todas aquellas personas comenzaron a pagar sus obligaciones se dieron cuenta de que no tenían el poder económico para hacerlo y como consecuencia comenzó una de las caídas económicas más grandes en la historia de un país, con miles de personas declarándose en bancarrota y abandonando sus propiedades a favor de los bancos. Esta cadena de eventos siempre sigue un mismo camino, por ejemplo, detrás de ella vienen altos precios de arrendamientos que conducen a que los servicios que se prestan tengan que aumentar paralelamente. Estos fenómenos son complejos, ya que otros sectores de la economía permanecen estáticos, creando así un crecimiento irregular que eventualmente puede conducir al derrumbe del sector.
La situación se agrava más para el de la construcción cuando a nivel nacional otros costos se incrementan sin ningún control, como lo son los precios del cemento que supuestamente van a aumentar a finales de este mes, haciendo que los costos de la construcción se aumenten aun más. Entran en juego algunas variables que son antagónicas: una ciudad donde se presiente crecimiento con altas valorizaciones y con los cofres gubernamentales vacíos lo que puede promover un aumento de impuestos. Ya lo anunciaron. Lo interesante aquí es que las alzas de impuestos en las ciudades tienen la tendencia a frenar el crecimiento, porque los empresarios y gentes de negocios siempre buscan los lugares donde se les trate mejor en cuanto a impuestos, servicios públicos y otros insumos.
Los administradores locales pueden mirar algunas alternativas que contribuyan a la solución de estos problemas. Algunas no son populares y tienen la tendencia a crear algún malestar en sectores de la producción entre los habitantes de una región, como es el surgimiento de medidas de control de precios. Paradójicamente, en nuestra región el incremento desmesurado de algunos elementos, solo se ha visto en el sector de servicios y bienes raíces y no tanto en la producción de consumo agrícola, como los elementos de la canasta familiar, leche, carne y huevos.
También podríamos decir que la inminente aplicación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los EE.UU, tendría un efecto favorable, ya que la competencia de algunos productos de importación contribuiría a la baja de precios de algunos productos locales. Bien harían nuestros mandatarios seccionales en conformar un Comité Regional de Estudios Económicos.