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Columnista - 26 septiembre, 2013

El estudio Bogoya

Daniel Bogoya, exdirector del ICFES y actual decano de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Tadeo Lozano, presentó un estudio estadístico de los resultados de las pruebas Saber Pro entre los años 2004 a 2012, en el que muestra cómo los estudiantes de las IES sacan mejores resultados a medida que son de un estrato socio económico más alto.

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Por Raúl Bermúdez Márquez

Daniel Bogoya, exdirector del ICFES y actual decano de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Tadeo Lozano, presentó un estudio estadístico de los resultados de las pruebas Saber Pro entre los años 2004 a 2012, en el que muestra cómo los estudiantes de las IES sacan mejores resultados a medida que son de un estrato socio económico más alto.

De hecho la Universidad de los Andes, -que en las pruebas del 2012 obtuvo el mayor promedio- tiene una media de 4.8 en cuanto al nivel socioeconómico de los estudiantes que admite.

El mismo indicador para la Universidad del Chocó –última-, es de 1.2. Es decir en los Andes prevalece el estrato 5 y en la del Chocó el estrato 1.

¿En qué se traduce esa diferencia? Veamos. Al estrato 5 pertenecen las personas que entre otros privilegios percibende 40 a 70 salarios mínimos y que destinan buena parte del ingreso a la inversión.

Son propietarios de fincas agrícolas, ganaderas y de recreo de alguna importancia, de terrenos urbanizables, de negocios financieros, almacenes elegantes, accionistas medianos de empresas grandes, rentistas financieros e inmobiliarios, ejecutivos de empresas importantes, altos mandos militares y de la policía, parlamentarios, magistrados de las cortes y altos funcionarios del Estado.

Viven en barrios exclusivos, poseen más de un vehículo familiar, se educan en colegios y universidades de renombre, con frecuencia en el exterior y pertenecen a prestigiosos clubes sociales.

En contraste, en el estrato 1están quienes, entre otras carencias, tienen un ingreso mensual por familia, de 0.5 a 1 salario mínimo. 

Cubren de manera insuficiente sus más importantes necesidades y se debaten entre el desempleo y el subempleo.Son modestos trabajadores autónomos, informales, jornaleros, cuidanderos, minifundistas, vigilantes, empleados de servicio doméstico, obreros de taller, dependientes de almacén, pequeños artesanos, choferes, meseros, micro tenderos, vereda y aldea, policías y soldados profesionales.

Habitan en inquilinatos, en viviendas de extramuros de las ciudades y en modestas casas de pueblos y veredas. Consumen una alimentación insuficiente, educan los hijos en escuelas públicas mal dotadas y la mayoría de ellos carece de atención médica regular.

¿Por tanto, cuál estudiante tiene mejores condiciones para rendir en el estudio, el de los Andes o el de la Tecnológica del Chocó? La respuesta es tan evidente como la adivinanza, ¿Blanco es y gallina lo pone? Resulta superficial y apresurada entonces la actitud de algunos medios de aprovechar la divulgación del estudio,-que no es clasificación de universidades sino establecimiento de relación entre el estrato de procedencia del estudiante ysu rendimiento académico-, para exponer, por ejemplo, a la UPC al escarnio público a través de titulares de gran despliegue como éste: “La UPC por el suelo”. Quiero pensar que detrás de la maximización de debilidades y minimización de  fortalezas de la universidad que ofrece una oportunidad de superación a la población más vulnerablede la regiónanida un propósito constructivo, no destructivo. 

Columnista
26 septiembre, 2013

El estudio Bogoya

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Raúl Bermúdez Márquez

Daniel Bogoya, exdirector del ICFES y actual decano de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Tadeo Lozano, presentó un estudio estadístico de los resultados de las pruebas Saber Pro entre los años 2004 a 2012, en el que muestra cómo los estudiantes de las IES sacan mejores resultados a medida que son de un estrato socio económico más alto.


Por Raúl Bermúdez Márquez

Daniel Bogoya, exdirector del ICFES y actual decano de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Tadeo Lozano, presentó un estudio estadístico de los resultados de las pruebas Saber Pro entre los años 2004 a 2012, en el que muestra cómo los estudiantes de las IES sacan mejores resultados a medida que son de un estrato socio económico más alto.

De hecho la Universidad de los Andes, -que en las pruebas del 2012 obtuvo el mayor promedio- tiene una media de 4.8 en cuanto al nivel socioeconómico de los estudiantes que admite.

El mismo indicador para la Universidad del Chocó –última-, es de 1.2. Es decir en los Andes prevalece el estrato 5 y en la del Chocó el estrato 1.

¿En qué se traduce esa diferencia? Veamos. Al estrato 5 pertenecen las personas que entre otros privilegios percibende 40 a 70 salarios mínimos y que destinan buena parte del ingreso a la inversión.

Son propietarios de fincas agrícolas, ganaderas y de recreo de alguna importancia, de terrenos urbanizables, de negocios financieros, almacenes elegantes, accionistas medianos de empresas grandes, rentistas financieros e inmobiliarios, ejecutivos de empresas importantes, altos mandos militares y de la policía, parlamentarios, magistrados de las cortes y altos funcionarios del Estado.

Viven en barrios exclusivos, poseen más de un vehículo familiar, se educan en colegios y universidades de renombre, con frecuencia en el exterior y pertenecen a prestigiosos clubes sociales.

En contraste, en el estrato 1están quienes, entre otras carencias, tienen un ingreso mensual por familia, de 0.5 a 1 salario mínimo. 

Cubren de manera insuficiente sus más importantes necesidades y se debaten entre el desempleo y el subempleo.Son modestos trabajadores autónomos, informales, jornaleros, cuidanderos, minifundistas, vigilantes, empleados de servicio doméstico, obreros de taller, dependientes de almacén, pequeños artesanos, choferes, meseros, micro tenderos, vereda y aldea, policías y soldados profesionales.

Habitan en inquilinatos, en viviendas de extramuros de las ciudades y en modestas casas de pueblos y veredas. Consumen una alimentación insuficiente, educan los hijos en escuelas públicas mal dotadas y la mayoría de ellos carece de atención médica regular.

¿Por tanto, cuál estudiante tiene mejores condiciones para rendir en el estudio, el de los Andes o el de la Tecnológica del Chocó? La respuesta es tan evidente como la adivinanza, ¿Blanco es y gallina lo pone? Resulta superficial y apresurada entonces la actitud de algunos medios de aprovechar la divulgación del estudio,-que no es clasificación de universidades sino establecimiento de relación entre el estrato de procedencia del estudiante ysu rendimiento académico-, para exponer, por ejemplo, a la UPC al escarnio público a través de titulares de gran despliegue como éste: “La UPC por el suelo”. Quiero pensar que detrás de la maximización de debilidades y minimización de  fortalezas de la universidad que ofrece una oportunidad de superación a la población más vulnerablede la regiónanida un propósito constructivo, no destructivo.