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Columnista - 13 enero, 2016

El efecto Francisco

Comenzando el año, ciertamente lleno de muchas esperanzas, año, además, de la Misericordia proclamado por el Papa, quiera Dios que ellas se vuelvan realidad, realidades verdaderamente satisfactorias para todos. Los hombres necesitamos de autoridad, de líderes que nos ayuden a conducirnos bien por los caminos de la vida. Líderes religiosos, políticos, líderes económicos, de cuyas […]

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Comenzando el año, ciertamente lleno de muchas esperanzas, año, además, de la Misericordia proclamado por el Papa, quiera Dios que ellas se vuelvan realidad, realidades verdaderamente satisfactorias para todos.

Los hombres necesitamos de autoridad, de líderes que nos ayuden a conducirnos bien por los caminos de la vida.

Líderes religiosos, políticos, líderes económicos, de cuyas actividades está entretejido el devenir humano.

Papa Francisco ha venido demostrando que él puede hablar con conocimiento pleno de todas esas disciplinas y la comunidad internacional lo está siguiendo con expectante interés y confianza. Lo viene haciendo de manera oral, por escrito y mediante hechos concretos.

Es un verdadero líder mundial, y nada en él es improvisado: antes de ser consagrado al Ministerio Petrino, en su Argentina natal era reconocido como gran conductor social. Ahora lo hace desde su Catedra Máxima en la basílica y ante la multitudinaria plaza de San Pedro en Roma, ora en la sede de la ONU, en el congreso de los Estados Unidos de Norteamérica, ante la Cumbre de Paris (COP21) sobre el Cambio Climático, ora ante los presidentes y muchedumbres de países como Brasil, las Filipinas, Cuba, Bolivia, Paraguay y varios del continente africano. Vienen más viajes.

A todo el mundo, el Papa está llamando a la oración, a la meditación, a la reflexión, principiando por sus dirigentes, esperanzando a las multitudes, convocando a todos los hombres de buena voluntad, a modificar nuestra conducta demasiado egoísta muchas veces marcada por intereses sobre todo en los asuntos materiales, sean de orden político o económico, que en principio son legítimos siempre y cuando sean honorables y con resultados equitativos; condiciones que casi nunca se logran si se carece de cultura espiritual sólidamente asentada en la conciencia de cada hombre. Esto es tan cierto que de otra manera uno no se explicaría las masas enormes de gentes que lo rodean y lo siguen a su paso, como depositario y comunicador de lo que más conviene a la persona humana; no cabe duda: Él está por encima de cualquier otro líder mundial. El Papa está alumbrando la mejor ruta.

Es necesario sin embargo que la prensa escrita, radial y televisiva tome más en cuenta estas realidades sociales a fin de que difunda más el pensamiento del Papa. Dan la noticia mediática y luego se olvidan del contenido de sus enseñanzas, que es lo que más importa realmente, a fin de que las gentes las maduren en su mente, las interioricen y las practiquen.

Si no fuere así, todo aquello tan útil y conveniente no pasaría de ser más que un espectáculo. Y él quiere que distingamos entre una mera práctica de piedad, útil pero insuficiente y el compromiso verdaderamente cristiano y humano con el prójimo.

De todos modos, hay medios de comunicación masiva que bien pueden ser utilizados para estar al día acerca de las enseñanzas del Papa. Por ejemplo, la cadena televisiva de alcance mundial EWTN (conocida coloquialmente como de la Madre Angélica); las páginas Web: www.vatican.va; www.zenit.org/es; www.opusdei.org. Además de estos medios, se nota que las redes sociales están muy activas en los comentarios al respecto porque tienen en alta estima las intervenciones del Papa Francisco.

 

Columnista
13 enero, 2016

El efecto Francisco

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rodrigo López Barros

Comenzando el año, ciertamente lleno de muchas esperanzas, año, además, de la Misericordia proclamado por el Papa, quiera Dios que ellas se vuelvan realidad, realidades verdaderamente satisfactorias para todos. Los hombres necesitamos de autoridad, de líderes que nos ayuden a conducirnos bien por los caminos de la vida. Líderes religiosos, políticos, líderes económicos, de cuyas […]


Comenzando el año, ciertamente lleno de muchas esperanzas, año, además, de la Misericordia proclamado por el Papa, quiera Dios que ellas se vuelvan realidad, realidades verdaderamente satisfactorias para todos.

Los hombres necesitamos de autoridad, de líderes que nos ayuden a conducirnos bien por los caminos de la vida.

Líderes religiosos, políticos, líderes económicos, de cuyas actividades está entretejido el devenir humano.

Papa Francisco ha venido demostrando que él puede hablar con conocimiento pleno de todas esas disciplinas y la comunidad internacional lo está siguiendo con expectante interés y confianza. Lo viene haciendo de manera oral, por escrito y mediante hechos concretos.

Es un verdadero líder mundial, y nada en él es improvisado: antes de ser consagrado al Ministerio Petrino, en su Argentina natal era reconocido como gran conductor social. Ahora lo hace desde su Catedra Máxima en la basílica y ante la multitudinaria plaza de San Pedro en Roma, ora en la sede de la ONU, en el congreso de los Estados Unidos de Norteamérica, ante la Cumbre de Paris (COP21) sobre el Cambio Climático, ora ante los presidentes y muchedumbres de países como Brasil, las Filipinas, Cuba, Bolivia, Paraguay y varios del continente africano. Vienen más viajes.

A todo el mundo, el Papa está llamando a la oración, a la meditación, a la reflexión, principiando por sus dirigentes, esperanzando a las multitudes, convocando a todos los hombres de buena voluntad, a modificar nuestra conducta demasiado egoísta muchas veces marcada por intereses sobre todo en los asuntos materiales, sean de orden político o económico, que en principio son legítimos siempre y cuando sean honorables y con resultados equitativos; condiciones que casi nunca se logran si se carece de cultura espiritual sólidamente asentada en la conciencia de cada hombre. Esto es tan cierto que de otra manera uno no se explicaría las masas enormes de gentes que lo rodean y lo siguen a su paso, como depositario y comunicador de lo que más conviene a la persona humana; no cabe duda: Él está por encima de cualquier otro líder mundial. El Papa está alumbrando la mejor ruta.

Es necesario sin embargo que la prensa escrita, radial y televisiva tome más en cuenta estas realidades sociales a fin de que difunda más el pensamiento del Papa. Dan la noticia mediática y luego se olvidan del contenido de sus enseñanzas, que es lo que más importa realmente, a fin de que las gentes las maduren en su mente, las interioricen y las practiquen.

Si no fuere así, todo aquello tan útil y conveniente no pasaría de ser más que un espectáculo. Y él quiere que distingamos entre una mera práctica de piedad, útil pero insuficiente y el compromiso verdaderamente cristiano y humano con el prójimo.

De todos modos, hay medios de comunicación masiva que bien pueden ser utilizados para estar al día acerca de las enseñanzas del Papa. Por ejemplo, la cadena televisiva de alcance mundial EWTN (conocida coloquialmente como de la Madre Angélica); las páginas Web: www.vatican.va; www.zenit.org/es; www.opusdei.org. Además de estos medios, se nota que las redes sociales están muy activas en los comentarios al respecto porque tienen en alta estima las intervenciones del Papa Francisco.