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Columnista - 14 marzo, 2020

El Día Internacional de la Mujer ¿Celebración o conmemoración?

El 8 de marzo de cada año, una fecha que se mezcla entre la conmemoración y la celebración de un hecho trágico sucedido en Nueva York, donde ellas como protagonistas pagaron con su vida al reclamar mejores condiciones laborales; la respuesta de sus patronos a todas sus peticiones fue negativa. Le hice la pregunta a […]

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El 8 de marzo de cada año, una fecha que se mezcla entre la conmemoración y la celebración de un hecho trágico sucedido en Nueva York, donde ellas como protagonistas pagaron con su vida al reclamar mejores condiciones laborales; la respuesta de sus patronos a todas sus peticiones fue negativa.

Le hice la pregunta a una joven conocida de vista: ¿Celebra o conmemora el 8 de marzo?, me respondió rápidamente, casi que no termino: “celebro claro que celebro y por todo lo alto; en la fecha todas somos atracción y tienen que celebrárnoslos”. Seguidamente pregunté a otra mujer; ella, si fue más enfática y directa: “tenemos que acabar con ese machismo que nos rodea, lograr igualdad de derechos, marché para reivindicar los derechos que nos corresponden y que se encuentran en la Constitución y acuerdos internacionales, no pedimos nada ilegal”.

Un 8 de marzo de 1875 en Nueva York, 120 mujeres murieron mientras marchaban, exigiendo igualdad salarial, pues el hombre ganaba el doble que ellas; también, en esa ciudad el 25 de marzo de 1911 en una fábrica de camisas que se incendió, murieron 146 personas, 123 mujeres y 23 hombres. El día internacional de la mujer, fue formalizado por las Naciones Unidas en 1975.

Recogiendo las apreciaciones de las damas al inicio, observando pancartas, oyendo consignas de la marcha a la cual me invitaron, se entiende que ellas no buscan superioridad respecto del hombre; siguen luchando por la defensa e igualdad de oportunidades para todas las mujeres en el contexto universal. Sus conquistas son una experiencia que resiste la embestida de las guerras desde Eva. La superación de las mujeres en el mundo y su capacidad de gestión como protagonistas del desarrollo social, es una lógica tan impecable como abrumadora.

Hoy por hoy, en virtud a estas bondades el posicionamiento y ascenso vertiginoso de los disimiles roles que desempeñan ellas, obteniendo triunfos de capital trascendencia, cargos en el marco de la estructura política social; de vital trascendencia en cualquier rincón de la historia y lo más importante, su accionar en la esfera social, conduce a una política ajustada a las nuevas realidades. El trasegar del género femenino en su desempeño laboral deja la huella de su dulzura y la marca personal de tantos logros derivados de la preocupación genuina por superar el anacrónico estigma que la mujer es menos que el hombre. De tal manera que aquel legendario refrán que dice: Detrás de cada hombre, hay una mujer, perdió vigencia y vigor.

Queda claro que la violencia contra ella, ya sea física, sexual, psicológica, les impide tener paz y desarrollo; originando baja autoestima, sumisión, dependencia y la manera de contrarrestarla es prevenirla, educando desde la infancia a las niñas y a los niños, promoviendo convivencia sana con respeto: Ellas, no quieren más violencia, sobre todo la que procede de sus padres, parejas y jefes.

Es indudable e indiscutible el emprendimiento y empoderamiento que ellas asumen hoy. Las mujeres conmemoran la lucha que ellas a través del tiempo; participan y se integran cada día, haciendo aportes valiosos a la sociedad.

Columnista
14 marzo, 2020

El Día Internacional de la Mujer ¿Celebración o conmemoración?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jairo Franco Salas

El 8 de marzo de cada año, una fecha que se mezcla entre la conmemoración y la celebración de un hecho trágico sucedido en Nueva York, donde ellas como protagonistas pagaron con su vida al reclamar mejores condiciones laborales; la respuesta de sus patronos a todas sus peticiones fue negativa. Le hice la pregunta a […]


El 8 de marzo de cada año, una fecha que se mezcla entre la conmemoración y la celebración de un hecho trágico sucedido en Nueva York, donde ellas como protagonistas pagaron con su vida al reclamar mejores condiciones laborales; la respuesta de sus patronos a todas sus peticiones fue negativa.

Le hice la pregunta a una joven conocida de vista: ¿Celebra o conmemora el 8 de marzo?, me respondió rápidamente, casi que no termino: “celebro claro que celebro y por todo lo alto; en la fecha todas somos atracción y tienen que celebrárnoslos”. Seguidamente pregunté a otra mujer; ella, si fue más enfática y directa: “tenemos que acabar con ese machismo que nos rodea, lograr igualdad de derechos, marché para reivindicar los derechos que nos corresponden y que se encuentran en la Constitución y acuerdos internacionales, no pedimos nada ilegal”.

Un 8 de marzo de 1875 en Nueva York, 120 mujeres murieron mientras marchaban, exigiendo igualdad salarial, pues el hombre ganaba el doble que ellas; también, en esa ciudad el 25 de marzo de 1911 en una fábrica de camisas que se incendió, murieron 146 personas, 123 mujeres y 23 hombres. El día internacional de la mujer, fue formalizado por las Naciones Unidas en 1975.

Recogiendo las apreciaciones de las damas al inicio, observando pancartas, oyendo consignas de la marcha a la cual me invitaron, se entiende que ellas no buscan superioridad respecto del hombre; siguen luchando por la defensa e igualdad de oportunidades para todas las mujeres en el contexto universal. Sus conquistas son una experiencia que resiste la embestida de las guerras desde Eva. La superación de las mujeres en el mundo y su capacidad de gestión como protagonistas del desarrollo social, es una lógica tan impecable como abrumadora.

Hoy por hoy, en virtud a estas bondades el posicionamiento y ascenso vertiginoso de los disimiles roles que desempeñan ellas, obteniendo triunfos de capital trascendencia, cargos en el marco de la estructura política social; de vital trascendencia en cualquier rincón de la historia y lo más importante, su accionar en la esfera social, conduce a una política ajustada a las nuevas realidades. El trasegar del género femenino en su desempeño laboral deja la huella de su dulzura y la marca personal de tantos logros derivados de la preocupación genuina por superar el anacrónico estigma que la mujer es menos que el hombre. De tal manera que aquel legendario refrán que dice: Detrás de cada hombre, hay una mujer, perdió vigencia y vigor.

Queda claro que la violencia contra ella, ya sea física, sexual, psicológica, les impide tener paz y desarrollo; originando baja autoestima, sumisión, dependencia y la manera de contrarrestarla es prevenirla, educando desde la infancia a las niñas y a los niños, promoviendo convivencia sana con respeto: Ellas, no quieren más violencia, sobre todo la que procede de sus padres, parejas y jefes.

Es indudable e indiscutible el emprendimiento y empoderamiento que ellas asumen hoy. Las mujeres conmemoran la lucha que ellas a través del tiempo; participan y se integran cada día, haciendo aportes valiosos a la sociedad.