El próximo domingo serádía definitivo; los resultados electorales podrían causar dolor y desesperanza, el clima es denso; estamos ante la democracia y la derecha. Ese día, la verdad, como el corcho deberá flotar. Ya no más mentiras ni falsas acusaciones por parte de los enemigos de la paz, que han obtenido réditos; el catecismo de […]
El próximo domingo serádía definitivo; los resultados electorales podrían causar dolor y desesperanza, el clima es denso; estamos ante la democracia y la derecha. Ese día, la verdad, como el corcho deberá flotar. Ya no más mentiras ni falsas acusaciones por parte de los enemigos de la paz, que han obtenido réditos; el catecismo de Goebbels se ha impuesto, convertir una mentira en verdad. De este siniestro personaje se dice que es la frase: “calumnia, calumnia, que de ella algo queda”. Este es el soporte teórico de los falsos positivos.
Hacerle creer a la gente que las FARC están a tiro de gracia es una mentira; si el Estado no pudo con ellas cuando eran 20 campesinos mal armados, ahora que son miles, bien armados, menos podrán; recordemos a El Pato, Guayabero y Marquetalia; teóricamente, una guerrilla es inderrotable; EE.UU, con todo su poderío, no pudo acabar a la guerrilla del Vietcom, carente de las ventajas topográficas que ofrece Colombia para esos grupos. Estos se escondían en las extensas arroceras, no en las montañas. El diálogo es la mejor arma.
En lo particular, el resultado electoral me da lo mismo; mi hipotética ganancia no pasaría del campo emocional, pero el país sí que no puede ser indiferente; yo, ya hice mi propia revolución familiar, sin recibir nada de gobierno alguno;tampoco he pertenecido a ningún grupo o partido, ni secta política-religiosa, ni he sufrido el efecto físico de la guerra pese a no estar seguro por mi independencia; me gusta pensar, tengo claro hacia dónde debe ir el país; creo que no debemos regresar a los años de la fundación de las FARC, pero menos a losaciagos años de las AUC; aún se siente el genocida ruido de las motosierras; me preocupa la suerte de Colombiay creo tener autoridad para ayudar a pensar a quienes son víctimas del engaño que se ve en las mismas propuestas.
Zuluaga, p. ej., propone dar un bono de tres millones de pesos a cada niño del SISBEN 1,2 y 3, al nacer. Los costos de la oferta, según la misma campaña, ascenderían de 1.5 o 2 billones de pesos por año, equivalentes a 0.25% del PIB, la mitad de lo que se gasta en ciencia y tecnología. Esta propuesta no es sostenible fiscalmente, es mentirosa. En el sector agrario, Zuluaga va a insistir en la concentración de la tierra en pocas manos, causal de la génesis guerrillera.
El modelo Carimagua es el espejo de esta política. Esta es una vulgar provocación a los campesinos. Santos está en manos de la racionalidad pero Zuluaga podría estar en manos de la fiscalía.
Les invito a votar por la paz, ahora o nunca.
El próximo domingo serádía definitivo; los resultados electorales podrían causar dolor y desesperanza, el clima es denso; estamos ante la democracia y la derecha. Ese día, la verdad, como el corcho deberá flotar. Ya no más mentiras ni falsas acusaciones por parte de los enemigos de la paz, que han obtenido réditos; el catecismo de […]
El próximo domingo serádía definitivo; los resultados electorales podrían causar dolor y desesperanza, el clima es denso; estamos ante la democracia y la derecha. Ese día, la verdad, como el corcho deberá flotar. Ya no más mentiras ni falsas acusaciones por parte de los enemigos de la paz, que han obtenido réditos; el catecismo de Goebbels se ha impuesto, convertir una mentira en verdad. De este siniestro personaje se dice que es la frase: “calumnia, calumnia, que de ella algo queda”. Este es el soporte teórico de los falsos positivos.
Hacerle creer a la gente que las FARC están a tiro de gracia es una mentira; si el Estado no pudo con ellas cuando eran 20 campesinos mal armados, ahora que son miles, bien armados, menos podrán; recordemos a El Pato, Guayabero y Marquetalia; teóricamente, una guerrilla es inderrotable; EE.UU, con todo su poderío, no pudo acabar a la guerrilla del Vietcom, carente de las ventajas topográficas que ofrece Colombia para esos grupos. Estos se escondían en las extensas arroceras, no en las montañas. El diálogo es la mejor arma.
En lo particular, el resultado electoral me da lo mismo; mi hipotética ganancia no pasaría del campo emocional, pero el país sí que no puede ser indiferente; yo, ya hice mi propia revolución familiar, sin recibir nada de gobierno alguno;tampoco he pertenecido a ningún grupo o partido, ni secta política-religiosa, ni he sufrido el efecto físico de la guerra pese a no estar seguro por mi independencia; me gusta pensar, tengo claro hacia dónde debe ir el país; creo que no debemos regresar a los años de la fundación de las FARC, pero menos a losaciagos años de las AUC; aún se siente el genocida ruido de las motosierras; me preocupa la suerte de Colombiay creo tener autoridad para ayudar a pensar a quienes son víctimas del engaño que se ve en las mismas propuestas.
Zuluaga, p. ej., propone dar un bono de tres millones de pesos a cada niño del SISBEN 1,2 y 3, al nacer. Los costos de la oferta, según la misma campaña, ascenderían de 1.5 o 2 billones de pesos por año, equivalentes a 0.25% del PIB, la mitad de lo que se gasta en ciencia y tecnología. Esta propuesta no es sostenible fiscalmente, es mentirosa. En el sector agrario, Zuluaga va a insistir en la concentración de la tierra en pocas manos, causal de la génesis guerrillera.
El modelo Carimagua es el espejo de esta política. Esta es una vulgar provocación a los campesinos. Santos está en manos de la racionalidad pero Zuluaga podría estar en manos de la fiscalía.
Les invito a votar por la paz, ahora o nunca.