Según el Dane, más del 26 % de los jóvenes vallenatos estuvieron desocupados en el trimestre de febrero a abril. Situación que se repite en los mayores, quienes son los que más aportan a la informalidad ante la falta de oportunidades.
El desempleo va más allá de las cifras que mensualmente publica el Dane. Es un problema social con protagonistas y claras consecuencias en el ordenamiento de ciudades como Valledupar, la quinta con mayor tasa de desocupados en Colombia, según el último informe publicado por el organismo para el trimestre móvil de febrero a abril del 2019.
En una ciudad que recién supera el medio millón de habitantes, alcanzar el 16,4 % de desocupados se refleja en las calles, avenidas, semáforos, mercados, esquinas y en la calidad de vida de las personas, aún más si de la población ocupada el 59,1 % lo hace en la informalidad.
Aunque Carlos Giménez, de 37 años, asegure no tener empleo, el Dane no lo cuenta como desempleado por el hecho de vender botellas de agua frente al parque Los Varados de Valledupar, sino como ocupado informal o trabajador por cuenta propia. “Uno se para aquí es por la falta de trabajo”, afirma. Es padre de una menor de dos años que lo acompaña en la sombra del semáforo.
Cuando el sol estuvo fuerte, al final del día las ganancias de las ventas alcanzan para la comida y el arriendo; cuando el día es nublado el desenlace es otro. Pero no siempre estuvo parado al lado de un semáforo ofreciendo botellas de $300 pesos. Hace alrededor de diez meses trabajó como celador gracias a un contrato temporal que no fue renovado.
Al no dedicarse a su actividad, además de ser informal, Giménez entra en el grupo del subempleo objetivo, aquellos que tienen el deseo y han hecho gestión para conseguir un empleo acorde a su profesión pero no lo han logrado. “Lo que pasa es que el curso de preparación para guardia de seguridad me dicen que vale más de $300.000 y no los tengo, pero apenas pueda ahorrar lo hago”, agrega Giménez.
El 16,4 % de desempleo del mes de abril es una cifra histórica, compartiendo ficha como la más alta registrada en Valledupar. Primero se registró en febrero de este año cuando alcanzó el mismo resultado, número que no se presentaba desde el mes de febrero del 2007, hace 12 años, cuando se empezó a medir por el Dane la tasa de desempleo en Valledupar.
Ese 16,4 % equivale a 33.000 personas sufriendo ese flagelo junto con sus familias, unas 120.000 personas, según el Centro de estudios socioeconómicos y regionales, Cesore.
EL PROBLEMA DE LOS NINI
El 26,3 % de los jóvenes vallenatos, de los 14 a 28 años, no tienen empleo, por eso Valledupar es la cuarta ciudad con mayor población juvenil desocupada en el país, la primera es Ibagué con una tasa del 28,2 %.
Andrés Santos es uno de los jóvenes que se suma a las cifras del desempleo en la capital del Cesar. Es Técnico de Sistemas pero no lo ejerce, por lo cual entra al grupo de los Ninis, término acuñado para referirse a los jóvenes que ni estudian ni trabajan, normalmente adolescentes que han terminados sus estudios de secundaria o que no los han culminado y que a partir de allí se quedan sin oportunidades de estudiar o trabajar.
Con 24 años, Santos vive en la casa de sus padres y reconoce no estar interesado por encontrar empleo. Bajo esa disposición engruesa la población económicamente inactiva de Valledupar, que encierra a todas las personas en edad de trabajar que, entre otras cosas, no están interesadas en tener actividad remunerada.
Basados en la muestra, el Dane proyecta que 168.468 vallenatos están ocupados, sin embargo en esa cifra no discrimina entre el gerente de una empresa privada que percibe hasta diez salarios mínimos mensuales y a Luis Alfonso Quintero, de 67 años, quien reúne lo necesario vendiendo frutas en las calles de Valledupar.
Según la muestra del Dane, como Quintero alrededor de 93,381 vallenatos trabajan por cuenta propia, el mayor aportante de empleo.
Son tres protagonistas de décadas diferentes (24, 37 y 67 años) que viven la crisis de desempleo en Valledupar de formas diferente. Por la informalidad, Luis Quintero, seguramente, no gozará de una pensión cuando no pueda trabajar, y Carlos Giménez no podrá gozar de la incapacidad el día que se enferme.
Por: DEIVIS CARO DAZA / EL PILÓN
[email protected]
Según el Dane, más del 26 % de los jóvenes vallenatos estuvieron desocupados en el trimestre de febrero a abril. Situación que se repite en los mayores, quienes son los que más aportan a la informalidad ante la falta de oportunidades.
El desempleo va más allá de las cifras que mensualmente publica el Dane. Es un problema social con protagonistas y claras consecuencias en el ordenamiento de ciudades como Valledupar, la quinta con mayor tasa de desocupados en Colombia, según el último informe publicado por el organismo para el trimestre móvil de febrero a abril del 2019.
En una ciudad que recién supera el medio millón de habitantes, alcanzar el 16,4 % de desocupados se refleja en las calles, avenidas, semáforos, mercados, esquinas y en la calidad de vida de las personas, aún más si de la población ocupada el 59,1 % lo hace en la informalidad.
Aunque Carlos Giménez, de 37 años, asegure no tener empleo, el Dane no lo cuenta como desempleado por el hecho de vender botellas de agua frente al parque Los Varados de Valledupar, sino como ocupado informal o trabajador por cuenta propia. “Uno se para aquí es por la falta de trabajo”, afirma. Es padre de una menor de dos años que lo acompaña en la sombra del semáforo.
Cuando el sol estuvo fuerte, al final del día las ganancias de las ventas alcanzan para la comida y el arriendo; cuando el día es nublado el desenlace es otro. Pero no siempre estuvo parado al lado de un semáforo ofreciendo botellas de $300 pesos. Hace alrededor de diez meses trabajó como celador gracias a un contrato temporal que no fue renovado.
Al no dedicarse a su actividad, además de ser informal, Giménez entra en el grupo del subempleo objetivo, aquellos que tienen el deseo y han hecho gestión para conseguir un empleo acorde a su profesión pero no lo han logrado. “Lo que pasa es que el curso de preparación para guardia de seguridad me dicen que vale más de $300.000 y no los tengo, pero apenas pueda ahorrar lo hago”, agrega Giménez.
El 16,4 % de desempleo del mes de abril es una cifra histórica, compartiendo ficha como la más alta registrada en Valledupar. Primero se registró en febrero de este año cuando alcanzó el mismo resultado, número que no se presentaba desde el mes de febrero del 2007, hace 12 años, cuando se empezó a medir por el Dane la tasa de desempleo en Valledupar.
Ese 16,4 % equivale a 33.000 personas sufriendo ese flagelo junto con sus familias, unas 120.000 personas, según el Centro de estudios socioeconómicos y regionales, Cesore.
EL PROBLEMA DE LOS NINI
El 26,3 % de los jóvenes vallenatos, de los 14 a 28 años, no tienen empleo, por eso Valledupar es la cuarta ciudad con mayor población juvenil desocupada en el país, la primera es Ibagué con una tasa del 28,2 %.
Andrés Santos es uno de los jóvenes que se suma a las cifras del desempleo en la capital del Cesar. Es Técnico de Sistemas pero no lo ejerce, por lo cual entra al grupo de los Ninis, término acuñado para referirse a los jóvenes que ni estudian ni trabajan, normalmente adolescentes que han terminados sus estudios de secundaria o que no los han culminado y que a partir de allí se quedan sin oportunidades de estudiar o trabajar.
Con 24 años, Santos vive en la casa de sus padres y reconoce no estar interesado por encontrar empleo. Bajo esa disposición engruesa la población económicamente inactiva de Valledupar, que encierra a todas las personas en edad de trabajar que, entre otras cosas, no están interesadas en tener actividad remunerada.
Basados en la muestra, el Dane proyecta que 168.468 vallenatos están ocupados, sin embargo en esa cifra no discrimina entre el gerente de una empresa privada que percibe hasta diez salarios mínimos mensuales y a Luis Alfonso Quintero, de 67 años, quien reúne lo necesario vendiendo frutas en las calles de Valledupar.
Según la muestra del Dane, como Quintero alrededor de 93,381 vallenatos trabajan por cuenta propia, el mayor aportante de empleo.
Son tres protagonistas de décadas diferentes (24, 37 y 67 años) que viven la crisis de desempleo en Valledupar de formas diferente. Por la informalidad, Luis Quintero, seguramente, no gozará de una pensión cuando no pueda trabajar, y Carlos Giménez no podrá gozar de la incapacidad el día que se enferme.
Por: DEIVIS CARO DAZA / EL PILÓN
[email protected]