Lo que está pasando con el gobierno Duque parece una pesadilla de terror a la cual le faltan muchos tenebrosos capítulos, una tragedia anunciada que muchos no quisieron ver por el temor infundado de que la izquierda iba a convertir a Colombia en una nueva Venezuela y prefirieron seguir gobernados por la misma élite que […]
Lo que está pasando con el gobierno Duque parece una pesadilla de terror a la cual le faltan muchos tenebrosos capítulos, una tragedia anunciada que muchos no quisieron ver por el temor infundado de que la izquierda iba a convertir a Colombia en una nueva Venezuela y prefirieron seguir gobernados por la misma élite que nos ha mantenido en una espiral de violencia para proteger sus intereses corruptos y seguir viviendo de los privilegios que da el poder; el Uribismo, que cavó su propia tumba al buscar un presidente inexperto y de poco carácter, tiene una impopularidad del 71 %, que como van las cosas puede llegar al 85 %.
Debido al desastre en temas de seguridad, en las ciudades no se puede caminar y en las zonas rurales el ELN, la disidencias de FARC y las bandas criminales hacen paro armado y controlan territorios del Cauca, Nariño, Chocó, Valle del Cauca, sur del Cesar, el Catatumbo y el Bajo Cauca antioqueño; además que ha sido el palo en la rueda para el proceso de paz, como lo denunció la ONU en dos informes demoledores sobre derechos humanos; el asesinato de líderes sociales que ya suman más de 300, en lo que va corrido de este periodo y la eliminación sistemática de guerrilleros que creyeron en la paz.
Pero todavía falta más, EE. UU., publicó esta semana un informe en el que se muestra que la cifra de hectáreas cultivadas de coca aumentó, contradiciendo todas las metas de erradicación del Gobierno y desde Washington ya le impusieron la fumigación, que no dio resultados en el pasado y tampoco dará ahora, porque el campesino si no le sustituyen y le pagan resiembra.
En desempleo no podemos estar peor, una cifra histórica del 13 % y no hay plan para detenerlo; mientras tanto, la protesta social sigue en la calle y se avecina otro gran paro a finales de marzo, que volverá a desestabilizar al Gobierno que planteó una conversación nacional que tampoco ha dado resultados. Y como si este panorama no fuera suficiente, ahora está deslegitimado por las denuncias de compra de votos en la costa de Aida Merlano que la Fiscalía del entrañable amigo de Duque se niega a investigar y con los audios de la Ñeñepolitica engavetados en la Fiscalía de Néstor Humberto por casi dos años.
La situación de inestabilidad de Iván Duque es complicada, con su partido, el Centro Democrático, dividido y recibiendo disparos con fuego amigo y con un Congreso al que le tocó darle mermelada para obtener una mayoría pírrica que no le garantiza gobernabilidad.
El presidente está tratando de contener el castillo de naipes del Uribismo que se derrumba por sus propias fuerzas, con un líder acorralado por muchas investigaciones que lo tienen con un pie en la cárcel. Duque puede terminar como Juan Manuel Santos, después de ser el ungido, el venerado, pasó a ser odiado, perseguido y culpable de todo.
El cierre de este panorama apocalíptico es el coronavirus, llegó a Colombia y puede ser devastador para la economía como está pasando en Italia, máxime aun con nuestro precario sistema de salud, no es de extrañar que termine de liquidar una gestión a la que no se le ve por dónde pueda sacar la cabeza y que tiene al país cada día mas sumido en la desesperanza.
Lo que está pasando con el gobierno Duque parece una pesadilla de terror a la cual le faltan muchos tenebrosos capítulos, una tragedia anunciada que muchos no quisieron ver por el temor infundado de que la izquierda iba a convertir a Colombia en una nueva Venezuela y prefirieron seguir gobernados por la misma élite que […]
Lo que está pasando con el gobierno Duque parece una pesadilla de terror a la cual le faltan muchos tenebrosos capítulos, una tragedia anunciada que muchos no quisieron ver por el temor infundado de que la izquierda iba a convertir a Colombia en una nueva Venezuela y prefirieron seguir gobernados por la misma élite que nos ha mantenido en una espiral de violencia para proteger sus intereses corruptos y seguir viviendo de los privilegios que da el poder; el Uribismo, que cavó su propia tumba al buscar un presidente inexperto y de poco carácter, tiene una impopularidad del 71 %, que como van las cosas puede llegar al 85 %.
Debido al desastre en temas de seguridad, en las ciudades no se puede caminar y en las zonas rurales el ELN, la disidencias de FARC y las bandas criminales hacen paro armado y controlan territorios del Cauca, Nariño, Chocó, Valle del Cauca, sur del Cesar, el Catatumbo y el Bajo Cauca antioqueño; además que ha sido el palo en la rueda para el proceso de paz, como lo denunció la ONU en dos informes demoledores sobre derechos humanos; el asesinato de líderes sociales que ya suman más de 300, en lo que va corrido de este periodo y la eliminación sistemática de guerrilleros que creyeron en la paz.
Pero todavía falta más, EE. UU., publicó esta semana un informe en el que se muestra que la cifra de hectáreas cultivadas de coca aumentó, contradiciendo todas las metas de erradicación del Gobierno y desde Washington ya le impusieron la fumigación, que no dio resultados en el pasado y tampoco dará ahora, porque el campesino si no le sustituyen y le pagan resiembra.
En desempleo no podemos estar peor, una cifra histórica del 13 % y no hay plan para detenerlo; mientras tanto, la protesta social sigue en la calle y se avecina otro gran paro a finales de marzo, que volverá a desestabilizar al Gobierno que planteó una conversación nacional que tampoco ha dado resultados. Y como si este panorama no fuera suficiente, ahora está deslegitimado por las denuncias de compra de votos en la costa de Aida Merlano que la Fiscalía del entrañable amigo de Duque se niega a investigar y con los audios de la Ñeñepolitica engavetados en la Fiscalía de Néstor Humberto por casi dos años.
La situación de inestabilidad de Iván Duque es complicada, con su partido, el Centro Democrático, dividido y recibiendo disparos con fuego amigo y con un Congreso al que le tocó darle mermelada para obtener una mayoría pírrica que no le garantiza gobernabilidad.
El presidente está tratando de contener el castillo de naipes del Uribismo que se derrumba por sus propias fuerzas, con un líder acorralado por muchas investigaciones que lo tienen con un pie en la cárcel. Duque puede terminar como Juan Manuel Santos, después de ser el ungido, el venerado, pasó a ser odiado, perseguido y culpable de todo.
El cierre de este panorama apocalíptico es el coronavirus, llegó a Colombia y puede ser devastador para la economía como está pasando en Italia, máxime aun con nuestro precario sistema de salud, no es de extrañar que termine de liquidar una gestión a la que no se le ve por dónde pueda sacar la cabeza y que tiene al país cada día mas sumido en la desesperanza.