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Columnista - 5 julio, 2020

El coronavirus: parrandeando por Codazzi

El nuevo coronavirus bautizado por la OMS como SARS-CoV-2 (COVID-19), es un virus con una transmisibilidad directa de persona a persona y aunque sus síntomas pueden ser semejantes a un simple resfriado común, puede llegar a producir neumonía viral asociada con bacteriana, cardiopatías, insuficiencia renal aguda, daño cerebral, coagulación intravascular diseminada, secuelas neurológicas e incluso […]

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El nuevo coronavirus bautizado por la OMS como SARS-CoV-2 (COVID-19), es un virus con una transmisibilidad directa de persona a persona y aunque sus síntomas pueden ser semejantes a un simple resfriado común, puede llegar a producir neumonía viral asociada con bacteriana, cardiopatías, insuficiencia renal aguda, daño cerebral, coagulación intravascular diseminada, secuelas neurológicas e incluso la muerte.
Sin el ánimo de convertirme en defensor de oficio ni mucho menos ad honorem de los gobernantes de turno, considero que algunos han venido implementando medidas acertadas sobre la marcha de acuerdo a lo que han ido aprendiendo de esta pandemia insospechada, imprevista e indeseable. Unos con mayor decisión y arrojo han destinado recursos y dedicación para contener y mitigar la virulencia de este microrganismo pero otros han sido más superfluos y banales, tímidos y resignados a la voluntad de Dios.
Debo reconocer que el alcalde de Codazzi Omar Benjumea ha venido implementando una serie de medidas como el toque de queda, ley seca, pico y cédula y las campañas de autocuidado que son de rutina a nivel nacional, las cuales han sido ignoradas por un sector de la población que sigue creyendo que el covid-19 no existe, que esto es una farsa, un negocio para montar la tecnología 5G, que necesitan acabar con el 30 % de la población mundial, que es para hacer unas vacunas e implantarles un chip a todo mundo para tenerlo controlado, etc., etc. Tantas historias falsas propias de películas de ciencia ficción que han llenado de indiferencia, desconfianza y pérdida del temor a este virus mortal.
La otrora capital blanca de Colombia actualmente reporta una cifra de contagios de alrededor de 100 personas, de las cuales un alto porcentaje seguramente forman parte de esos grupos que han permitido que el covid-19 haya encontrado fascinantes aglomeraciones en el mercado y sitios públicos, coronafiestas, jugadores de dominó y de cartas sin tapabocas en las terrazas contando las mejores historias de la barriada y esparciendo gotitas de flugge por doquier, y hasta nos hicimos famosos a nivel nacional e internacional con un sepelio de fantasía propio de una fábula de ensueño acompañado de un baile de champeta exuberante y afrodisiaco ajeno a nuestras costumbres y tradiciones.

Las EPS y el Laboratorio de Salud Publica Departamental también han hecho sus aportes para que el coronavirus siga de parranda ya que no toman las muestras de manera oportuna (ni cerco epidemiológico adecuado) y las que han tomado duran 22 días para el reporte y pareciera que nuestra gente estuviese condenada a la misma suerte del coronel de García Márquez quien murió esperando la tan anhelada pensión por sus largos años de servicios prestados a la patria. En ese lapso de tiempo se muere el burro y el que lo va arreando dice el campesino. Algo inexplicable debido a que en los laboratorios privados tardan solo 36 horas. En ese lapso de tiempo los pacientes son sometidos a toda clase de vejámenes, discriminación, matoneo y problemas familiares inclusive.

Se requiere con urgencia que el alcalde haga uso de las facultades que le confiere la Emergencia Sanitaria decretada por el Gobierno nacional y que le permite tomar medidas rápidas y excepcionales que ponen a su disposición una mayor capacidad para realizar testeos en forma oportuna y eficaz, adquisición de equipos médicos, proporción de alimentos y la utilización de todos los recursos que sean necesarios para garantizar la salud y la vida de su gente.

Estamos a tiempo de evitar una tragedia de grandes proporciones y no es momento para sectarismos ni cuestionamientos estériles, llegó el momento de pasar de la lógica formal a la lógica dialéctica, de la palabra escrita a los hechos concretos ya que por encima de todo está el bienestar de un pueblo aguerrido que tiene puestas las esperanzas en su gobernante. Bendiciones mil.

Columnista
5 julio, 2020

El coronavirus: parrandeando por Codazzi

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Gabriel Dario Serna Gomez

El nuevo coronavirus bautizado por la OMS como SARS-CoV-2 (COVID-19), es un virus con una transmisibilidad directa de persona a persona y aunque sus síntomas pueden ser semejantes a un simple resfriado común, puede llegar a producir neumonía viral asociada con bacteriana, cardiopatías, insuficiencia renal aguda, daño cerebral, coagulación intravascular diseminada, secuelas neurológicas e incluso […]


El nuevo coronavirus bautizado por la OMS como SARS-CoV-2 (COVID-19), es un virus con una transmisibilidad directa de persona a persona y aunque sus síntomas pueden ser semejantes a un simple resfriado común, puede llegar a producir neumonía viral asociada con bacteriana, cardiopatías, insuficiencia renal aguda, daño cerebral, coagulación intravascular diseminada, secuelas neurológicas e incluso la muerte.
Sin el ánimo de convertirme en defensor de oficio ni mucho menos ad honorem de los gobernantes de turno, considero que algunos han venido implementando medidas acertadas sobre la marcha de acuerdo a lo que han ido aprendiendo de esta pandemia insospechada, imprevista e indeseable. Unos con mayor decisión y arrojo han destinado recursos y dedicación para contener y mitigar la virulencia de este microrganismo pero otros han sido más superfluos y banales, tímidos y resignados a la voluntad de Dios.
Debo reconocer que el alcalde de Codazzi Omar Benjumea ha venido implementando una serie de medidas como el toque de queda, ley seca, pico y cédula y las campañas de autocuidado que son de rutina a nivel nacional, las cuales han sido ignoradas por un sector de la población que sigue creyendo que el covid-19 no existe, que esto es una farsa, un negocio para montar la tecnología 5G, que necesitan acabar con el 30 % de la población mundial, que es para hacer unas vacunas e implantarles un chip a todo mundo para tenerlo controlado, etc., etc. Tantas historias falsas propias de películas de ciencia ficción que han llenado de indiferencia, desconfianza y pérdida del temor a este virus mortal.
La otrora capital blanca de Colombia actualmente reporta una cifra de contagios de alrededor de 100 personas, de las cuales un alto porcentaje seguramente forman parte de esos grupos que han permitido que el covid-19 haya encontrado fascinantes aglomeraciones en el mercado y sitios públicos, coronafiestas, jugadores de dominó y de cartas sin tapabocas en las terrazas contando las mejores historias de la barriada y esparciendo gotitas de flugge por doquier, y hasta nos hicimos famosos a nivel nacional e internacional con un sepelio de fantasía propio de una fábula de ensueño acompañado de un baile de champeta exuberante y afrodisiaco ajeno a nuestras costumbres y tradiciones.

Las EPS y el Laboratorio de Salud Publica Departamental también han hecho sus aportes para que el coronavirus siga de parranda ya que no toman las muestras de manera oportuna (ni cerco epidemiológico adecuado) y las que han tomado duran 22 días para el reporte y pareciera que nuestra gente estuviese condenada a la misma suerte del coronel de García Márquez quien murió esperando la tan anhelada pensión por sus largos años de servicios prestados a la patria. En ese lapso de tiempo se muere el burro y el que lo va arreando dice el campesino. Algo inexplicable debido a que en los laboratorios privados tardan solo 36 horas. En ese lapso de tiempo los pacientes son sometidos a toda clase de vejámenes, discriminación, matoneo y problemas familiares inclusive.

Se requiere con urgencia que el alcalde haga uso de las facultades que le confiere la Emergencia Sanitaria decretada por el Gobierno nacional y que le permite tomar medidas rápidas y excepcionales que ponen a su disposición una mayor capacidad para realizar testeos en forma oportuna y eficaz, adquisición de equipos médicos, proporción de alimentos y la utilización de todos los recursos que sean necesarios para garantizar la salud y la vida de su gente.

Estamos a tiempo de evitar una tragedia de grandes proporciones y no es momento para sectarismos ni cuestionamientos estériles, llegó el momento de pasar de la lógica formal a la lógica dialéctica, de la palabra escrita a los hechos concretos ya que por encima de todo está el bienestar de un pueblo aguerrido que tiene puestas las esperanzas en su gobernante. Bendiciones mil.