Mientras el triste repicar de las campanas pincelaba los semblantes de centenares de personas aglomeradas adentro y en los alrededores de la iglesia, acompañando los funerales del maestro Calixto Antonio Ochoa Campo, en el interior de esos semblantes afligidos, en la espiritualidad de la memoria y el corazón, había una inmensa alegría de gratitud por los dones […]
Mientras el triste repicar de las campanas pincelaba los semblantes de centenares de personas aglomeradas adentro y en los alrededores de la iglesia, acompañando los funerales del maestro Calixto Antonio Ochoa Campo, en el interior de esos semblantes afligidos, en la espiritualidad de la memoria y el corazón, había una inmensa alegría de gratitud por los dones que Dios le concedió a este genio de la música y la poesía popular.
Calixto fue un portento, un personaje selecto en la creatividad de canciones picarescas, humorísticas, con un tono coloquial, y otras de estilo romántico en las que poetizaba la nostalgia, el amor y la muerte. Fue un ejemplo de fortaleza y superación humana. Su obra fue premiada con el mejor trofeo que espera un artista, el reconocimiento del público: su música fue y será escuchada, cantada y bailada por los pueblos del Caribe y de otros lugares de Colombia y países vecinos.
William Rosado, en el libro ‘El Mundo de Calixto’, se refiere a las calidades humanas del maestro: “Fue un hombre responsable, nunca llegó a incumplir un contrato.
Supo manejar la fama, los homenajes y las numerosas distinciones recibidas, que nunca trastocaron su personalidad. Además, era muy humanitario, su casa siempre fue campamento de personas necesitadas a quienes con algo les solventaba. Tampoco fue egoísta con sus colegas, cuando era necesario les prestaba sus instrumentos y hasta los músicos de su conjunto”.
En Valledupar, templo del vallenato, el maestro Calixto recibió en vida los más altos honores musicales. La Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, en 2005, exaltó su obra musical al declararlo ‘Compositor Vitalicio’, podio que comparte con Tobías Enrique Pumarejo, Rafael Escalona, Leandro Díaz, Emiliano Zuleta y Adolfo Pacheco.
Y en 2012, la versión del Festival fue en homenaje a su vida y obra. Antes del Festival, en Valencia se realizó un conversatorio, en donde el periodista William Rosado manifestaba la necesidad de construir un museo en homenaje al maestro Calixto. Y el sobrino de éste, Juan ‘El Toto’ Ochoa, quien tiene a su cargo la casa de su abuelo, donde nació Calixto, comentaba que con el alcalde anterior, Luis Fabián Fernández, había hablado sobre ese tema, y sugirió que él podía entregar la casa en comodato.
Con la muerte del maestro Calixto, y la petición formal del periodista Rafael Oñate al gobernador actual, Luis Alberto Monsalvo y al próximo, Franco Ovalle, ojalá se haga realidad ese museo.
Otro reconocimiento al maestro Calixto, que se suma a tantos galardones de su vida artística, es el de ‘compositor por excelencia de la música vallenata’. Sus canciones en los ritmos de paseo, son, merengue y puya son las más interpretadas por los acordeoneros, que en las diferentes categorías aspiran a coronarse reyes del Festival Vallenato. Y como epílogo, estos versos: Siento tristeza y dolor / pero no voy a llorar / yo los invito a cantar / pa´ despedir al cantor.
Mientras el triste repicar de las campanas pincelaba los semblantes de centenares de personas aglomeradas adentro y en los alrededores de la iglesia, acompañando los funerales del maestro Calixto Antonio Ochoa Campo, en el interior de esos semblantes afligidos, en la espiritualidad de la memoria y el corazón, había una inmensa alegría de gratitud por los dones […]
Mientras el triste repicar de las campanas pincelaba los semblantes de centenares de personas aglomeradas adentro y en los alrededores de la iglesia, acompañando los funerales del maestro Calixto Antonio Ochoa Campo, en el interior de esos semblantes afligidos, en la espiritualidad de la memoria y el corazón, había una inmensa alegría de gratitud por los dones que Dios le concedió a este genio de la música y la poesía popular.
Calixto fue un portento, un personaje selecto en la creatividad de canciones picarescas, humorísticas, con un tono coloquial, y otras de estilo romántico en las que poetizaba la nostalgia, el amor y la muerte. Fue un ejemplo de fortaleza y superación humana. Su obra fue premiada con el mejor trofeo que espera un artista, el reconocimiento del público: su música fue y será escuchada, cantada y bailada por los pueblos del Caribe y de otros lugares de Colombia y países vecinos.
William Rosado, en el libro ‘El Mundo de Calixto’, se refiere a las calidades humanas del maestro: “Fue un hombre responsable, nunca llegó a incumplir un contrato.
Supo manejar la fama, los homenajes y las numerosas distinciones recibidas, que nunca trastocaron su personalidad. Además, era muy humanitario, su casa siempre fue campamento de personas necesitadas a quienes con algo les solventaba. Tampoco fue egoísta con sus colegas, cuando era necesario les prestaba sus instrumentos y hasta los músicos de su conjunto”.
En Valledupar, templo del vallenato, el maestro Calixto recibió en vida los más altos honores musicales. La Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, en 2005, exaltó su obra musical al declararlo ‘Compositor Vitalicio’, podio que comparte con Tobías Enrique Pumarejo, Rafael Escalona, Leandro Díaz, Emiliano Zuleta y Adolfo Pacheco.
Y en 2012, la versión del Festival fue en homenaje a su vida y obra. Antes del Festival, en Valencia se realizó un conversatorio, en donde el periodista William Rosado manifestaba la necesidad de construir un museo en homenaje al maestro Calixto. Y el sobrino de éste, Juan ‘El Toto’ Ochoa, quien tiene a su cargo la casa de su abuelo, donde nació Calixto, comentaba que con el alcalde anterior, Luis Fabián Fernández, había hablado sobre ese tema, y sugirió que él podía entregar la casa en comodato.
Con la muerte del maestro Calixto, y la petición formal del periodista Rafael Oñate al gobernador actual, Luis Alberto Monsalvo y al próximo, Franco Ovalle, ojalá se haga realidad ese museo.
Otro reconocimiento al maestro Calixto, que se suma a tantos galardones de su vida artística, es el de ‘compositor por excelencia de la música vallenata’. Sus canciones en los ritmos de paseo, son, merengue y puya son las más interpretadas por los acordeoneros, que en las diferentes categorías aspiran a coronarse reyes del Festival Vallenato. Y como epílogo, estos versos: Siento tristeza y dolor / pero no voy a llorar / yo los invito a cantar / pa´ despedir al cantor.