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Columnista - 1 abril, 2022

El cinturón de la verdad

Jesús, en la oración intercesora, pidió al Padre que, aunque permaneciéramos en el mundo, fuéramos santificados en la verdad, porque su palabra es verdad. 

“Ceñidos vuestros lomos con la verdad”. Efesios 6,14

La Biblia nos enseña a ponernos la armadura de Dios, revestirnos de Cristo para poder estar firmes contra las asechanzas del enemigo. Tres de esos seis elementos de la armadura, el cinto de la verdad, la coraza de justicia y el calzado del apresto del Evangelio de la paz, deben ser vestidos antes de ponernos firmes en pie de lucha.

En estos días, cuando los chismes políticos vienen y van y se hace uso indiscriminado de las redes sociales, se hace necesario apretarnos el cinturón de la verdad y decidir qué creer. Hablemos acerca de eso: No siempre es fácil elegir la verdad puesto que el cinturón que le debe dar firmeza y soporte al resto de la armadura siempre está bajo continuo ataque. Si no está bien ajustado no puede sostener en su lugar el resto de los elementos de la armadura. 

El arma principal de nuestros enemigos siempre será la mentira o las verdades a medias. La mejor manera de ceñirnos o apretarnos el cinturón consiste en relacionar todo lo que hacemos y la vida misma con la verdad eterna de la Palabra de Dios. Si escuchamos, o presenciamos algo que no armonice con la verdad de Dios, debemos descartarla. Si se nos presenta la oportunidad de hacer o decir algo que compromete o contradice la verdad, evitemosla. 

Caros amigos: adoptemos esta sencilla norma de conducta: Los que andan en la verdad son mis amigos, los que andan en la mentira, no cuenten conmigo. ¡Mis amigos son los amigos del Evangelio! Cuando aprendamos a caminar en la verdad, no tendremos nada que ocultar, no tendremos que cubrir a Dios o a nadie más. Todo lo que hagamos estará a plena luz. Además, será la única manera de quitar a los enemigos el poder de las mentiras que lanzan sobre nosotros. Si claudicamos en ese empeño y damos lugar a la mentira en nuestras vidas, estamos cediendo el control de nuestras vidas a un poder ajeno y destructor.

Jesús, en la oración intercesora, pidió al Padre que, aunque permaneciéramos en el mundo, fuéramos santificados en la verdad, porque su palabra es verdad. 

La manera de desalojar las mentiras, grandes y chiquitas de nuestras vidas no es mediante el razonamiento o la investigación, sino admitiendo que somos llamados a vivir en la verdad, apretando nuestra correa para operar siempre en el plano de la verdad. En ocasiones será amenazante; pero, en realidad, la verdad es una amiga que libera y nunca nos avergonzará. ¡Nunca nos arrepentiremos de hacer lo correcto y de decir la verdad! 

Estemos pues firmes y busquemos la amistad sincera con aquel que dijo ser el camino, la verdad y la vida. No guardemos mentiras ni ocultemos dobleces en nuestros corazones. Nos es lícito fallar, pero vivamos a plenitud, siendo libres y estando en paz con Dios, con nosotros mismos y con nuestros semejantes. ¡Alíate con la verdad para elegir a nuestro próximo presidente!¡Atézate los pantalones y cíñete el cinturón de verdad! Un abrazo y bendiciones abundantes…

Columnista
1 abril, 2022

El cinturón de la verdad

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Valerio Mejía Araújo

Jesús, en la oración intercesora, pidió al Padre que, aunque permaneciéramos en el mundo, fuéramos santificados en la verdad, porque su palabra es verdad. 


“Ceñidos vuestros lomos con la verdad”. Efesios 6,14

La Biblia nos enseña a ponernos la armadura de Dios, revestirnos de Cristo para poder estar firmes contra las asechanzas del enemigo. Tres de esos seis elementos de la armadura, el cinto de la verdad, la coraza de justicia y el calzado del apresto del Evangelio de la paz, deben ser vestidos antes de ponernos firmes en pie de lucha.

En estos días, cuando los chismes políticos vienen y van y se hace uso indiscriminado de las redes sociales, se hace necesario apretarnos el cinturón de la verdad y decidir qué creer. Hablemos acerca de eso: No siempre es fácil elegir la verdad puesto que el cinturón que le debe dar firmeza y soporte al resto de la armadura siempre está bajo continuo ataque. Si no está bien ajustado no puede sostener en su lugar el resto de los elementos de la armadura. 

El arma principal de nuestros enemigos siempre será la mentira o las verdades a medias. La mejor manera de ceñirnos o apretarnos el cinturón consiste en relacionar todo lo que hacemos y la vida misma con la verdad eterna de la Palabra de Dios. Si escuchamos, o presenciamos algo que no armonice con la verdad de Dios, debemos descartarla. Si se nos presenta la oportunidad de hacer o decir algo que compromete o contradice la verdad, evitemosla. 

Caros amigos: adoptemos esta sencilla norma de conducta: Los que andan en la verdad son mis amigos, los que andan en la mentira, no cuenten conmigo. ¡Mis amigos son los amigos del Evangelio! Cuando aprendamos a caminar en la verdad, no tendremos nada que ocultar, no tendremos que cubrir a Dios o a nadie más. Todo lo que hagamos estará a plena luz. Además, será la única manera de quitar a los enemigos el poder de las mentiras que lanzan sobre nosotros. Si claudicamos en ese empeño y damos lugar a la mentira en nuestras vidas, estamos cediendo el control de nuestras vidas a un poder ajeno y destructor.

Jesús, en la oración intercesora, pidió al Padre que, aunque permaneciéramos en el mundo, fuéramos santificados en la verdad, porque su palabra es verdad. 

La manera de desalojar las mentiras, grandes y chiquitas de nuestras vidas no es mediante el razonamiento o la investigación, sino admitiendo que somos llamados a vivir en la verdad, apretando nuestra correa para operar siempre en el plano de la verdad. En ocasiones será amenazante; pero, en realidad, la verdad es una amiga que libera y nunca nos avergonzará. ¡Nunca nos arrepentiremos de hacer lo correcto y de decir la verdad! 

Estemos pues firmes y busquemos la amistad sincera con aquel que dijo ser el camino, la verdad y la vida. No guardemos mentiras ni ocultemos dobleces en nuestros corazones. Nos es lícito fallar, pero vivamos a plenitud, siendo libres y estando en paz con Dios, con nosotros mismos y con nuestros semejantes. ¡Alíate con la verdad para elegir a nuestro próximo presidente!¡Atézate los pantalones y cíñete el cinturón de verdad! Un abrazo y bendiciones abundantes…